miércoles, 24 de mayo de 2017

Ramón Páez: arpa, sol y llano

José Ramón Páez Páez, conocido popularmente como Ramoncito Páez, músico y arpista. Nacido en Zaraza, Guárico, el 23 de septiembre de 1963. Hijo de Betzaida Páez y Eduardo Páez, el mayor de once hermanos; tiene un hijo, Ramón Antonio. Empezó a tocar el arpa a los 17 años. Se traslada a La Victoria e ingresa como cantante al grupo criollo Hermanos Romero (Yolanda y Freddy); luego asume el cargo de arpista y se mudan a Villa de Cura (1983); permanece con el mismo grupo por dos años más.

Páez echa raíces en Villa de Cura y consigue a su madre adoptiva, Jacinta Méndez de Morales. Conforma el grupo “Sol y Llano”, nombre que le puso Hiram Castro “El pollo del Calvario”, en esta nueva experiencia musical le acompañan con frecuencia Martín Saldeño (bajista), Oscar Saá (cuatrista) y Juan Pedro Morales (maraquero). Además del arpa (llanera) ejecuta el cuatro, la guitarra, la mandolina y el bajo. 

Estudió Música en la institución Niños Cantores de Villa de Cura por ocho años: Teoría y solfeo (4), Dictado musical (1) y Armonía (3). Esto le permitió más adelante impartir clases de música en la Escuela Ángel Briceño de Villa de Cura, donde ingresa formalmente como instructor de música en el año 2008. Desde esta institución ha logrado formar a decenas de niños y niñas con estas habilidades, entre los que destacan Leonardo Saldeño, quien ya es un alumno brillante en el arpa, Mariana Martínez, Nerismar López, Jesús Martínez y Vicente Reina. También enseña música en su propio domicilio, en la comunidad de Los Colorados. En general, lleva más de 36 años dedicado a la música. Es miembro de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (SACVEN-9653) con más de 90 canciones registradas. Aunque Ramoncito tiene una discapacidad motora, ello no le ha impedido realizar esta labor en pro del folclor venezolano, siendo por ello ejemplo de resiliencia para los jóvenes.

Tiene en su haber una producción audiovisual con el título: “Ramón Páez y sus amigos” que reúne 16 artistas del folclor y en proyecto tiene previsto formar un grupo musical infantil. Durante su trayectoria profesional ha compartido con famosos intérpretes de la talla de Luis Silva, Reynaldo Armas, Cristóbal Jiménez, Cristina Maica, Reina Lucero, Maira Castellanos, Rumy Olivo,  entre otros.

Ha recibido innumerables reconocimientos de instituciones públicas y educativas, folcloristas y promotores de la música venezolana, entre los que destacan la Orden Ciudad de Villa de Cura, el Zamora de Oro y el Terepaima de Oro.

Texto y fotos: Argenis Díaz

Referencia

Herrera Javier. Ramoncito Páez: genio y figura del arpa llanera (Entrevista). El Portavoz de Aragua. Órgano informativo de los municipios del estado Aragua. Diciembre, 2012.

Ramón Páez, arpista

Ramoncito Páez con una de sus alumnas.
Escuela Ángel Briceño.

Aprendiendo a tocar el arpa llanera con Ramoncito Páez.




miércoles, 17 de mayo de 2017

Cultores de Aragua recibieron certificación de saberes

Con una muestra de cada una de las manifestaciones y actividades culturales, se realizó este martes 16 de mayo la entrega de certificados a 24 cultoras y cultores aragüeños en el área de las diferentes artes: Literarias, Visuales, Artesanía, Gastronomía, artes Escénicas y Musicales, como parte de un convenio entre la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) y el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través del Programa de Certificación de Saberes de esa casa de estudios.

En la ceremonia, que tuvo lugar en la sede del Eje Geopolítico José Félix Ribas de la UBV, en la Ciudad Socialista Arsenal de Maracay, estuvo presente la autoridad única de Cultura del estado Aragua, Guaiquirima Castro, la directora regional de la casa de estudios superiores, María Victoria Veliz; Johira Toro, coordinadora socioacadémica; Belén Tovar, coordinadora de Investigación y Estudios Avanzados y Janeth Abreu, responsable de la coordinación Socioeducativa.

 La actividad inició con un los palabras del poeta Williams Hernández, quien describió poéticamente la labor que realiza cada uno de sus compañeros de promoción para dar paso a cada una de las intervenciones de los graduandos. La muestra evidenció la acumulación de saberes y experiencias que poseen estos portadores y transmisores de cultura en sus diferentes manifestaciones y habilidades. 

La directora regional de la UBV, María Victoria Véliz, manifestó por su parte que “para la universidad es gratificante que, por primera vez, se estén certificando, y mucho más allá, avanzar con la visibilización de estos cultores y la trascendencia en el tiempo de lo que representa para estas personas que le estemos dando esta acreditación. En este sentido, abrimos las manos para acogerlos y reivindicarlos”.

Explicó que tras varias mesas de trabajo se les solicita la documentación que deben consignar a la Universidad y un grupo de especialistas realiza la evaluación pertinente del expediente. “Esta certificación es una herramienta que les permitirá superponerse en las diferentes instituciones para dar continuidad al trabajo que vienen efectuando”, resaltó. 
 Por su parte, Guaiquirima Castro, autoridad única de Cultura en Aragua, resaltó la labor que venía adelantando el Gabinete de Cultura, durante la gestión de Anny Pereira, y que le toca a su nueva gestión darle continuidad. Muestra de ello es esta actividad que es parte del trabajo de formación emanado del Ministerio de Cultura para el reconocimiento de los cultores y cultoras, sostuvo.

Castro también agradeció a la UBV por ser capaz de reconocer esta loable labor con un trabajo exhaustivo y que cada uno de los cultores se encargó de demostrar su sabiduría, conocimiento y experiencia e informó que ya se encuentran en conversaciones para una nueva cohorte de certificación de saberes, el cual es un programa que seguirá adelante gracias al convenio entre la UBV y el Ministerio de Cultura. 

Los cultores acreditados en esta cohorte fueron: Marcos Montesinos, Artesanía de juguetes; José Argenis Díaz, poesía; Eloína Salazar, gastronomía (dulcería); Maruja Flores, artesanía (tejidos); Tomás Elpidio Boullón, artes escénicas (burriquitas); Esperanza Torres, La Negra Esperanza, artes musicales (joropo central); Asdrúbal Farías, artes visuales (plásticas); María Bringtown, artes musicales (cantante); José Uribe, artes musicales; Euclides Dirinot, Williams Hernández, poesía; Ingrid Chicote (poesía), Jesús Gutiérrez, Paulo Ayala, burriquitas; Fanny Morillo, artes musicales (La Llora, manifestación de Aragua), Nery Blanco, Carmes Guzmán, José Arteaga, Juan Rodríguez, Florángel Iriarte, Yaril Carmona, Judybetzy Pérez, Jesús Ojeda y Marina Barrios, en diversas artes o manifestaciones.

Texto. Argenis Díaz.
Fotos: Miguel Ángel García y Argenis Díaz.

Referencia: http://ciudadmcy.info.ve/index.php/cultura/23367-universidad-bolivariana-de-venezuela-entrego-acreditacion-de-saberes-



Cultores y cultoras acreditados.

Cultores de Aragua.

Cultores en espera de sus certificados

Cultores y amigos presentes.

El grupo de La Llora presente.

La Negra Esperanza también recibió su certificado de saberes.

Marcos Montesinos recibió su certificado de saberes
en el área de Artesanía (Juguetes).

Cultor Marcos Montesinos.

Poeta Argenis Díaz.

Poeta Williams Hernández, recibe su certificado.




Crónica de los movimientos religiosos no católicos en Villa de Cura

Es por lo menos educativo y algo que amplia nuestros horizontes entender lo que otros creen y el origen de sus creencias. El hombre en busca de Dios, 1990.
*** En esta breve crónica pretendemos dar un panorama ampliado de la religiosidad y espiritualidad villacurana abriendo el compás hacia manifestaciones y prácticas religiosas que van más allá de lo tradicional local, pero que constituyen una realidad que el historiador y el cronista en general debe reconocer para emprender el estudio del conjunto de creencias que forman el perfil del colectivo villacurano y zamorano del siglo XXI. Lamentablemente, no existen estudios ni estadísticas serias sobre este tema, por lo que esta crónica solo aporta elementos incipientes que podrían ser base para un estudio más exhaustivo sobre esta realidad...


La crónica local villacurana en el aspecto religioso siempre se ha abordado desde la perspectiva católica, y es comprensible que así sea porque en el proceso de conquista y colonización - traumático para la población indígena y su religiosidad autóctona – se instauró el cristianismo de raíz católica como religión oficial y se encargó de evangelizar y socializar a los indígenas, blancos, negros y a sus descendientes. 
Por supuesto, los habitantes del valle de Cura no escapan a esa realidad.

Desde el principio al pueblo de La Villa le fue adjudicado un “santo patrón”, San Luis Rey de Francia, motivo por el cual se le llamó Villa de San Luis de Cura. El 25 de mayo de 1722 se da reconocimiento por Real Cédula del rey Felipe V de España al proceso iniciado por Juan de Bolívar y Villegas en marzo de 1717. Estamos hablando de unos 300 años de tradición religiosa de un pueblo. De hecho, la iglesia matriz, de estructura neoclásica, data de 1884 (Botello Oldman, Historia de Villa de Cura, 2005).

No obstante, es bueno asentar que vivimos en la actualidad en una sociedad pluricultural donde coexisten y se relacionan diversas creencias, producto, por un lado del sincretismo y el paralelismo religioso popular, y por otro lado, de la asimilación cultural proveniente de Europa y más recientemente de Norteamérica.

Es así como la población villacurana y zamorana – venezolana - experimenta cambios en sus creencias religiosas, resultado, en parte, de la búsqueda de nuevos significados ante el desplome de viejos paradigmas y valores. Aquí entran en el cuadro los movimientos evangélicos que inician un proceso evolutivo que data de finales de siglo XIX. Se trata de asociaciones y organizaciones que comenzando en diferentes puntos del país van creando otras denominaciones manteniendo ligeras diferencias doctrinales entre sí. Se encuentran confederados en instituciones como ADIEL (Asociación de Iglesias Evangélicas Libres de Venezuela), FIELPV (Federación de Iglesias Evangélicas Libres y Pentecostales de Venezuela), entre otras. Se considera que las congregaciones evangélicas más numerosas en Venezuela corresponden a las Asambleas de Dios y a la Iglesia Internacional del Evangelio Cuadrangular. Además, están las organizaciones con un número menor de adeptos como los Adventistas del Séptimo Día, los Testigos de Jehová y los mormones. 

1. Movimiento evangélico en Villa de Cura

El movimiento evangélico en Villa de Cura data desde el año 1922, cuando evangelistas de otras ciudades del país empezaron a realizar giras de predicación en el poblado. En 1949, Carlos Schone y su esposa, según información aportada por el pastor Justo Blanco, empiezan a realizar reuniones del culto en la calle Comercio N° 20, para ese momento asistían a la escuela dominical unas 27 personas.

El licenciado Justo Blanco, graduado en el Seminario Evangélico Asociado (SEA), señala que no fue sino hasta el año 1957, un 10 de julio, cuando realmente se organiza la iglesia, iniciándose con unos 15 miembros bautizados, “ya que este pueblo tiene tradiciones muy arraigadas desde tiempos pretéritos”. Obviamente, como las peregrinaciones a la gruta de Lourdes y las celebraciones de la denominada semana santa, principalmente la procesión de la imagen del “santo sepulcro”, como la llama la feligresía católica.

La primera iglesia evangélica de Villa de Cura se llama Enmanuel que está por cumplir sus 60 años. Su primer pastor fue Gregorio Toro y una de las mujeres fundadoras fue Esther Carlson. En palabras de Justo Blanco: “ejemplo de dedicación al ministerio de la enseñanza”. El 17 de mayo de 1959 fue la dedicación del nuevo templo, “con un gran programa que incluyó música y oración”.

Según Blanco, solamente en Villa de Cura hay más de sesenta congregaciones evangélicas, la mayoría pentecostales y representan movimientos como FIELPV, Osana, Filadelfia, Asambleas de Dios, Federación Sinaí, Iglesia Bautista y ADIEL. Aunque también se ven de la Iglesia Cuadrangular y Gilgal. Además, hay en Villa de Cura, dos iglesias Adventistas, una de los mormones y cuatro congregaciones de los testigos de Jehová.

Emanuel. La primera iglesia evangélica
de Villa de Cura. Calle Carabaño norte. 2017. 

2. Movimiento de los testigos de Jehová en Villa de Cura

El Salón del Reino de los Testigos de Jehová de Villa de Cura, que actualmente alberga cuatro congregaciones, incluyendo una en Lengua de Señas Venezolana, ubicado en la calle Comercio Oeste, fue dedicado el 6 de abril de 2003.  Pero los inicios de la obra de los testigos de Jehová en Villa de Cura se remontan al año 1962, aunque fue en noviembre de 1964 cuando se nombró congregación al pequeño grupo, bajo la coordinación de Emilio Germanos, como “siervo de congregación”. Luego los esposos García (Carlos y Berta) se ocuparían de llevar la delantera hasta la llegada del hermano José Alvarado en 1969. Es bueno saber que la sucursal de los Testigos de Jehová de Venezuela fue registrada legalmente en septiembre de 1946, aunque la obra comenzó diez años antes (Anuario de los testigos de Jehová, 1996.)

Después de una intensa obra de predicación, los Testigos fueron multiplicándose hasta que hoy en día existen tres congregaciones (más una en lengua de señas venezolana) en Villa de Cura. Además, se formaron en el trayecto congregaciones en Magdaleno, Tocorón, San Francisco, Los Tanques, El Cortijo (Valles de Tucutunemo) y Gamarra. El territorio era extenso, pero los publicadores (como se llama a los evangelizadores Testigos) fueron celosos y persistentes en su labor y Jehová bendijo la obra.

La construcción del nuevo Salón de Reino comenzó a finales de octubre de 2002, después de más de 30 años de haber utilizado el salón ubicado en la calle Dr. Morales 16-1, entre las calles Miranda y Sucre. Antes, el pequeño grupo se reunía en un pequeño salón ubicado en la calle Carabaño con calle Sucre. 

En el caso de las comunidades de San Francisco de Asís, Los Tanques, El Cortijo y Gamarra, disponen de salones construidos por el programa de construcción de la organización de los testigos de Jehová. En Villa de Cura, en un solo salón se reúnen cuatro congregaciones en diferentes horarios y en San Francisco tres congregaciones ocupan el mismo salón. En el municipio Zamora existen en total doce (12) congregaciones de los Testigos que continúan llevando las Buenas Nuevas del Reino en su programa habitual de casa en casa y ahora con la incorporación de una novedosa forma de predicación pública por medio de exhibidores en puntos estratégicos de mayor tráfico de personas en la ciudad, un nuevo elemento en el paisaje urbano y humano de Villa de Cura.

Como cita el libro El hombre en busca de Dios (1990): “el estudiar (o conocer) diferentes religiones no necesariamente implica que uno sea infiel a su propia fe; más bien, esta puede ampliarse cuando se ve cómo otros han buscado la realidad y ha sido enriquecidos por su búsqueda”. Y agrega: “es por lo menos educativo y algo que amplia nuestros horizontes entender lo que otros creen y el origen de sus creencias”.

Texto y fotos: Argenis Díaz.

Fuentes de Consulta

Bibliográficas

El hombre en busca de Dios. Publicado por los Testigos de Jehová. 1990.
Anuario de los Testigos de Jehová. 1996.
Valero López Alexi. La religión en la sociedad venezolana. Trabajo de investigación. Universidad de Los Andes. Mérida, 2000.
Botello Oldman. Historia de Villa de Cura. 2005.

Hemerográficas

Iglesia Evangélica "Emanuel" celebró 36 años de constituida. La Antena, 23/07/1993.
Una sociedad dedicada a publicar la verdad. Opinión: Argenis Díaz. La Antena, 05/09/1996
Inaugurado Salón del Reino de los Testigos de Jehová. El VigíaAbril - mayo 2003.



Salón del Reino de los Testigos de Jehová.
Calle Comercio oeste Villa de Cura. 2017.



martes, 2 de mayo de 2017

Juan Colmenares: folclorista y coleador

“Villa de Cura es la cuna del coleo organizado”, cito de memoria las palabras de Juan Colmenares, nombre asociado al Zamora de Oro y “los toros coleados” en el municipio Zamora del estado Aragua. He aquí una breve reseña de su vida…

Juan Antonio Colmenares Romero, mejor conocido con Juan Colmenares, productor agropecuario, folclorista, coleador, dirigente deportivo y gremial, promotor cultural, compositor, animador de eventos, productor radial y publicista que se ha labrado una figura reconocida en el ámbito local, regional y nacional. Nacido en Belén, estado Carabobo, pueblo fundado en 1878. Abre sus ojos al mundo el 24 de noviembre de 1934, en la finca El Limón, sector La Fila. Hijo de Eduardo Colmenares Martínez y Lucía Romero de Colmenares. Parte de su infancia la pasa en la finca Gamelotal, propiedad de su padre. En 1948, la familia de nueve miembros se muda a una casa en el sector Los Colorados de Villa de Cura.

Este “viejo soguero”, como lo llamó Oscar Carrasquel en una crónica publicada en El Vigía de Villa de Cura (Diciembre, 1992), monta caballos desde la edad de seis años. Su educación primaria la inició en la escuela  Cuyagua y el sexto grado lo saca en el cuartel de donde sale con el grado de sargento segundo, allí sirve hasta de maestro de cuarto grado. Hereda de su padre la hacienda “Cachicamo” (vía La Pavona, a 10 kilómetros de San Francisco de Asís), pero trabaja en ella arduamente y la convierte en su residencia fija al lado de su esposa Marbella Trocel y sus hijos Franklin y Juan Carlos.

Para mediados de la década del 50 se desempeña como vendedor y llega a ocupar el cargo de gerente de ventas en la compañía General Electric. Por 25 años destacó como coleador en diferentes ciudades y estados del país, cerrando con broche de oro en la manga de coleo del Parque de Ferias de San Jacinto, Maracay, 1988. Según refiere el poeta Pablo Cabrera en la revista Expresión de Villa de Cura (octubre 2001), Colmenares se inició en el coleo a los 15 años en las fiestas patronales de Belén. Coleó en la manga José Antonio Páez del Círculo Militar y del Club Los Cortijos con motivo del VI Congreso de Pediatría ante delegados de 38 países en el año 1977; en la I Feria del Cacao celebrada en Caucagua resultó campeón. También coleó en Petare, Higuerote, Ocumare del Tuy, Charallave y Santa Teresa, en Los Caracas y Camurí Chico, así mismo ha coleado en toda la región de Aragua, Carabobo, Guárico y Zulia. 

En Villa de Cura, Colmenares emprende una campaña para liderar el coleo organizado, logrando reunir hasta 83 coleadores, en enero de 1978, y resulta electo presidente de la Liga de Coleo del municipio Zamora con una mayoría de 73 votos a su favor. Lo acompañaron entonces en la directiva: Jesús Larrazábal, Luis Rodríguez, Mario Zamora, Rafael Rodríguez, Domingo Pérez y el abogado Gaspar González, consultor jurídico. Ejerció la presidencia del gremio también en los años 1980, 1983, 1986 y 1989. Fue comisionado de la Federación Venezolana de Coleo en los años 1985 y 1990, respectivamente. Ha ocupado cargos directivos en la  Asociación Agropecuaria del estado Aragua, de la cual se reconoce como fundador y delegado ante la Federación Nacional de Ganaderos (Fedenaga).

Colmenares ha sido aficionado al canto y a la música venezolana. En los años 1957 y 1958 formó el conjunto de música criolla “Las hijos del llano” y más tarde del conjunto “Los copleros de Venezuela”. En el año 1967 compone el vals pasaje “Nancy”, tema ganador del tercer lugar en el Primer Festival de la Canción Inédita del Centro, 1968. Compositor del corrido “Cantándole a Venezuela”, grabado en 1975.

Ha participado en distintos eventos y programas como productor radial, locutor y narrador. Desde 1975 hasta 1990 se desempeña como narrador de los toros coleados a nivel nacional y en 1991 narra los toros coleados en la película “Orinoco Río de Sangre” por RCTV. Le ha tocado presentar en tarima a cantantes de la talla de Simón Díaz, Reinaldo Armas, Cristóbal Jiménez, Freddy López, Freddy Salcedo, José Ali Nieves, Víctor Véliz, Reina Lucero, Cristina Maica, Dennys del Río, Mayra Catellanos, Yolanda Granados, entre otros. En mises ha presentado a Irene Sáez, Mary Grecia Bravo, Indira Mas, Mariana Velus, Vesabeth Coelles, entre otras.
  
Ejerció como presidente de la Ferias y fiestas de Villa de Cura en los años 1984 y 1988. En agosto de 1984 crea el Festival Zamora de Oro, dedicado a enaltecer y estimular el talento nacional en los estilos de música recia y estilizada. El galardón Zamora de Oro también busca destacar la labor de personalidades ligadas al acontecer social, comercial, político, deportivo y cultural del municipio. 

Productor independiente de los programas: “Cacho en la manga” desde 1990 hasta 2002  por la emisora Radio Aragua 1010 AM; “Se vino el toro” por Villa 95.5 FM (desde 2003, todavía vigente); “Fiesta de fin de año”, por Artesana 105.5 FM (2008); Toros y Folklore en el XXXV Campeonato Nacional de Coleo Categoría B, transmitido vía microondas desde la manga Veteranos de Aragua de San Jacinto, Maracay, por Aragüeña 650 AM, octubre, 1995. En la actualidad sigue produciendo programas de música variada en emisoras locales de Villa de Cura, como Artesana 105 FM.

Reconocimientos

Programa Buenos Días con Nuestra Música. Defensa de nuestro patrimonio musical. Marzo, 1979.

Asociación Agropecuaria del estado Aragua. Labor realizada en la secretaría de relaciones públicas. Abril, 1979.

Comité Organizador  del Maratón Día del Padre. Por su valiosa colaboración. Junio, 1983.
Dirección de Deporte del estado Aragua. Por su valioso aporte en el éxito del evento. Diciembre, 1990.

Casa de la Cultura Rafael Bolívar Coronado. Por sus aportes al desarrollo cultural del municipio Zamora. Agosto, 1997.

Samán de Aragua. Gobernación del estado Aragua. Por la difusión y defensa del folklore nacional. Julio, 1998.

Colegio de abogados del estado Aragua. Día del Abogado, por exaltar el folclor venezolano. Junio, 1999.

Primer Festival de los Zamoranos. Por su valiosa contribución a la erudición de la comunidad zamorana. Diciembre, 2003.

Fuente hemerográfica 

Juan Colmenares, folclorista, coleador y viejo soguero. Oscar Carrasquel. El Vigía. Villa de Cura. Diciembre, 1992.

Texto: Argenis Díaz. 
Fotos: Cortesía de JC.


Juan Colmenares. 2008.
Juan Colmenares. Creador del Zamora de Oro.

Juan Colmenares a caballo

Fernando Fernández, Bernardo José Rivas y Juan Colmenares. 1996.


lunes, 1 de mayo de 2017

Oscar Carrasquel: artífice de la palabra

El mapa de Villa de Cura siempre está presente en la infancia de Oscar Carrasquel, en la adolescencia, en la juventud y todavía representa para él muchas cosas que son dignas de contarse, de relatarse y de investigarse.

Nosotros en nuestro pueblo tenemos la dicha de contar con este humilde y sencillo cronista y poeta, quien ha creado un gran sentimiento de pertenencia con las cosas, los recuerdos de los acontecimientos que forman la vida apacible de la gente, la presentación de sus protagonistas y aquellos emblemáticos personajes que con su magistral y respetuosa pluma adquieren forma con alma, vida y corazón.

Oscar Carrasquel de una manera amena narra las vivencias de personajes, imágenes de otros tiempos que se transmitían en cada esquina, en cada tertulia, de padres a hijos, de abuelos a nietos, que desafortunadamente amenazan con perderse en la vorágine del tiempo. Como buen cronista de estirpe que es, la narración de la ciudad no se distrae en tediosas descripciones de personajes o de sucesos banales, sino que se concentra en el recuento animado y comprensivo de todo aquello que a nuestra ciudad le ha otorgado rostro propio y la hacen ser tan autentica como su cielo, o sus cerros, o sus hombres y mujeres.

Hasta donde sabemos, ni siquiera en nuestras escuelas universitarias de comunicación social, existen cátedras que den a conocer nuestra pequeña historia, de allí que siento una gran admiración por este ejemplar escritor que con dedicación, investigación y ahínco nos entrega sus trabajos sobre esta materia, para no condenar al olvido los hechos y personas que la conforman.

Pocas ciudades en nuestra tierra venezolana han recibido testimonio de devoción y afecto comparable al que dedica en sus escritos. Es el legado de uno de sus hijos que la quiere como pocos y la conoce como nadie.  Con su lectura logramos descubrir hechos casi desconocidos en los que la ciudad parece contar su propia historia familiar, que nos inunda de extasiada añoranza del pasado; encontramos un mundo ya ido al que quisiéramos retornar.  Nos cuenta de su lugar de origen, del sitio donde ha crecido, donde ha amado y donde ha tenido la posibilidad de tener olores, colores y sabores.

Este gran señor, Oscar Carrasquel, artífice de la palabra reivindica la poesía, la presencia de esta en la vida cotidiana; queden sus crónicas en lo afirmativo del alma villacurana y en la vigilia del sueño creador de las emociones y de las reflexiones de la ciudad amorosa, inclinada en el aroma estimulador de sus árboles y en la topografía sinuosa de sus calles, hasta llegar a la rumorosa brisa de su valle del Tucutunemo.

Gracias poeta, por mostrarnos como la crónica es una historia verdadera narrada con estilo; que una palabra produce mil imágenes; continua con tu prodigiosa sucesión de historias infinitas, con la poesía, con la imaginación, con la buena prosa.  He ahí los ingredientes del hechizo; solo se puede querer aquello que conocemos.


Chencho Adames Aponte                              

Villa de Cura, mayo de 2017



Oscar Carrasquel

Oscar Carrasquel. 2017. (Foto: Argenis Díaz).