martes, 25 de agosto de 2020

“El Quijote” villacurano: ‘independiente, pero no indiferente’

Uno de los periódicos villacuranos de más larga data en la historia local fue El Quijote, que según el poeta José Manuel Morgado, fue fundado por J. L. Sanabria Méndez el 25 de agosto de 1932, y se imprimió en la Tipografía La Esperanza (revista Expresión N° 32. p.10). No obstante, en su libro Pasado y presente de Villa de Cura (1974), Salustiano Yusti Prieto escribe que la edición N° 1  de "El Quijote" lleva como fecha el 23 de agosto de 1932, siendo su editor-director J. L. Sanabria Méndez, solo hay discrepancia en la fecha.

Esta parece ser la primera etapa de este periódico, aunque el mismo Yusti Prieto, agrega en su inventario sobre el periodismo villacurano que antes existió "El Quijote" y que nació en Villa de Cura el año 1929 y el N° 3 lleva fecha de 1° agosto, y como director figura Carlos F. Gross, editado en la "Tipografía La Religión". En sucesivas etapas, en los años 1935 y 1937, sigue figurando Sanabria Méndez como director; en 1945, primera quincena de agosto, El Quijote tiene como director a Rafael Viloria.

Finalmente, en su quinta etapa, El Quijote reaparece en agosto de 1966, Año 1, "el primer número de la quinta época" bajo la dirección y administración de Inocencio Adames Barrios y Germán Cordero Padrón. Editorial Miranda.

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El Quijote. Un periódico independiente, pero no indiferente. 

El "editorial" de El Quijote, publicado en portada, dice:

¿Con Quién Vamos?

 Como el célebre canoero del Arauca, antes de atravesar el “ancho, mudo y solitario río”, contestaremos con la voz clara y firme: con Dios, que es amor, guía y esperanza y con el pueblo, que como escribió tan bellamente Bolívar, “es el que mejor conoce, con luz verdadera, lo que es conveniente y lo que es justo”. Fieles a nuestro lema: “independientes, pero no indiferentes”; iniciamos nuestras labores sin compromisos con ningún grupo político, social o económico y solo aspiramos, aunque en forma muy modesta, servirle a la noble colectividad villacurana. En esta quinta etapa de “El Quijote” están presentes en el recuerdo y el sentimiento las sombras astrales de sus fundadores: José Sanabria Méndez, Aníbal Paradisi y Candelario Matos, cuyas inteligencias invocamos para que nos iluminen y ayuden en las tareas que nos proponemos cumplir. En este, el primer número de la quinta época de “El Quijote” – y conste que no hay quinto malo – presentamos nuestro respetuosos saludo a las Autoridades civiles, militares y eclesiásticas, a la Banca y al comercio villacurano, a la Prensa nacional y muy especial a nuestro colega y conterráneo “El Villacurano” con quien pensamos compartir, que no competir, en las tareas informativas al servicio del pueblo. Salud y adelante.

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J. L. Sanabria Méndez - ꝉ-

Fundador y Director de “El Quijote”, cifra valiosa del periodismo villacurano, padre de familia honesto y cumplidor de sus deberes, impulsor decidido del deporte y de nuestras tradicionales Fiestas Patronales, ciudadano ejemplar que enorgullece el gentilicio villacurano y lega a sus descendientes ejemplo de limpia honestidad y de trabajo. Para referirse a él, escribió, quien fuera su amigo y colaborador, el también desaparecido poeta Dr. Aníbal Paradisi, estas bellas palabras: “su testimonio está en su propia historia, nació de cuna humilde y aquí en su propio pueblo ha querido plantarse como un árbol, porque su historia es esta: una raíz que sale de la tierra y un ramaje que asciende bajo el sol”.

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Peldaño

Nueva Salida

Como hecho de apreciable significado para los intereses culturales de la comunidad aragüeña –dentro del modesto propósito en que él se produce- merece calificarse la reaparición del periódico “El Quijote”. Con esta nueva salida, la quinta en término de cuarenta años, supera, simbólicamente, este vocero el número de las realizadas por el inmortal visionario manchego. Y si este símil es aceptable en lo puramente formal, mayor validez le concedemos cuando en él van comprendidas finalidad e intención, que siempre fueron nobles y provechosas.

De esto último pueden dar fe quienes hayan observado la trayectoria del periódico villacurano en sus etapas anteriores. Sin escapar a ninguna de las conocidas dificultades que han acechado y siguen acechando a este tipo de empresa en el medio provinciano, “El Quijote” hizo siempre honor a su nombre, como abanderado de los mejores ideales de progreso bien entendido. No en balde estuvo asistido desde su iniciación por gente de valía en lo intelectual y en lo personal. Logró subsistir con dignidad, mérito máximo para un órgano de libre orientación; retirarse discreta y oportunamente cuando ello se consideraba necesario; y hacerse visible de nuevo cada vez que su presencia pudo ser útil al conglomerado del cual recibió apoyo y aplauso.

Usando del crédito que tales antecedentes le abonan, “El Quijote” puede ostentar hoy, con orgullo, una línea de servicio pocas veces igualada en el interior venezolano por publicaciones de su clase. Y en los anales periodísticos de Aragua esta quinta salida le da sitio de excepción. Desaparecidos los órganos que contribuyeron eficazmente a enaltecer esa actividad en la región (“El paréntesis”, “El Industrial”, “Brotes”, “La Voz de Aragua, “Juventud” y otros), toca ahora a él, en días de mayores exigencias, mantener al alto los fueros de esta tradición. Dada la conocida veteranía de sus editores no cabe duda de que ello se logrará plenamente. Aragua  está de pláceme por este motivo.

Abiertos están los derroteros para la andanza fecunda que los días presentes reclaman con más ahínco y premura que ayer. No será ella del todo grata. Volverán a salir al paso, como antes, como siempre, malsines y fariseos cuya misión no deja lugar para equivocaciones. A contrarrestar esa nefasta influencia va precisamente la acción del periódico, cuando está rectamente conducida.

Se cuenta que Juan Vicente González, al redactar el material de sus periódicos, lo hacía pensando siempre en sus enemigos, presuntos o ciertos. Y explicaba: “Son ellos quienes me leerán con mayor atención y procurarán censurarme con mayor acritud; si lo escrito va inspirado por la equidad y la justicia, jamás me alcanzará la ola venenosa”. Son enseñanzas para todos los tiempos.

MRU (Miguel Ramón Utrera)

El Quijote, año 1 (p. 3). Quinta Época. Editorial Miranda. Villa de Cura, Aragua. 1966.


El Quijote. Quinta Etapa. 1966.


miércoles, 19 de agosto de 2020

Editorial Miranda: transitando el mundo de las artes gráficas

“La Editorial Miranda es toda una institución en la imprenta aragüeña. Es un taller que nació y creció bajo la dirección de un hombre honesto y trabajador… se trata de Inocencio Adames Barrios”. Así comienza la entrevista realizada por El Vigía al director actual de la Editorial Miranda, Inocencio Adames Aponte “Chencho”, hijo del fundador de la empresa. La publicación tiene fecha de marzo de 1992, en ocasión de los 50 años “de fructífera labor” de dicha editorial.

Reproducimos parte de la entrevista 28 años después, cuando la editorial llega a su “edad mayor” en Villa de Cura, en medio de una crisis que viene afectando el trabajo de toda imprenta en el país, como falta de papel, de insumos y otros recursos…

Con respecto al nacimiento de la Editorial Miranda, Chencho comentó:

“En el año 41, mi padre, Inocencio Adames Barrios y Vinicio Jaén Landa, adquieren una imprenta en Caracas y se traen la maquinaria para Villa de Cura, aquí, ya instaladas arranca la imprenta el 16 de enero de 1942 bajo la dirección de José Sanabria Méndez, en un local que estaba situado en donde está hoy Maracay Entidad de Ahorro y Préstamo, luego fue trasladada en un inmueble frente a don Froilán Aguirre y de ahí al local donde está hoy día. Al año de estar funcionando se retira de la empresa Vinicio Jaén y le vende su parte a mi padre, quien aprendió el oficio bajo la enseñanza de Sanabria Méndez, quien era excelente tipógrafo. En el año 1944, Sanabria Méndez pasa a dirigir la imprenta del Estado, por recomendación de Aníbal Paradisi, y mi padre pasa a dirigir la imprenta”.

Inocencio Adames Barrios se inicia como tipógrafo en el año 1929, antes de fundar la Editorial Miranda, trabajó en la Tipografía La Esperanza de Rafael María Díaz.

Inocencio Adames era un excelente tipógrafo, con una gran experiencia acumulada durante 50 años de trabajo ininterrumpido en ese campo, tan complejo y delicado. Además de excelente tipógrafo, fue un próspero pelotero; el beisbol era su pasión, jugaba en el campo corto a las mil maravillas. Cuando el Ayacucho Star se tituló campeón, Inocencio Adames fue el manager del juego que le dio el título nacional. En el año 1969 fue elegido concejal por el MEP, pero nunca llegó a incorporarse a la Cámara Municipal.

(IAA) “En el año 1960, con 11 años de edad, ingresé a la Escuela Técnica Popular Don Bosco en Caracas, para cursar estudios de Artes Gráficas, naturalmente quería estudiar Tipografía, pero por mi estatura, (no alcanzaba el chibalete) no me permiten estudiar esta especialidad. Yo insistí, y argumenté que tenía experiencia ya que ayudaba a mi padre en el taller, debido a la insistencia me probaron y reconocieron esa experiencia y me dejaron en el curso, ya que me querían enviar a estudiar encuadernación.

“De allí egresé en el año 65 en la Primera Promoción de esa escuela, como Técnico en Artes Gráficas, mención Linotipo. Me hice acreedor de una beca por un año en Alemania donada por “Alianza para el Progreso” la cual no pude disfrutar debido al compromiso de trabajar con mi papá en la editorial, a la cual me incorporo inmediatamente.”

Sabemos que Inocencio Adames “Chencho” es un verdadero maestro de las artes gráficas y la tipografía desde muy joven, como su padre Inocencio Adames Barrios, “eso lo demuestra la gran cantidad de ediciones que ha publicado esa editorial, bajo su dirección” (EV).

(IAA) “Los primeros clientes de la Editorial Miranda, era oriunda de los llanos. La editorial sacaba un periódico de San Juan de los Morros llamado “El Guariqueño”, también sacaba “El Quijote” de Sanabria Méndez y “El Villano” de J. M. Morgado y Viloria. Esta Editorial ha sido escuela formadora de tipógrafos, entre ellos tenemos a Juan Meza, J. M. Morgado, Ezequiel y Cruz Alberto Gutiérrez, Manuel Aparicio, Pablo Lovera, Pedro Flores “Chachaíta”, al ahora arquitecto César Flores Chapellín, el Dr. Julio Villalobos, Luis Nieves, Rogelio Tejada “Majomo”, Félix Carrizalez. Entre los más nuevos están René González, William López, José Bolívar Mejías “Pelusa”, Tulio Rojas, Elías Hernández, Jesús Parra, Andrés Mauro y Eliseo Adames”.

 La Editorial Miranda ha editado importantes obras, entre ellas tenemos: Aquella Aldea del poeta Miguel Ramón Utrera; “Historia de Villa de Cura” del historiador Oldman Botello. En 1968 se publica el folleto “Aragua en el diario de Sir Robert Her Porter”, que por cierto es la única traducción que se conoce del primer representante diplomático inglés en el país entre 1825 y 1842 y traducido por el fallecido historiador y antropólogo Walter Dupouy.

 También la Editorial Miranda ha editado todos los libros del historiador y profesor Oldman Botello, en total 45 libros, ha impreso los libros del poeta Miguel Ramón Utrera, de Salustiano Yusti Prieto, del Dr. Luis Acosta Rodríguez, José Girlando, Dr. Yury Naranjo, Dr. Gonzalo García Bustillos, Diego Nicolás Chirinos, Jorge Paz Navas, Dr. Roberto Lovera De Sola, el poeta J. M. Morgado, Félix Guzmán, Enrique Hidalgo, Alfonzo García Ceballos, Germán Fleitas Núñez, Pedro Mosqueda, Eduardo Venavides, Dr. Freddy Briceño, Ramón Machado, Ana Belén Aular, Dr. Gilberto Guerrero Quintero, que por cierto es el único en el país sobre Posiciones Juradas; Ángel Eduardo Acevedo; ha editado también la bibliografía del historiador Federico Brito Figueroa; Francisco Febres Cordero Briceño, la revista “Colonia China en Venezuela” de Pamela Fong y muchas otras obras.

 Al momento de realizar la entrevista, “Chencho” Adames expresó: “Estamos terminando de imprimir la obra “Ahora si veo clarito” de Pedro Mosqueda; Memoria de Aragua (volumen II) de Pedro Ruiz; La imprenta  y el periodismo en Villa de Cura, de Oldman Botello y “Genio o Dios”, esto nos indica que Editorial Miranda es la imprenta que mayor número de libros ha editado en toda la historia del estado Aragua y la mayoría de ellos en la década de 1981 a 1991, es una referencia muy importante en la historia de la imprenta en Aragua y en particular en Villa de Cura.

Editorial Miranda ha publicado obras de gran interés para la historia local, como son: Pasado y presente de Villa de Cura, de Salustiano Yusti Prieto (1974); Historia de Villa de Cura/ Transito por la vida de un pueblo, de Oldman Botello (2005) y Villa de Cura. Pasiones, conflictos y juegos de dominación (1790-1863) [Incluye testamento del dueño originario de la Casa del Santo Sepulcro y hechos históricos no revelados por la crónica histórica villacurana], del historiador Johnny Hernández Calvo. También se imprimió es esta editorial el quincenario El Vigía de José M. Seijas.

La obra cumbre de la Editorial Miranda es la revista Expresión (1981), la cual edito en nombre de mi padre Inocencio Adames Barrios “Muty”, pilar de las artes gráficas”.

 (EV) En realidad, la revista Expresión es el orgullo de “Chencho” Adames, es una revista con clase, comparada a las mejores del país, es una revista hecha con arte y profesionalismo, con contenido variado e interesante. Expresión es también orgullo de Villa de Cura y Aragua entera.

(IAA) “Muy pronto pondré en funcionamiento un equipo de “Pre-Prensa” que consiste en un equipo de computación en donde, en la misma pantalla se diseña como va a salir la página, esto colocará a Editorial Miranda entre las más tecnificadas del país. Yo me siento orgulloso cuando me visitan algunos colegas y se quedan asombrados al ver nuestro taller, que siendo tan reducido, se encuentren en él todas las áreas de la artes gráficas”.

 (EV) Chencho Adames tiene un proyecto con el cual aportará algo a las artes gráficas, que tantas satisfacciones le ha dado y es un entrenamiento sobre artes gráficas a los alumnos de la Escuela de Niños Cantores, esto ya lo ha tratado con el director, [presbítero] Salvador Rodrigo y muy pronto será una realidad…

 Fuente: El Vigía. Villa de Cura, marzo de 1992.

 

 José Manuel Morgado y sus inicios como tipógrafo

 Según el testimonio del poeta José Manuel Morgado, en un artículo publicado en la revista Expresión de diciembre de 1991, antes de la Editorial Miranda existió una tipografía llamada  “Tipografía La Esperanza”. Cuenta Morgado que él vivía en una “modesta” ubicada en la esquina conocida como “La Esquina del Muelle” de la calle Curita- hoy calle Páez- a la que el escritor y poeta Aníbal Paradisi describió “melancólica y triste como un sueño en derrota”.

Escribe el poeta: “al frente de nuestra vivienda funcionaba un taller tipográfico denominado Tipografía La Esperanza, propiedad de una familia de apellido Adames, cuyo jefe de casa, don Pedro Adames, era un anciano alto, gibado ya por la edad, blanco, de albas barbas que remataba en una fina perilla…” Luego sigue el poeta Morgado:…en aquel taller tipográfico trabajaba –aún adolescente- un tío nuestro que comenzó allí el oficio de gráfico, que luego sería su oficio definitivo para ganarse la vida, y con el cual al correr del tiempo, logró una modesta posición económica. Su condición, pues, de trabajador de “La Esperanza” me dio a mí la oportunidad a mi edad infantil arriba mencionada (9 años), de curiosear en las actividades de la tipografía, lo que yo trataba de compensar recogiendo los “tipos” esparcidos en el suelo y barriendo el local una que otra vez”.

 En la Tipografía La Esperanza se editó el quincenario “El Quijote”, según Yusti Prieto, “teniendo con editor responsable a J. L. Sanabria Méndez. Su N° 1 es de 23 de agosto de 1932”

 “Fallecido don Pedro Adames paso el taller a la propiedad de Jacinta Adames, su hermana, creo que la única para entonces, y a la que yo oía nombrar –y en mi casa me inculcaron también que la llamara así-  “La niña Jacinta”. Una señora ya en la ancianidad, como su hermano… En el taller, no sé si vivo aún don Pedro Adames o en la sucesión de la niña Jacinta, entró como jefe del mismo, J. L. Sanabria Méndez, quien en 1932 –el 25 de agosto, exactamente- fundó el periódico “El Quijote”. Recuerdo que aparte de mi tío Inocencio Adames Barrios trabajaba también en “La Esperanza” el joven Rafael Rivas G. […] fallecida La Niña Jacinta, los sucesores vendieron la tipografía “La Esperanza”.

“Algún tiempo después, Sanabria Méndez, junto con Adames Barrios y Vinicio Jaén Landa, formó una sociedad que adquirió un taller tipográfico al que denominaron “Editorial Miranda”. Creo que fue por el año 1941. Allí se siguió editando “El Quijote” hasta que al ascender a la presidencia de la República el general Isaías Medina Angarita, este designó Gobernador del Estado Aragua al Dr. Aníbal Paradisi, quien a su vez nombró a Sanabria Méndez director de la Imprenta del Estado. Posteriormente Adames Barrios quedó dueño absoluto de la Editorial Miranda.

“Instalada la Editorial Miranda, pues, completada ya mi educación Primaria en la Escuela Arístides Rojas (1942), a las puertas aún de mi adolescencia, entre a trabajar en ella”.

Con los años, el poeta Morgado abrió su propio taller con el nombre de Tipografía J. M. Morgado, donde imprimió siempre su periódico “El Cotejo Mocho”.

 

El oficio de imprimir la tradición

El escritor y poeta Pedro Ruiz, en 1999, escribió un artículo en el diario El Aragüeño titulado: Editorial Miranda: el oficio de imprimir la tradición, donde expresa, en parte:

“A veces, allí en la tradicional esquina de la calle Miranda, convergen escritores de distintas partes del país con sus manuscritos debajo del brazo y la ilusión de verlos como un solo cuerpo de palabras en corto tiempo. Y siempre se produce el milagro, porque Chencho Adames conserva intacta la fe y la creencia en el valor sagrado de la palabra empeñada”.

 Y eso es Editorial Miranda: una historia y una tradición en el campo de las artes gráficas, en Villa de Cura, Aragua y Venezuela.

 Texto Argenis Díaz/ 2020.

Inocencio "Chencho" Adames y Freddy Covis
en la imprenta.


"Chencho" Adames en su imprenta. 2020.

Inocencio Adames Aponte, editor y tipógrafo.


Artículo publicado en El Vigía en 1992.

 

Publicaciones de la Editorial Miranda.

Vea en YouTube:




jueves, 13 de agosto de 2020

Luis Fragachán: quimera y poesía

De Luis E. Fragachán, o simplemente Luis Fragachán, tenemos poca información. Algunos dicen que era villacurano, y otros, que era caraqueño. El testimonio de Oscar Carrasquel nos lleva a que en realidad el poeta Fragachán era oriundo de Puerto Cabellos y viajaba con frecuencia a Villa de Cura. Además del poeta José Manuel Morgado y Carrasquel, fue conocido también de Juan Bautista Alayón, a quien le debo la tenencia del poemario “Llamaradas”. También debe haber viajado a Caracas, donde conoció a otros músicos y compositores como Manuel Briceño y Lorenzo Herrera, que quizás era su contemporáneo. Herrera nació en caracas el 2 de agosto de 1896 y falleció el 21 de enero de 1960, pero adquirió fama internacional como cantante y compositor. En cambio, el nombre de Luis Fragachán sobrevivió gracias al merengue El norte es una quimera.

Se sabe que Fragachán viajó a Nueva York; duró muy poco tiempo en esa ciudad, pero le dio el motivo para escribir su famosa canción “El Norte es una quimera”, de grata recordación y que ha sido interpretada por excelentes músicos como Cecilia Todd, Simón Díaz y grupos como Los Cañoneros y Serenata Guayanesa, entre otros.

Se cuenta que muchos venezolanos estaban emigrando a Nueva York afectados por las dificultades económicas que aquejaban el país. Sin embargo, tenían que ganarse la vida, haciendo labores sencillas como de lavado, planchado, costura, entre otros oficios. Así se defendió Lorenzo Herrera con su familia lejos de su hogar, en 1924, a sus 28 años.

Cuando Lorenzo Herrera decidió probar suerte fuera de su país, “ya se encontraban allí personajes que serían sus futuros colegas, entre ellos, Manuel Briceño y Luis Fragachán, quien pronto regresó desilusionado y escribió la guasa-protesta El Norte es una Quimera, que se puso de moda en 1928”. Pero Lorenzo Herrera, con su pasión por conocer e interpretar la música de Venezuela, empezó tocando en pequeños restaurantes donde cobraba apenas propinas, e iba componiendo canciones que posteriormente fueron exitosas y lo convertirían en el primer cantautor de Venezuela y máximo exponente del criollismo urbano. Al fallecer Juan Vicente Gómez (1935), empezaron a regresar los artistas que estaban en el exterior, y entre ellos, Lorenzo Herrera, quien volvió cantando boleros.

Lo cierto es que Luis Fragachán fue compositor, guitarrista y poeta. En su poemario Prosa y Poesía, José Manuel Morgado le dedica un soneto y lo llama “camarada”. En este poema hay referencia de dos libros que publicaría Fragachán: Retumbo y Llamaradas, que ya hemos mencionado. He aquí el poema de Morgado:

Fragachán

A Teobaldo Parra, Pedro Ezequiel González, Antonio Moreno e Inocencio Barrios.

Fragachán, el poeta y camarada

que con sus huesos abonó la tierra…

maldecidor del malo y de la guerra

con su Retumbo y Llamaradas.

 

Fragachán de la noche y de la nada

su añoranza de pronto se me aferra

al llegar como brisa de la sierra

que baja a perfumar la madrugada.

 

Enjuto, desgarbado y campechano

con su noble guitarra de la mano

lo recuerdo tal cual en el dolor

 

Y confieso nostálgico y con dejo:

me daba la impresión de un árbol viejo

al que de pronto le nació una flor.


José Manuel Morgado. Villa de Cura, 22/10/75.

 En su poemario Llamaradas, Luis E. Fragachán advierte en un Prólogo en versos:

 Os ofrezco estos poemas,

duros como guijarros

y desnudos como indios

de una tribu salvaje.

En ellos no hallaréis

la música doliente

de una canción nostálgica;

ni la hemiplejia lírica

de la medida exacta.

No encontraréis tampoco

en mis poemas

hechos a golpes imprecisos

por la realidad

ni la estética del frac,

ni el olor del cigarrillo exótico,

ni el sabor del champán.

Este puñado de palabras

están exoneradas de prejuicios;

porque pasaron clandestinamente

por la aduana infamante

de las claudicaciones.

 Si leyéndolas tropiezas

con algún pensamiento

que armonice en tu sentir

y tu pensar

eso, únicamente,

colmará mi anhelo. (p. 3, 4)

 También le cantó a El Ávila, que llama “Dromedario en descanso/ al orillas del Caribe/ rendido bajo el peso/ de la fecundidad… En sus entrañas lleva/ toda la sed de América, y por calmarla, hunde/ sus fauces en el mar/ … (12)

 Y poemas llenos de romance como este:

 Se quemó en tus ojos

 La inquieta mariposa de mi anhelo

buscando luz, se me escapó del alma

y la miré volar por los senderos

en la diafanidad de una esperanza.

 

Atravesó los campos del ensueño

sin encontrar la luz que ella buscaba;

parecíanle opacos los luceros…

y prosiguió su vuelo entre la sombra...

 

Y cuando ya sus alas vacilaban

en volar, vio en la penumbra

el resplandor de tu mirada bella.

Hizo un esfuerzo por besar la luz

y se quemó en el fuego de tus ojos

la inquieta mariposa de mi anhelo. (9)

 

 Otra perla como esta, Promesa:

 Y... habrá una sola patria,

de fronteras ilímites  

más allá de la tierra.

 

Se cantará un solo himno

bajo la sombra diáfana

de incolora bandera

 

Los hombres y mujeres

de esa patria futura  

serán superhumanos;

no sabrán de envidia,

ni el odio, ni la guerra..!

Y en vez de “compatriotas”

se llamarán hermanos.

 

Bajo el templo del cosmos,

comulgarán las almas

con una misma hostia

y una oración callada

le rezarán a Dios. ( 17)


También le canta a su guitarra.

Mi guitarra enferma

 

Mi guitarra está enferma

de afección digital,

tiene fiebre muy alta

de inefable armonía;

debilidad de arpegios;

dolor de melodía

y depresión completa

de acorde musical.

 

Y el médico me ha dicho

que es un caso de anemia

y en un claro de luna

escribió esta receta:

Una canción galante

con gotas de bohemia

y casarla muy pronto,

pero… con un poeta. (22)

 

Por último, la canción: El Norte es una quimera:

 Letra y música: Luis Fragachán

 Me fui para Nueva York

en busca de unos centavos;

he regresado a Caracas

como foete de arrear pavos:

el norte es una quimera.

¡Que atrocidá!

y dicen que allá se vive

como un pachá


*Ay, Nueva York

no me halagas con el oro;

tu riqueza la rechazo,

no me agrada y la deploro

A Nueva York,  yo más no voy

allá no hay vino

no hay berro ni hay amor.

 

Todo el que va a Nueva York

se vuelve tan embustero

que si allá lavaba platos

dice aquí que era platero

El norte es una quimera.

¡Que atrocidá!

y dicen que allá se vive

como un pachá.

 

* Ay, Nueva York...

 

Todo el que va a Nueva York

se vuelve tan embustero

que si allá cargaba cajas

dice aquí que era cajero.

El norte es una quimera.

¡Que atrocidá!

y dicen que allá se vive

como un pachá.

 

* Ay, Nueva York...

 

Yo no vuelvo a Nueva York

lo juro por San Andrés

no me gusta hablar inglés

ni montar en ascensor

El norte es una quimera.

¡Que atrocidá!

y dicen que allá se vive

como un pachá.


* Ay, Nueva York...

 

Texto y fotos: Argenis Díaz/ 2020.

 

Referencias

Prosa y poesía. José Manuel Morgado. Villa de Cura. 1981.

Llamaradas. Poemas. Luis E. Fragachán. Impresos Unidos. Caracas. Sin fecha.

http://cuentaelabuelo.blogspot.com/2012/09/el-joropo-historia-y-evolucion-5-el.html

http://venelib-antao.blogspot.com/2015/05/historia-de-la-cancion-el-norte-es-una.html

https://www.youtube.com/watch?v=QiuWZjkUT7Q

 

Luis E. Fragachán, poeta y compositor.



Poemario Llamaradas de Luis E. Fragachán.


miércoles, 12 de agosto de 2020

TIPOGRAFÍA JM.: UN RINCONCITO CULTURAL Y BOHEMIO

Por: Oscar Carrasquel*

¿Cómo es en realidad una Peña? En nuestro país dícese de las Peñas que son  “Puente de saber, cultura y cordialidad”. Así cataloga en sus diversas publicaciones en un cintillo el reconocido Círculo de Escritores de Venezuela (CEV) para hacer una definición de las diversas peñas  que envuelven al ser en cualquier actividad humana.

Villa de Cura en su dimensión fue hace años un  pueblo físicamente pequeño, de pocas barriadas, pero de manera acelerada se fue convirtiendo en ciudad. Tuvo en un tiempo muchos lugares campechanos, pero muy distinguidos y emblemáticos  para facilitar a sus moradores y visitantes el entretenimiento espiritual.

Un rinconcito bohemio que conocimos y visitamos mucho en los años 50 en La Villa,  fue la sastrería del caraqueño don Augusto González, en la calle Miranda, refugio de escritores, juglares, poetas y músicos que visitaban la población, como el poeta y guitarrista Luis Fragachán, el creador de "El Norte es una quimera", recién llegado de Puerto Cabello, por cierto muy amigo del poeta JM Morgado.

Dentro de los  momentos estelares yo nunca olvido uno de los lugares más representativos en Villa de Cura  como lo fue la "Tipografía JM". Como es de recordar la  imprenta fue montada por el escritor, periodista de larga trayectoria y poeta José Manuel Morgado. De allí salían por encargo talonarios, tarjetas de bautizo, tarjetas de presentación  e invitaciones para entierros; cuya sede conocimos primero, por los años 50 en la calle Comercio frente al bar del  italiano Juan Trotta; después José Manuel instaló su taller en la calle Bolívar y Villegas, aledaña al taller de alpargatería de don Leandro Nieves; y por último, mudada a la calle Páez, frente Almacenes Cristo Rey. Y además la tipografía también tuvo respiro en el laborioso poblado de El Sombrero, estado Guárico.

En el interior de este taller de tipografía en Villa de Cura vimos crecer y nos hicimos muy amigos de una Peña literaria que se mantuvo tiempo activa, bautizada como LA PEÑA MORGADO. A ella nos integramos desde su fundación muchos de sus amigos. Lo cierto es que  para donde quiera que se mudaba la "Tipografía JM", detrás en su caminar iba todo  tiempo La Peña Morgado, y su guilindajo de guitarras, poesías, canciones y amenas tertulias.

Coincidimos en más de una oportunidad en frecuentes reuniones con  Vinicio Jaén. A la conocida Tipografía la visitó la poetisa y escritora Rosana Hernández Pasquier, Argenis Díaz, Antonio Moreno, Víctor Parra Rivero, Ingrid Chicote, la preferida; su compadre Inocencio Adames “Chencho”, entre otros más...  Procedentes de Maracay, recuerdo como concurrentes  a José Aloise Abreu,  Julio Morillo (humorista-caricaturista), Pedro Ruiz, Omaira Ochoa, Luis Alberto “El Toro” Contreras, José Rosario Delgado, Olga María Arguinzones,  Oldman Botello, periodistas todos o columnistas de las páginas de  El Siglo. Algunas veces  el poeta  Pedro Ruiz venía acompañado del  concertista de guitarra  Efraín Silva a ofrecer sus interpretaciones. Recuerdo asimismo en este mismo círculo al poeta  Aly Pérez y  el artista del pincel Carlos Martínez, Cejota.

Ninguno de los espacios donde funcionó la Tipografía "JM" y su engranaje La Peña Morgado fue desahogado, pero cabía todo el que llegaba. De aquí salían frescas las ediciones de un periódico humorístico conocido como El Cotejo Mocho. Esta publicación de fino humor tuvo una vida de más de 30 años de circulación y últimamente, el poeta hacía un gran esfuerzo para que saliera al aire de manera ocasional. Circuló como el único periódico humorístico de toda la región aragüeña, no supimos de uno similar. 

Por cierto existe un ritmo de merengue para orquesta cuya letra nació de la inspiración del poeta JM, con música y arreglo del maestro Germán Cordero Padrón en homenaje a "El Cotejo Mocho". El canto era ofrecido como serenata cuando el periódico o su editor cumplían años. También el ritmo "El Cotejo Mocho" se oía en retretas y paseos musicales cuando venía la gran fiesta de San Luís Rey de Francia en agosto.

A esta cita bohemia  de gran bonhomía y cordialidad no faltaba la guitarra grande de Carlos Parra Díaz, la guitarra del maestro Esteban Nieves y la voz de su hermano Adrián Nieves, la voz de don Pedro Ezequiel González; el tanguero Antonio Martínez Santaella, el profesor Germán Cordero, Julio Martínez "El Che"; y pidiendo espacio con su guitarra en la mano nuestro siempre recordado don Dámaso Toledo; Gustavo Niazoa el popular Chingolo, con su cuatrico bajo del brazo; Braulio Pérez Balza, que era un artista desentrañando canciones del Indio Araucano y  Evelio Román “Gentile”, que rebasaba la sala de la tipografía afinando su requinto. A veces el grupo se reducía, y en otras ocasiones se nutría y crecía como el Caño Iguez (Portuguesa) en invierno. 

Cualquier persona sin importar su posición en la colectividad podía entrar en esta conocida Peña. Aquí en estas reuniones llegaba gente de cualquier clase social o tendencia ideológica. A nadie se le pedía carnet ni esplendor alguno. Nuestra agrupación era como “La Viña del Señor” donde  cabía todo el mundo.

Creaciones poéticas de JM y de diversidad de poetas y escritores se escuchaban   en la voz de retumbo de Teobaldo Parra Coronado. Allí se grababa en un aparato reproductor de los de antes, y los casetes iban a parar dentro de un cajoncito de madera a reposar en un estante del taller tipográfico.

Nadie mejor para contar historias sencillas de La Villa y de sus personajes que el talento del poeta Morgado, mezclados con estilo humorístico y poético. Fino redactor y diagramador. Trabajaba pero siempre encontraba tiempo para compartir su espíritu alegre con todos sus amigos. Allí no se escuchaba ruido alguno sino el de la máquina Chandler y un reproductor de música. Le dedicó incontables crónicas y libros a su pueblo con amor. Su amor por Villa de Cura era desbordante la conocía  en su totalidad.

Muchas veces  se presentaban ingeniosas interpretaciones teatrales escenificadas por Teobaldo, Vinicio y Morgado, metidos de lleno en sketches  de Aquiles Nazoa  y  de diversos humoristas y dramaturgos venezolanos, entre ellos Rafael Guinand, Antonio Saavedra y otros autores. Además nos entretenían mucho  con sus chistes y anecdotario.

Esta llamada "Peña de Morgado" no poseía estancia fija, su base era la Tipografía pero a veces se convertía en  itinerante, libre como el viento, parecía una hembra de la calle; de repente un domingo se traslada al grato Valle de Tucutunemo; a veces bajo el techo de una bodega en El Espinal, o en  la estancia olorosa a jardín de José Seijas, o se instalaba bajo la matica  de Semeruco de Isabelita Córdova donde ella cantaba. De repente estaba en  el rancho de empalizada de Héctor Lombano “Casunga”; en el bar La Garita de don Carlos Almenar, bajo las ramas del samán.  Se desplazaba por una larga vereda a la casa  de Bladimir Morgado, en El Toquito.  Finalmente paraba en la casa que habitaba JM en la parroquia Las Mercedes, frente al picacho de “Los Chivos”, sombreada por una mata de cotoperiz, cuyo ramaje o mitad del árbol respiraba para la calle. Todas las interpretaciones  de los presentes eran amenizados por el trino de una paraulata rabo blanco,  a la cual el poeta le abría la jaula y no intentaba volar nunca.

Como señalamos al principio, todas las canciones, poesía, relatos, cuentos y comentarios que producían los integrantes de la "Peña de Morgado", quedaron grabados  en casetes de la época. Durante los viajes que realizamos  por carreteras del Sur de Aragua y El Sombrero, los disfrutamos en el reproductor del auto. En el trayecto, inspirados por la musa, de vez en cuando nos gustaba pedalear un  "roncito cultural".

Hemos pretendido pintar un panorama breve de la vida de esta Peña que tuvo muchos años de vigencia en la ciudad de Villa de Cura. He querido ponerle hoy un poco de cantares y colores como un  homenaje de recordación y cariño a  nuestro queridísimo amigo y hermano José Manuel Morgado a quien hoy estuviésemos celebrando su cumpleaños número noventa y seis.

Yo a veces medio dormido  me pongo a pensar en la figura del poeta y recuerdo que el día  8 de agosto era su cumpleaños y como siempre me tropiezo con muchas remembranzas, con lágrimas de tristeza pero también con entusiasmo. El hombre se nos  marchó en un amanecer villacurano, livianito, íngrimo y solo, con su agenda apretada debajo del sobaco, vestido todo de blanco.

El poeta José Manuel Morgado, la Peña Morgado y la tipografía "JM" parece que aún existiera con toda la fuerza en la sencilla historia bohemia y la cultura local. Esta amada Peña abrirá caminos a las nuevas generaciones, nuevos caminos seguramente. Descansa en paz querido amigo.

*Cronista popular, villacurano.

La Villa de San Luís, agosto 2020

Referencia

https://letrasdeoscarcarrasquel.blogspot.com/2016/06/tipografia-j-m-morgado-un-rinconcito.html?

Poeta JM Morgado.
Foto: Cortesía de Elio Martínez.


El poeta José manuel Morgado en su tipografía.
Foto: Archivo Villa Literaria Zamora.



martes, 11 de agosto de 2020

Enyú Sael Peña Oramas: músico, oboísta y director de orquesta

Enyú Sael Peña Oramas. Músico, oboísta y director de orquesta. Nació en Valencia, estado Carabobo (Venezuela) el 11 de agosto de 1974. A la edad de un año llegó a Maracay donde sus padres establecieron residencia definitiva. Su madre Lilieth Oramas Ríos, su padre Edgar Peña. Su abuelo Pablo Oramas Tirado formó parte fundamental en su crianza. Su hermano Oczael Peña Oramas. Su esposa Luz Marina Abero y su hijo Sael Peña Abero.

Inició su sólida formación en la Escuela de Música Federico Villena de Maracay, donde recibió en 1999 el grado de Profesor Ejecutante de Oboe. Ese año egresó como Licenciado del Educación mención Educación Musical de la Universidad de Carabobo, que obtuvo con mención honorífica Cum Laude. En el 2005 se graduó de Magíster en Música en la Universidad Simón Bolívar bajo la tutoría del reconocido maestro Alfredo Rugeles.

Como oboísta ha sido guiado por maestros como José Carbonara, Miguel Rutigliano y Lido Guarnieri. En el área de dirección orquestal ha estado en cursos y seminarios internacionales con los maestro Sung Kwak, George Mark y Bruno Aprea. En 1997 egresó de la novena promoción de directores corales de la Universidad de Carabobo. Ha sido miembro destacado de la Orquesta Sinfónica de Aragua con la cual ha realizado giras internacionales por España, Colombia, Aruba y Cuba. Ha participado en importantes eventos como el Festival Internacional de Música de Cámara de la Colonia Tovar, Concierto Sinfónico 75° Aniversario del Rotary Maracay y el concierto académico realizado en el Teatro de la Opera de Maracay en el 2019.

Se ha desempeñado como director musical de las Orquestas Sinfónicas Federico Villena y Juvenil de Maracay y director invitado con la Orquesta Sinfónica de Aragua, con las cuales realizó innumerables conciertos al lado de solistas regionales y nacionales como Efraín Silva, Arnaldo Pizzolante, Cayito Aponte y Serenata Guayanesa. Director encargado de Escuela de Música Federico Villena y Sinfónica de Maracay y oboísta en la Orquesta Sinfónica de Aragua. Además forma parte del Ensamble Venezuela d’ Kmara como oboísta, arreglista y compositor.

En 1998 recibió el Premio a la Excelencia del Joven Aragüeño en el área de Cultura que otorga la Asamblea Legislativa del estado Aragua. En el 2005 le fue otorgado el San José Centenario por la Alcaldía de Girardot; en el 2006 recibe la Lira de Oro y en el 2007 el Botón de Honor del Club de Leones.

En mayo de 2012 fue seleccionado por el Rotary Internacional y la Fundación Rotaria como Embajador Cultural de Buena Voluntad en la República de Italia durante una gira realizada por un grupo de cinco músicos que viajaron con la intención de difundir la forma como se desarrolla la educación musical en Venezuela. La gira abarcó varias provincias y localidades donde dictó charlas y ejecutó distintos conciertos, en especial en el Conservatorio Luigi Bocherini de Lucca y el Conservatorio de Cesena, entre otras instituciones.

Texto Argenis Díaz.

Foto de Facebook

Referencias

Efemérides del estado Aragua. Adalberto Pérez Ramírez. 2012.

http://ciudadmcy.info.ve/?p=78103

 

Enyú Peña Oramas, músico.
Foto: Ciudad Maracay


Enyú Peña Oramas, director de orquesta.

 

sábado, 8 de agosto de 2020

Aly Hernández: Fortaleza de cuerpo y espíritu para triunfar

Este personaje ha sabido conjugar magistralmente la destreza en las artes marciales con su ferviente inspiración musical.

Texto: Javier Herrera*

Aly José Hernández Calvo – figura pionera de las artes marciales en el país, fundador del kenpo en el estado Aragua (1981) y, habiéndose constituido Padre del Karate unos años antes (1977) en Villa de Cura- nació en esta capital del municipio Ezequiel Zamora (Aragua), el 10 de marzo de 1958.

Se inició en 1972, a la edad de 14 años, en las disciplinas de kung fu, karate-do, kenpo, ninjutsu y kendo.

Sus principales maestros fueron: Kung-Fu: Julio Dortlemon y Kamfaicham Lee; Karate-Do: Juji Imura, Blas Santaella, Oigin Osot, Luis Fernando Quintero, Oscar González, Katsuya Ishyama, Kazuo Wasa, Bob Budihas; Kenpo Master: Edmond Kamehamea Parker, Frank Trejo, Manny Reyes, Jay T. Williams, Rafael (Nuza) Blanco, Joe Polanzo y Jeff Speakman.

En la actualidad ostenta el 5to. Dan, lo cual lo convierte en un Shihan distinguido internacionalmente. Ha sido reconocido como Cinturón Negro en los estilos: shoto-kan, shito-ryu, shuri-ryu, gojo-ryu. Se prepara para recibir el cinturón negro en Tai-Jitsu, de manos del Shian José Di Nino, quien es 6to. Dan Shito Ryu.

Entre sus desempeños más relevantes y entrañables están: haber ganado en 1986 la prestigiosa competencia “Batalla de Campeones” en su segunda edición, resultando campeón absoluto Cinta Negra en la especialidad de katas, kumite y armas; este emotivo evento se efectuó en el Centro Hispano de Villa de Cura, en el cual Aly en medio de la euforia exclamó: “Soy un profeta en mi tierra”.

Hay que destacar que en este reconocido certamen, Aragua siempre obtuvo prominentes lugares. Es así como en el año 1984, Felipe Chavero había conquistado la mención de flamante campeón. De igual forma en 1995 lo ganó Frank Flores, quien en la actualidad es 5to. Dan kenpo.

Una circunstancia muy singular en su ejecutoria la fue la celebración del Campeonato Mundial de Florida (EE.UU) en 1990. Por la complicada situación económica del país, se le dificultó la obtención de las divisas para su participación y aquí, hay que resaltar de manera muy justa y categórica el solidario apoyo financiero brindado por el señor Reinaldo Silvera y su familia, con lo cual se agilizaron los trámites ante la Embajada americana y de esta manera el calificado atleta pudo estar presente en la contienda vistiendo los colores de Venezuela.

En cuanto a los reconocimientos recibidos están: 1984, designado Comisionado de Deportes del IND para el municipio Zamora, impulsando una gestión dinámica y muy destacada en la jurisdicción que la eleva en 1985 a Distrito Deportivo del Año por primera vez en la historia; así como también recibió el premio al Comisionado Deportivo del Año, entregado por el Círculo de Periodistas Deportivos del Estado Aragua.

En 1986, le fue otorgado el Botón al Mérito Deportivo Guillermo Infante. Previamente fue homenajeado con el Zamora de Oro (1988). Todo ello lo distingue como virtuoso ciudadano.

Un capítulo muy especial en su trayectoria deportiva significó su intervención en diversos escenarios de primera en Estados Unidos. Allí disputó varios combates con competidores de calidad; asimismo, conoció a varios consagrados maestros de las artes marciales.

Mención especial merece resaltar el haber compartido con el afamado actor de Hollywood Chuk Norris (nueve veces campeón mundial). Igual privilegio lo constituyó su vínculo con otra estrella de cine: Bill Wallace. En Los Ángeles también, el Shihan Aly Hernández recibió su título de Campeón Internacional de manos de Grand Master de kenpo: Jay T. Williams; mientras que peleando para el equipo campeón de Florida recibió el trofeo al 3er. Lugar kumite. Hernández, a su vez, se integró en ese mundo del karate con Edmond y Shery Parker. Además estuvo en el equipo del Shihan Kazuo Wapa.

Al ser consultado por el redactor en relación a las virtudes para el éxito, Aly declaró enfáticamente: ”Primera: la praxis elevada a la máxima potencia y segunda: estudiar El Arte de la Guerra del general chino Sun Tsu (siglo VI a. C), muy leído en Asia por los empresarios. Se debe analizar con mucha prudencia ya que siempre encontraremos personas mejores que nosotros en nuestro camino”. Y añade un pensamiento: “El que se conoce a sí mismo y conoce bien su enemigo no tiene no tiene de qué preocuparse en ninguna batalla”.

Más que un ideal, una filosofía y una posición ante la vida para triunfar, conformando la fortaleza de su cuerpo y de su espíritu desde que entrenaba en las calles de Villa de Cura y subía con tenacidad las escaleras de El Calvario que en nuestra portada sirvieron de fondo a la figura central de esta edición.

 Refuerza su firme condición de un ser exitoso y de mentalidad positiva con esta idea sublime: “En mi vida antes que todo está Dios, mi familia y la ley divina que nos domina a todos”.

Pero no solo el arte de la defensa y el ataque en un gimnasio, sino que al mismo tiempo, Aly Hernández cultiva con vocación y habilidad el arte musical y artístico en el cual se inspira y alterna en forma activa como lo hace en el deporte.

Nos refiere que desde niño tocó cuatro, llevado de la mano del maestro Jesús Caicedo; empezó a tocar guitarra en La Guaira con su prima Magda Calvo. Aquí en La Villa estudió solfeo en la Escuela de Música de la época, bajo la conducción del tenor Francisco Flores y guitarra clásica con Lerman Nieves. Además, hoy toca con acierto la guitarra eléctrica.

Fundó en estos lares el Trabuco Villacurano, cuyos integrantes además de su persona fueron Miguel Terán (The Dog), el popular “Guasón”, “Toño El Amabe”, Raymond Pérez, Manuel Rojas (veterano ex vocalista del grupo Llama) y Víctor Parra; y es en estos momentos guitarrista de la agrupación Quinto Sabor.

Se consultó a Aly sobre sus planes futuros y expresó: “Tengo dos viajes previstos: uno a Argentina con mi gran amigo el Máster Guache Kim sobre el proyecto de la Universidad de las Artes Marciales y el otro a España a homologar mi rango en la Federación Europea de Karate y adquirir nuevos conocimientos de la disciplina. Por otra parte, llevar el flamenco de mi hija Karem; flamenco para Paola, mi sobrina; el vals Rosita, mi madre y el vals Elimar, sobrina. También llevo mi estilo de rock clásico como propuesta al mercado europeo”.

Para finalizar nuestro personaje de hoy declara con entusiasmo: “Mi mayor deseo es mantenerme activo deportiva y musicalmente y dar más de lo que humildemente ha dado hasta hoy…”

 *Docente y periodista.

Fotos: Ivanna Rivas/ reproducción: Argenis Díaz.

Referencia

El Portavoz de Aragua. Año 2. N° 2. Febrero, 2011.

Aly Hernández Calvo. 2011.

Aly Hernández con Chuk Norris.


Aly Hernández Calvo, guitarrista.

Aly Hernández Calvo y familia.