domingo, 17 de mayo de 2020

Primer encuentro con Aquiles Nazoa


“Vivíamos entonces en Villa de Cura, aquella Villa del 44 aún bucólica y amable. Un miércoles santo nos llega Aquiles Nazoa desde Caracas. A su encuentro para el abrazo fraterno fuimos el periodista y poeta Morgado, Ramón Elías Arocha y el que suscribe”.
Rafael Viloria.


Por José Manuel Morgado

 Para la fecha que menciona Viloria  (‘Pistolero’), contaba yo dieciocho años, y cuatro hacía que había obtenido mi certificado de Educación Primaria en la Escuela Arístides Rojas. Con la inteligente colaboración del mismo Viloria había hecho público el periodiquito humorístico El Villano, que antes, mientras estudiaba el 5to. y 6to. grado en el mencionado plantel, circulaba en las aulas, hecho en máquina de escribir. Constituimos junto con el veterano y bien recordado J. L. Sanabria Méndez, la trilogía que se ocupaba de hacer periodismo de provincia.

El anuncio, pues, de la venida de Aquiles, nos llevó, como dice “Pistolero”, a ir a su encuentro. En los escasos días que permaneció en esta ciudad fue huésped de Viloria, y durante los mismos disfrutamos de su genial humorismo y de su humana sensibilidad poética. Una mañana de esos días, reunidos los tres en la Plaza Miranda, Viloria asomó la idea de una “foto al minuto”, aprovechando la infaltable presencia del fotógrafo. De acuerdo con la proposición de Viloria, tomamos una posición para la foto, a excepción de Aquiles, que en el momento que el fotógrafo metía la cabeza en el “saco” que tenía la cámara, se replegó del grupo y haciendo la imitación de un niño malcriado y renuente, dijo mientras se salía del enfoque: -si no sale el pajarito no me retrato…

La “salida” de Nazoa nos hizo reír a todos, incluyendo el fotógrafo, y el poeta, como una retribución al modo como aquel la tomó, se reintegró al grupo, sentándose en el piso en posición de buda, delante de Viloria y yo. 24 años de edad contaba en ese entonces Aquiles. Hacía cuatro que había publicado su primer libro (El Ruiseñor de Catuche).

Baquianos somos, pues, en el hermoso mundo de Aquiles Nazoa, desde sus comienzos hasta la interrupción brusca, trágica de su vida, de su paso por la Tierra, donde a Venezuela para bien y pasar su orgullo, le tocó ser la otra madre, la madre telúrica de Aquiles Nazoa, “El Ruiseñor de Catuche”.

Sumergido el poeta ya en “el único soñar que no tiene un amargo despertar”, como el mismo lo dijo refiriéndose una vez a la muerte, no hemos dejado de recordarlo, porque su rememoración es para nosotros una brillante aureola sobre nuestro sentimiento […]

Para los que tuvimos el privilegio de conocer desde su nacimiento su poesía, de compartir con él siquiera breves lapsos de su laborioso tiempo, su recuerdo es encontrarse con el alba de pronto en un camino; en la fresca paz de los recodos; es el grito de los trabajadores voceando sus consignas revolucionarias; es el monte que nace y crece dentro de las casas abandonadas; es el último rezo que se dice, de pie, al ser yaciente que amamos; es el silencio de las noches insomnes; es el olor a incienso de los templos; es secarle las lágrimas a un niño enfermo; es el aroma de la brisa de marzo y abril, viajeras en la mañana y al atardecer...


Soneto para Aquiles Nazoa
De un hombre que trabaja con papeles

Que hermosas las mañanas de este enero
con su brisa violenta y rochelera
que deja en su incursión la primavera
y en los ojos me deja ese tierrero…

Con la brisa parezco un insincero,
un hipócrita, Aquiles, un cualquiera:
le canto como a niña quinceañera
y después me le vuelvo retrechero.

¿Mis razones? Son justas y tan llanas
que tú que eres poeta tan humano
ni me culpas a mí ni te condueles

Si me vieras aquí por las mañanas
salirle con dos piedras en la mano
cuando empieza a volarme los papeles.

José Manuel Morgado (1924-2016)



MAYO


(Mes del nacimiento de Aquiles)

¡Oh mes de San Isidro Labrador,
En que retoña el árbol, el arbusto,
Y retoña el amor..!

El verano ha dejado a la Patria abatida,
por eso con regusto
celebra tu venida:
tú le das a las flores diferentes matices
y al aire, cuando llueve, un olor a raíces.

Mayo,
que manejas el rayo
como un espadachín,
y tu canción sencilla de chin-chin
entonas en el techo de las casas,
tú que aromas el mundo cuando pasas
y nos vuelves a todos infantiles,
vamos a hablar de Aquiles:

Y a honrar el día Primero
de victoria,
aunque aciago,
fecha en que el obrero
lo tiñó con su sangre de gloria
en el viejo Chicago.

Y aquí en Venezuela,
Micaela
le pone otra gloria a tus días.
pues si diciembre tiene su Mesías:
Jesús, su dulce profeta,
tú tienes tu Poeta.

Con cariño,
los niños de mi tiempo de niño,
tiritando de frío,
cuando tu invierno se tornaba impío
y yacía marchita la flor del arrebol,
pedíamos con amor
al bueno de San Isidro Labrador
que nos quitara el agua y nos pusiera el sol.

Y un día
fastidiado de aquella letanía
sometiste la lluvia a sus rediles
y nos pusiste a Aquiles.
Pues,
Aquiles es
El sol fecundo que despunta en invierno;
Aquiles es el tierno
retoño del uvero;
es el viento viajero
que lleva entre los dedos el polen de la espiga.
Su palabra es la Samaritana que lleva
el gua que mitiga
la milenaria sed
de los sedientos por la Patria Nueva:
Aquiles es la red donde queda atrapado
el malvado
y es el alto lucero
que le alumbra su noche al prisionera

Porque Aquiles nació un día
de tu signo,
tú te has hecho digno
de ser el abuelo de su Poesía.


José Manuel Morgado (1924-2016)
De: Jazmín y Cariaquito. 1986)




Referencia

Prosa y Poesía. Lo que sentimos y dijimos de Aquiles Nazoa. Publicación del Fondo Editorial Rafael Bolívar Coronado.
Concejo Municipal del Distrito Zamora. Villa de Cura, 1981.


Aquiles Nazoa (1920-2020).
Ilustración: Julio E. Morillo. 1981

Aquiles Nazoa (1920-2020)


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