martes, 12 de diciembre de 2023

Rosana Hernández Pasquier y su poemario

 Rosana Hernández Pasquier nos empapó en la música de la llovizna,

con su Aposento de lo cotidiano.

Tantos gratos momentos todavía se dibujan ante mis ojos, ávidos de leer “Aposento de lo cotidiano”, que mi mente entretejió alimentada de tu poesía, apreciada Rosana, en tu acogedora casa donde la magia del momento permitió que regresaran los latidos, los colores y los sabores a impregnarnos de añoranzas.

Cuando Rosana me abrió la puerta de su casa, fue como activar la llave de la memoria de sus recuerdos atesorados, fue atravesar de un solo salto toda la distancia hacia el pasado con el colorido de los cuadros en las paredes, los retratos familiares, los libros en los estantes, un festival de árboles alegrando el patio y el corretear de los perritos de Flor con sus ladridos impregnados en el aire.

Al llegar a la cálida sala, ya estaban las sillas posicionadas y todo preparado para iniciar tan especial reunión.

Mi alegría fue mayor al encontrarme con tantos amigos de mi afecto que aprecio y admiro, esparcidos entre el espacio como tabla de ajedrez: mi hermano Oscar Carrasquel, Argenis Díaz, Angélica Llovera, Tibisay Vargas y su esposo Jeroh Juan Montilla, Milagro Almenar, Paula Montes, Carmencita Muñoz, María Teresa Fuenmayor y su hijo, Johnny Hernández, Edilia y Fabiola Rondón, Jahaira Báez, Isidro Tirado, Lisbeth y Marisol Cristancho, Liris Miyares, William Saldeño, Angel Rondón, Alexis Guevara, Janet y los excelentes anfitriones Evelio Armas y Flor María Hernández.

A los pocos minutos llegó el poeta Efrén Barazarte, a quien conocía de referencia por su meritoria trayectoria, y quizá uno que otro saludo fugaz, pero hasta el momento ninguna comunicación directa con él, este sábado pasado lo conocí gracias a la lectura que hizo de su magistral prólogo titulado El Aposento de la Poesía, que para mí forma parte del más impactante libro de mi querida, admirada, poeta y hermana Rosana Hernández Pasquier.

Rosana es una poeta con alcurnia, una poeta de la más fina casta, una poeta con voz propia, con sello original, con sustantiva y definida personalidad, quien siempre tiene presente sus ancestros, sus padres, sus hermanos, su casa, su familia, sus gentes, su tierra villacurana; es esta nostalgia de todas estas cosas la que forma la médula de su poesía.

Desde siempre quiso ser poeta y vaya que lo es…  una gran poeta y escritora.  Nos alimentamos con su poesía, con su hondo nivel narrativo.  Ella, como muchos otros venezolanos apuesta por lo nuestro y seguirá abriendo puertas y ventanas, -como las de su casa-, para proyectar el hermoso mundo de la poesía para orgullo de Villa de Cura, Aragua y el mundo.

Apreciada Rosana: con esta estrofa de Mediterráneo, que en mi opinión forma parte de la mejor canción de Joan Manuel Serrat (le he cambiado la letra), he querido terminar este texto, para agradecerte los inolvidables momentos que con tanto cariño nos brindaste:  “Quizás porque tu niñez / sigue jugando en tu casa /

 y escondida entre tus cuadernos / duermen tus primeros versos / llevando tu poesía, tu luz y tu olor / por dondequiera que vayas”.

Enhorabuena.  Te felicito.  “Aposento de lo cotidiano” me transportó a mi infancia (por eso nos pertenece a todos), tal vez me invadió la nostalgia o simplemente la necesidad de volver a un escenario que guardo en la memoria como un tesoro, y en ocasiones pinta de azul mi bello cielo villacurano…

Inocencio Chencho Adames Aponte.

Fotos: Argenis Díaz y Chencho Adames.

 

Rosana Hernández Pasquier y su poemario.


Portada.

Angélica Llovera, maestra de ceremonia.

Tibisay Vargas, presentadora del poemario y amigos presentes.

Amigos y familiares de Rosana Hernández Pasquier.

Rosana con Efrén Barazarte, el prologuista de la obra.

Inocencio Adames Aponte y Rosana Hernández Pasquier.

Rosana junto a Evelio Armas Laya.


 

El libro firmado por algunos amigos.

Efrén Barazarte, Paula Montes, Rosana y José Argenis Díaz.



Aposento de lo Cotidiano, de Rosana Hernández Pasquier

 Crónicas del Olvido

**Alberto Hernández**

1.-

Las bondades de toda poesía están en sus imágenes. Los temas se confirman una poética en la medida en que esas imágenes irrumpan con la fuerza necesaria para asombrar o estremecer al lector. Para hacerlo cómplice de una escritura que se convierte en lectura, en un viaje por los diferentes significados del poema y sus secretos.

En esta poesía de Rosana Hernández Pasquier podemos advertir la presencia de un espíritu que habita un lugar. La casa es un ser viviente ineludible donde “han venido a visitarnos las urgencias, / sus claras señales, sus mandatos…”, como afirma la voz de quien inicia este rito verbal que consagra una aproximación –o mejor- un estrecho acercamiento por lo que es posible identificar en los habitantes de estas páginas de la poeta villacurana.

La casa, como portadora de luces y sombras, sigue siendo la mejor compañera para proteger los afectos, los enigmas, el tiempo que reposa a veces en un rincón o en la mirada serena de un pájaro que tiene como hogar los gajos frutales de una mata en el patio.

La casa de Rosana, la conocemos, respira tiempo. Todo el tiempo de una antigüedad sonoramente silenciosa porque ha sido habitada por quienes a diario la construyen. Es una casa donde la historia de sus habitantes es también el aposento de la memoria.  

En ella, en su seno, están los que una vez respiraron el aroma floral de un pequeño patio donde se colma el universo. Allí están el padre, la madre, el hermano, la hermana, los familiares y amigos que han vivido, que han respirado sus paredes, sus diferentes climas. En ella, en su corazón, han palpitado quienes ya no están pero siguen estando, siguen en los retratos, en la voz diaria de quienes los nombran y los fecundan cotidianamente.

La casa –entonces- es un personaje con toda la fuerza que sus habitantes le insuflan.

2.-

Pese a que muchos analistas defienden la reflexión poética, sería bueno dejar dicho que la poesía, aunque allegada a la filosofía, va más allá de ésta. De manera que las imágenes representan la frecuencia de la creación poética. Por supuesto que la poesía reflexiona, pero desde las imágenes, desde la invención, desde la recreación, desde la locura, desde la belleza, desde lo oculto, desde lo secreto. La filosofía es pensamiento, como la poesía, pero carece de la gracia de la poesía.

De modo que sin imágenes la poesía es un poema que ambula en busca de aliento, en busca de un aliciente que lo convierta en esa magia presente en este libro de Rosana, donde la realidad se transforma, se hace belleza desde si inasibilidad misma. Es decir, desde su imposible. Toda poesía es un imposible porque no se define. La poesía Es. Está, respira, inventa desde su sonoridad, desde lo insólito de sus imágenes.

Y para confirmar lo antes expresado, estos ejemplos de imágenes que hacen de este libro un inventario de poesía, de creación de un mundo, de ser el aposento de lo cotidiano desde la casa como personaje, como habitante de quienes la habitan. La casa es también un sujeto que comparte temores, alegrías, pasiones.

He aquí los ejemplos de las imágenes que se revelan cosmos poético en este libro: 

“La luna ha venido a acomodar su redondez sobre el mantel”  (…) “ahora la casa es un cauce (…) por donde vuelven voces y rostros” (…) “porque mi abuela Ana Josefa /aparece florecida” (…) “cántaro/ de la conversación” (…) “el bronce de la muerte” (…) “La calle es una huérfana más, / hiere la soledad de sus aceras” (…) “este latifundio de pesadillas” (…) “el paisaje aroma otras maderas” (…) “Vas colgado de las sílabas” (…) “Santísima mata de aguacate” (…) “Temprano se arremolinó la desdicha” (…) “El ocaso pasa por este mapa” (…) el corazón de nuestros pasos” (…) “nace la mesa que también es árbol”.

3.-

Este libro nos ofrece una poética titulado “En blanco”:

“la poesía no sabe de páginas, / pero el océano invisible de su voz, / las marca, con las huellas/ de sus cascabeles”.

Y así hasta la mesa donde el plato verbal se hace carne poética.

(“Aposento de lo cotidiano” fue publicado por Ediciones La Gota de Agua/ Serie Lydia y Teresa, en Estados Unidos, en el año 2023).

Fotos: Argenis Díaz.


Rosana Hernández Pasquier y su poemario.

Angélica Llovera, Rosana, Tibisay Vargas, Efrén Barazarte y Jeroh Montilla.

Tapas del libro Aposento de lo cotidiano