VILLA DE CURA: CONTEXTO HISTÓRICO DE SU FUNDACIÓN

Villa de San Luis de Cura

Contexto histórico del hecho-proceso fundacional (I)


Respondo gustosamente al petitorio que me fuera formulado por el distinguido amigo Argenis Díaz, a quien con mucho agradezco la oportunidad que me brinda para discurrir -a través de sucesivas entregas-, sobre el asunto abocetado en el título del presente material que posee de suyo el carácter de papel de trabajo.

*Johnny Hernández Calvo 


(22/10/2016) Es asignatura pendiente en el ámbito de la micro-historia, historia local o <>, lo expreso cada vez que tengo la oportunidad, el abordaje con rigor científico del proceso fundacional villacurano. Y es que nada hemos encontrado, ciertamente, en los discursos impresos, publicaciones oficiales, trabajos de iniciativa particular o de otra índole, capaz de propiciar una aproximación, con propósito comprensivo y criterio de totalidad, al tema-problema referido. 

       La fundación de la Villa de San Luis de Cura o, lisa y llanamente, Villa de Cura, como hoy se la conoce, encaja en lo que hemos denominado <>, en consideración de que ocurre casi un siglo luego del surgimiento de los pueblos de indios de Cagua, Turmero, San Mateo y La Victoria en lo que atañe al Valle de Aragua, Venezuela. 
       
       De cara a este hecho, huelgan no pocas interrogantes. Así, sólo a guisa de ejemplo, sin que el orden en que van dispuestas impliquen jerarquización alguna: ¿A cuáles causas respondió objetivamente la preterida fundación? ¿Cuáles razones, externas e internas, motivaron la formal aceptación de las autoridades para su ejecución? ¿Cuáles intereses personales indujeron al capitán poblador a presentar el petitorio de fundación a expensas de su peculio? ¿Cómo operó la conquista, ocupación, poblamiento, estabilización y organización del espacio preexistente con fines de explotación precapitalista? ¿Qué importancia representó para la política de poblamiento de la Corona española el espacio geo-histórico propuesto para el nuevo emplazamiento urbano? ¿Cuándo quedó fundada en firme, jurídicamente hablando, al margen de las usuales encabritadas interpretativas, la nueva villa de españoles? ¿Se reduce todo a una fecha, como gestionan, no sin yerro, los banalizadores por derecho de costumbre, maquinalmente limitados para distinguir entre lo esencial y lo incidental contenido en el hecho-proceso histórico? 
   
       En relación con la última incógnita, en términos de advertencia y en aras de precisar ideas, de provecho resulta colocar bajo vista la reflexión de Marco Aurelio Vila, quien, sobre este específico asunto arrima valiosa reflexión. Cítola de inmediato, no por seguir -desprovisto de buen sentido-, superioridad alguna de autoridad intelectual, sino por considerarla válida desde el punto de vista teórico y de los hechos concretos:
  
Si se desea estudiar el proceso histórico de una localidad y su función en lo socioeconómico, la importancia, sin dejar de tenerla, de la fecha exacta de la fundación y quien la realizó, pasa a segundo término. Lo que reviste esencial interés en el análisis del proceso socioeconómico de un centro poblado, es conocer las circunstancias generales y particulares que incidieron en su generación y comportamiento: El ambiente físico que rodeaba el asentamiento; sus posibilidades en lo económico; las relaciones con otros centros poblados…”.(1) 
  
       Lejos de pretender dar aquí respuesta, en primer momento, a la totalidad de preguntas atrás dejadas, y otras que suelen brotar en el recorrido de todo esfuerzo de investigación indisolublemente ligado a la persistente necesidad de ampliación y profundización investigativa, nos proponemos apenas acercarnos al asunto mediante el abordaje de lo acontecido en Europa, más propiamente en España, por aquellos años cercanos al surgimiento del germen fundacional villacurano. 

       Comencemos por recordar que los tratados de Utrecht (1713), resultado de una larga guerra euroamericana que inició el 15 de mayo de 1702, marcaron el cese de la guerra de sucesión española, luego de lo cual la Corona de España -el rey Borbón Felipe V a la cabeza-, debió hacer frente a la ruinosa situación económica y financiera en la que quedó sumergido el Erario Real,(2) efecto -entre otros-, del debilitamiento del comercio transatlántico y el colapso de las poblaciones indígenas, lo cual contribuyó a la americanización de la economía y de las sociedades coloniales.
  
       Para John Lynch, la profunda recesión en España permitió el desarrollo y crecimiento autónomo de América.(3) Con la conformación de mercados locales y regionales de productos de primera necesidad, las economías coloniales crecieron de manera relativamente independiente de la metrópoli.

       Manuel Lucena Giraldo, en su obra Las nuevas poblaciones de Cartagena de indias (1774-1799),  sostiene que: 
Uno de los problemas menos estudiados dentro de la ideología de las Reformas Borbónicas es la actitud poblacionista. En un contexto en que la ocupación física del continente americano había cobrado una importancia de la que antes carecía, llegando a convertirse en un factor fundamental de la política ultramarina española, la existencia de multitud de proyectos y algunas interesantes realizaciones, ha recabado, por lo general, escaso interés de los historiadores. Los planes poblacionistas, además, -continúa diciéndonos-, se han explicado aislados de su contexto histórico, como si fueran el resultado de la actividad de personalidades iluminadas, un sistema para obstaculizar el contrabando en áreas conflictivas o, simplemente, en términos de política de poder, cuando solían llevar implícito un sentimiento agrarista que propugnaba el aumento de la riqueza y el bienestar general sobre la base del crecimiento de población útilmente empleada, lindando en ocasiones -asevera tajantemente al final-, con la utopía de la sociedad rural modelo.(4) 
    
       El proceso de fundación de la Villa de San Luis de Cura o, lisa y llanamente, Villa de Cura, como hoy se la conoce, guarda clara correspondencia temporal con lo que -en otras ocasiones-, hemos denominado, reiteramos, en términos regionales, <>, hecha consideración de que ocurre poco más o menos luego de una centuria del surgimiento de los pueblos de indios de Cagua, Turmero, San Mateo y La Victoria, en lo que atañe al Valle de Aragua, hecho que, por una parte, patentiza el lento ritmo fundacional del gobierno de los Borbones; y, por la otra –acorde con la formulación de Catalina Teresa Michieli, siguiendo a Francisco Solano-, encuadró en el período 1600-1820, en contraste con el lapso previo de vertiginoso ritmo fundacional de los Austrias, enmarcado entre 1492 y 1600,(5) ambos con común impronta de política estatal, todavía cuando con objetivos y atributos distintos.  
      

NOTAS Y REFERENCIAS 

(1) VILA, Marco Aurelio: Antecedentes coloniales de centros poblados de Venezuela. Caracas, U.C.V., 1978. P. 13. 

(2) Disponible en línea Las reformas de Felipe V - El Cultural www.elcultural.com/PDF/fragmento-blas-de-lezo.pdf Consultado 2 de junio 2016.
  
(3) LYNCH, John: The Hispanic World in Crisis and Change (1598-1700). Blackwell Publishers,  1992. p.p. 287-288.

(4) Disponible en línea LAS NUEVAS POBLACIONES DE CARTAGENA DE ïND1AS, i774-1794 digital.csic.es/bitstream/10261/16442/1/20090618092212303.pdf Consultado 2 de junio 2016. 

(5) Disponible en línea Proceso fundacional de las ciudades de Cuyo en el Siglo XVI ... – Dialnet https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4996928.pdf Consultado 2 de junio 2016.  

      
   *Historiador, cronista. Correo: johercal@hotmail.com



Foto tomada del sitio Web: http://opinandodesdevilladecura.blogspot.com/

















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