miércoles, 18 de diciembre de 2019

De la apostasía a la navidad

La influencia del paganismo grecorromano desvió al cristianismo primitivo de las enseñanzas de Cristo y los apóstoles, contenida en los evangelios y las cartas escritas bajo inspiración divina por hombres como Pablo, Pedro, Santiago, Juan y Judas (no el traidor). La filosofía griega socavó la fe sencilla de los primeros discípulos que tenían puestos de responsabilidad, superintendentes -obispos, según la Biblia Latinoamericana -. Los primeros “Padres de la Iglesia” desarrollaron con el tiempo un cuerpo doctrinal, una teología, bajo el influjo de la corriente filosófica neoplatónica; todo esto con el fin de atraer a la clase intelectual que poseía privilegios de poder en el Imperio Romano pagano. Cuando esta clase de cristiandad (léase cristianismo adulterado) apóstata se convierte en religión de estado, también trata de encauzar las energías rituales paganas propiciando sincretismos, mezclas y asimilaciones, sin descartar las prohibiciones.

Algunos antecedentes nos permiten discernir la intención de los primeros “Padres de la Iglesia” en el sentido propuesto: algunos años después de la muerte del último apóstol, Juan el evangelista, quien había logrado mantener a raya las fuerzas oscuras de la apostasía y el intento de estas por penetrar en la entera comunidad cristiana original. Ya se había advertido de este peligro inminente.

Pues bien, los pueblos más primitivos – dice Ivar Lissner- tienen un concepto de Dios, tienen conciencia viva de que existe un ser supremo: “Este extraño impulso inherente al ser humano es su espiritualidad” (El hombre, Dios y la magia). La relación establecida con los cosmos, con la naturaleza y las estaciones, no solo originará la agricultura y la cría, la astronomía y la astrología, sino la magia y la religión. Todo esto como forma de buscar a Dios y adorarlo. A raíz de todo esto se fueron desarrollando festivales religiosos de origen agrario hasta adquirir un carácter ritual y religioso. El paganismo se nutrió de ritos y celebraciones egipcias, prehelénicas, persas y babilónicas. El enfrentamiento entre el paganismo y el cristianismo era inevitable.

“En las postrimerías del mundo pagano se difunde una religión también sacrificial, la de Mitra, como Osiris, dios-hombre, sol invictus” (Juan Liscano; Fuegos sagrados, Monte Ávila, págs.42, 43). El culto de Mitra, originario de Persia, invadió Roma e incluso durante un par de siglos compitió con el cristianismo (en su nueva versión). Nos dice el ensayista venezolano, Juan Liscano, en el libro citado, que “la natividad de Mitra, según sus cultores acaecía el 25 de diciembre, fecha en que según el calendario juliano, se computaba el solsticio hiemal o de invierno, momento de renacimiento solar, de gran alegría”. 

¿Qué haría la Iglesia para encauzar estas energías rituales paganas? La respuesta obvia fue transferir la celebración de la Natividad al 25 de diciembre para cubrir las festividades del Sol Invictus. “Entonces – dice Liscano – el NIÑO absorbió, asumió, sincretizó, ocultó el GRAN y último FESTIVAL PAGANO de muerte y resurrección” (las mayúsculas son nuestras). Así, la Iglesia Católica organizó su santoral con la finalidad de cubrir estas fiestas paganas de origen agrario. En la antigua Roma también se celebraba al tiempo de diciembre (17 al 23) La Saturnalia, en conmemoración al feliz retorno de Saturno, el dios de la siembra y la agricultura. Con el correr del tiempo solo imperaron en estas fiestas la búsqueda de placeres, libertinajes y regocijos, o sea las propias bacanales.

Acumulando evidencias a lo ya expresado, al tránsito de la apostasía a la NAVIDAD, encontramos que la Nueva Enciclopedia Católica, tomo 3, pág. 656 de 1967 dice: “No se conoce la fecha del nacimiento de Cristo. Los evangelios no indican ni el día ni el mes… y que la mayoría de los escriturarios de hoy aceptan, se asignó al nacimiento de Cristo la fecha del solsticio de invierno (25 de diciembre en el calendario juliano, 6 de enero en el egipcio), porque en este día, a medida que el sol empezaba a regresar a los cielos norteños, los devotos paganos de Mitra celebraban el dies natalis Solis Invicti [natalicio del sol invicto o invencible]… La Navidad se originó en un tiempo en culto del sol era especialmente dominante en Roma”. (Citado en Razonamiento a partir de las Escrituras, publicado por Watchtower de Nueva York, 1985).

Entonces, de diferentes fuentes consultadas, encontramos que la celebración cuasi universal de la Navidad es de origen pagano y no tiene ningún apoyo en las Escrituras (la Biblia). La fecha y todo lo que rodea a la Navidad no es compatible con el espíritu cristiano que emana de la verdadera fuente.

(Publicado originalmente en el diario El Nacionalista de San Juan de los Morros, Guárico, martes 24 de diciembre de 1991, pág. 5). 

Texto: Argenis Díaz / Editado, diciembre 2019.


Referencia



Representación del nacimiento de Jesús.


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