miércoles, 1 de marzo de 2017

La luz posible de Rafael Petit Jiménez

En el prefacio de este poemario, La luz posible, Víctor Pereira afirma que el nombre es el más primitivo modo abstracto de localización, ni el adjetivo ni el número lo hacen, sino a través de un nombre que los enfoca. La palabra debe llegar a superar lo imposible para no convertirse en “fósil semántico”. La palabra busca e intenta ser el suceso, aunque no siempre lo logra; un suceso único, especial, puede rescatar la palabra de la rutina y convertirla en estado amoroso.

La palabra sale de la sombra y se hace “luz posible”. Todo lo inicia la oscura sugestión de una frase: El abismo encontró el alba/ entre las rocas (p.39). “El amor nos obliga a organizar el mundo de otra manera”, dice Pereira. El poema también, a veces en códigos difíciles de descifrar conceptualmente, pero sentidos y expresados en el sistema poético de la imagen.
“El amor siendo poesía, en sí no es poema”, requiere de un poeta y de una escritura, de una lengua que lo haga posible, a través del dominio poemático o poético. Escritura y amor deben coincidir en el poema, objeto artístico en su forma y en su cuerpo.

Solo el anhelo por tu imagen/ crea el reclamo…

El poeta se enfrenta al desafío de volver posible lo imposible, dejar que lo otro (lo amado) sea a través de uno. El amor y el poema se convierten en posibilidad de vivir, de trascender al cuerpo.

Estos 106 poemas o textos, divididos en tres secciones: Captura – De la otredad encendida – Con rotura. Expresiones metafóricas encerradas en estrofas diversas, de verso libre. Poemas breves unos, extensos otros, sonoros, rítmicos. Todos titulados, lo que no presenta el mejor acierto, aunque esté en cierto modo justificado. La espaciación y los desplazamientos también están justificados. Voz y mirada de lo interno, deseo, nostalgia. Ruptura del tiempo histórico.

El poeta nos presenta una particular evasión hacia el cuerpo. Devenir del tiempo natural donde pervive la íntima historia del ego y del alter, a través de los cuales se contempla y nombra el propio universo. Captura de un yo poético escasamente distanciado del yo empírico. Petit, nos dejó en sus poemas un punto de encuentro de la otredad, lo erótico-poético.

Conocí a Rafael Petit, cuando todavía era tiempo para escuchar su voz, de tono grave. Como dice Víctor Pereira, murió siendo un niño; “vivió 53 años siendo un niño y murió sin haber terminado de descuajarse de rocío”.

Ahora, la soledad/ hurga mi tristeza y al final/ llena de vacíos/ los espacios/ de esta sangre… el mismo vacío de un precario erotismo: Se fugó de mi pecho/ un día la gaviota de alas bajo el fuego/ dejándome en las piedras de los labios/ quemadas las plumas colgadas en el iris…

Puente o espejos donde el mundo entra por los poros. A veces una palabra es verso: Vertiente/ Humedad/ Oculta… ¿Cuándo es tarde para que viva un poeta? Por eso le pregunta al vacío… si esta soledad será eterna. 

Esta obra tendrá que ser leída y discutida, recreada muchas veces, aun contra el tiempo. 

Rafael Petit Jiménez. Escritor, poeta, actor, dramaturgo y alguna vez funcionario público. Nacido en Lecherías, estado Anzoátegui, el 19 de enero de 1937. Fallecido en Villa de Cura el 2 de septiembre de 1990. Vivió en diferentes sitios de Venezuela: Caracas, Maracaibo y Villa de Cura. En esta última ciudad se desempeñó como secretario de la Cámara Municipal de Zamora (Aragua). Desde temprana edad dedicó parte de su vida a la escritura, en especial a la poesía. Fue un hombre sumamente culto y un gentil caballero.

Es poco conocida la faceta Petit como actor, director de teatro y dramaturgo. En Caracas dio vida al TEIMA, (Teatro Experimental IMA), agrupación que activó el movimiento cultural en el barrio Isaías Medina Angarita y coadyuvó en la organización del Festival de Teatro de los Barrios. En Villa de Cura, fue fundador  y director del grupo GEXZAM (Grupo Experimental Zamora) con Radamés Guzmán como primer actor, grupo que fue génesis de la vida teatral del municipio Zamora.

Gran parte de su obra poética y dramática permanece inédita, pero deberían figurar en esta "La senda", obra en tres actos y la comedia "Involución", puestas en escena por el grupo TEIMA. 

Entre otras cosas, también dio impulso al movimiento serenatero en Villa de Cura, junto a otros cantores y cantoras, acompañados por extraordinarios músicos exponentes del casi extinto género serenata. Fue, sin lugar a dudas, un cultor integral a la vez que un decidido promotor del movimiento cultural zamorano. (Información aportada por Belkys Petit)

(Villa de Cura, mayo, 1993; texto ampliado, febrero, 2017).

Por: Argenis Díaz
Foto: Cortesía de Belkys Petit, retocada por Jhon Manuel Cáceres

Referencias

Hipocampo. Folios de hipocampo. Mayo 1993.
La Luz posible. Rafael Petit Jiménez. Editorial Trazos, 1.000 ejemplares.
Los Teques, estado Miranda. 1990.



Rafael Petit Jiménez

Rafael Petit Jiménez...
donde estés o donde estás
tres veces te llamo amigo
porque lo fuiste en verdad.
Amigo en la mansa calma
y amigo en la tempestad,
con tu mano siempre abierta
y tu sonrisa cordial,
más que amigo fuiste hermano
sin remilgo ni antifaz.
Eras todo un monumento
al amor y a la amistad.


Rafael Petit Jiménez...
donde estés o donde estás
no te lloro al evocarte
ni me da por sollozar,
simplemente yo te canto
con mi rima de cristal
y la elevo como ofrenda
donde estés o donde estás.
Para ti una rosa roja
y una nota musical
para ti toda la gloria
y la estrella de la Paz.


Pablo Cabrera
De: El Canto del Ruiseñor. 1992.


Ficha del libro

La luz posible. Rafael Petit Jiménez

Diseño de la portada en base a un cuadro de Paul Delvaux: 
Víctor Pereira.

Diagramación: 
Gilberto Petit.
Marisol Narvaiza.

Coordinación Gráfica:
Oswaldo Tosco.

c) 1990, Editorial Trazos.

ISBN 980-07-0214-8

Primera edición 1.000 ejemplares.
Caracas. Venezuela.

Impresión 
Tipografía Sima.
Diciembre, 1990. 
Los Teques, Edo. Miranda. Venezuela.


Selección de poemas

Miedo a volar

Veo a lo lejos una garza
remontar
prisionera de su nido.
El tiempo destrozó sus alas.
Pero las reconstruyó
dejando atrás las sombras
y el miedo a volar

(De: Captura, p. 50)


Seremos solo roca

Posiblemente vueltos a la distancia
al final del camino si es que existe camino
seremos solo rocas
y en la mente
no habrá que recordar

(De la otredad encendida, p. 78)


Cuando amanezca

Cuando amanezca
y las espigas de mi muerte temprana
alumbren el contenido
de mi 
vuelo
sé que lloverás
itinerante 

(De la otredad encendida, p. 95)


Nada

Ni hay nada que te abrigue más
que mis pensamientos.

Ellos son armonía
en silencio.

(De la otredad encendida, p. 100)


Quiebre

Mírame en silencio
atraviesa
pálpame
abraza mi regreso
dame la mano y ríe
hazle cariño al quiebre de mi voz que casi llora.

Déjate morder por mi ansiedad
despedaza con tu hablar este silencio
dame un sonido para el yunque
cogido en mis sentidos.
Déjame dar vendimia.

(De: Con rotura, p. 118)



Rafael Petit Jiménez (1937 - 1990)
Foto retocada.


Rafael Petit Jiménez (1937 - 1990)
Foto de la contraportada del libro.



Portada del libro







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