lunes, 5 de junio de 2017

Señora PAZ

Desde pequeño he oído nombrarte. Cuando tocaba en la puerta de cualquier casa villacurana me preguntaban: “¿Quién es?”. Yo respondía como me enseñó mi mamá: “¡Gente de paz!”.
Tu nombre es de mujer. No se si eres señora o señorita. Eso es lo de menos. Eso no importa. Te llamaré señora. 
Por todas artes te llaman, te solicitan y tú no acudes. 
Dicen que eres de un blanco resplandeciente, señora Paz; que si tú vinieras y reinaras entre nosotros, viviríamos en armonía y sin problemas.
Pero no, por tu ausencia tu color es gris oscuro o negro, jamás blanco. A tu espalda los hombres hieren y se matan; se burlan de ti y de tu Dios, que es nuestro Dios.
Los hombres se aniquilan entre sí por odio, venganza y envidia. Mientras tú llegas quiero quitarte ese color de luto y vestirte de un verde esperanza y pedirle a Dios que los hombres terminen sus venganzas, envidias y rencores para que construyamos una Venezuela nueva donde no haya más dolor y que todos vivamos en medio de la justicia y de la felicidad.
Tu escudo, señora Paz, es la libertad: con él todos queremos pensar y opinar sin temor a retaliaciones.
No tardes, señora Paz. Ven pronto. Te espero.

Por: Chencho Adames Aponte
Villa de Cura, mayo 2017




Sitio web de la imagen: http://reportecatolicolaico.com/2016/04/%C2%BFes-posible-la-paz-en-venezuela.



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