miércoles, 17 de septiembre de 2014

Los Turpiales de Aragua: Cultura y tradición

La Parranda Central o Parranda de Aguinaldos fue fundada en Villa de Cura en 1944 y desde entonces se ha convertido en una escuela de la cual han surgido muchos parranderos y aguinalderos, grupos que dejaron una honda huella en el camino.
Estos primeros pasos de la parranda son de aficionados y por amor al arte; solamente se tocaba los días navideños, y los niños aprendían el oficio de sus padres o abuelos. Contaba Guillermo Alahé (Moronta), que cuando él tenía apenas ocho años su papá le daba clases de cómo se tocaba un furruco. El instrumento era hecho a partir de una vara de “cañamarga” embadurnada con cera extraída de la colmena de una abeja sin aguijón conocida como Guanota.   
La expresión “aguinaldos” deriva de las regalías que el grupo recibía; de allí viene el nombre de “aguinalderos”. Claro el aguinaldo era más en comida y bebida que en dinero efectivo. En aquellos tiempos los parranderos tenían que cargar un morral para reunir las hallacas que en cada casa recibían de aguinaldo. También les ofrecían carato (una bebida fermentada muy agradable) y dulce de lechoza; el aguardiente lo bebían en “totumas”.
Los nombres de los fundadores originales  de la agrupación musical no aparecen registrados en ningún documento. Los primeros guías fueron hombres como Víctor Terán, Santos Requena, y Teodoro Tovar, oriundo de El Nicual, jurisdicción de Aragua. Luego, en Villa de Cura se encontraron buenos parranderos que iluminaron el camino, entre ellos Vicente Mendía y Pastor Nieves con su cartilla de aguinaldos y aquellas tonadas nacidas de las mentes de Julio Flores, Ángel Mena, Marcelo Almeida, Cirilo Rivero, Venancio Pérez y Ramón Moreno. A estos les siguieron parranderos reconocidos como fueron Martín Nieves, Iván Nieves, Enrique Martínez, Ricardo Gómez, y Virgilio Agraz, por mencionar algunos.
De esa época, cuando había poco alumbrado en Villa de Cura, es el “Farol”, que no era un instrumento sino el emblema de la Parranda, toda una obra de arte donde alguien con ingenio grababa o dibujaba paisajes. El grupo debía ir equipado con velas y fósforos para mantenerlo continuamente encendido.
La bandera de la parranda es también una carta de presentación; el banderero es el que va adelante. En esas lides anduvieron Narciso Jiménez e Ismael Gómez. Otro instrumento curiosos de la paranda es el “Chineco”, fabricado con tapas de refrescos acondicionadas que van pendientes de una tapa de olla la cual queda fijada a un palo de escoba en su centro. El chineco debe golpear sobre el piso para llevar el compás, siempre con cuidado de no romperse las alpargatas.
Por ese tiempo, estremecieron emisoras de radio parrandas todavía recordadas como La Verde Clarita, La Vencedora de Aragua y La Verde de Aragua, entre otras. En Las Mercedes estaban Inginio Mora y José María Ysaya que se dieron a la tarea de acondicionar un radio grande de tubos que fue convertido en planta para que todos los domingos por la tarde los grupos de parranderos se reunieran para cantar. Así fueron llegando La Verde Plateada de Rufo Cuence, La Flor de Aragua de Eusebio Corrales, La Flor de la Represa con Héctor Lombano, La Roja Ranchera con Emilio Pérez y La Verde Ranchera de los Mena, junto a la más joven de todas, Los Turpiales.
Fue la siguiente generación de parranderos o aguinalderos, integrada por Juan Carrasquel, Emilio Pérez, Guillermo Alahé (Moronta), Guillermo Rivas, Arcadio Gómez, José María Isaya y Enrique Rivero, la encargada de mantener el emblema de la Parranda Central desde Villa de Cura para el resto de país. Más de cien personas han pasado por esta escuela, algunos fallecidos; otros, continúan apoyando la parranda de cualquier manera.
Desde sus comienzos, el propósito era divertirse, deseaban que llegara octubre para ensayar y ver la casa de Marcelina Aponte llena de visitantes; improvisar los versos que acompañarían la música propia de las tonadas de aguinaldos que en diciembre alegrarían las casas de los vecinos.
Aunque la abuela honorífica de la parranda siempre fue la señora Marcelina Aponte, quien acogía a todos los jóvenes en su casa y los trataba como a sus hijos, han sido Madrina de Los Turpiales muchas damas villacuranas, entre ellas: Paula, Polita y Baudilia Díaz, Esther Román y Aminta Corniel.
No siempre fueron turpiales. En octubre de 1966, la parranda comenzó a sonar con el nombre de Unión Sonora, año cuando también estuvo en su apogeo la Unión Palo Negro. Sin embargo, como sucede siempre, todo vuelve a su raíz, y el año siguiente regresan con el nombre Los Turpiales de La Villa, rindiendo honor a sus antecesores.
Desde entonces las presentaciones han sido muchas en la radio y en la televisión. La primera vez que Los Turpiales salieron al aire fue por Radio Guárico, llevados por Daniel Morillo en un camión de barandas. Después siguieron Radio Girardot, Radio Central, en el programa de Ángel Custodio Loyola y Radio Maracay en el programa de Zoilo Chinchilla Márquez, Ricardo Barazarte, Julio Sorria y conducido por Pedro Blanco. Fue en ese programa dominical que Ricardo Barazarte dijo que ya no eran Los Turpiales de La Villa, sino Los Turpiales de Aragua, y se quedaron con el nombre.
Orientados por Eladio Lovera y Andrés Almeida contactaron un estudio de grabación en Caracas y empezaron con pocos recursos a grabar sus producciones musicales en discos pequeños, eso fue en 1975. En ellos quedó grabado el tema “Historia y Tradición de Villa de Cura”. En noviembre de 1976, Los Turpiales de Aragua estaban en su apogeo y Emilio Pérez era el solista de éxito. Lo más importante para estos cantadores y músicos populares era la aceptación de los niños, que en sus juegos se hacían parranderos y unos querían ser Emilio Pérez, otros querían ser el Negro Moronta y aun otros el popular “La Lapa”, Enrique Rivero o Pedro José Herrera.
El paso de Los Turpiales de Aragua por la Televisión se logra en 1977, gracias a la iniciativa de Oscar Martínez que les grabó un video en Maracay. Desde los años setenta hasta la fecha poseen más de veinte trabajos discográficos, entre discos de acetato, casetes, y discos compactos. Desde los años noventa, para mantener la tradición navideña, se instituyó la Fundación Turpiales de Aragua. Cabe destacar que, detrás de todo este trabajo de años, Los Turpiales tuvieron siempre en Guillermo Alahé (Moronta) un incansable promotor y representante.

Diversos escenarios han recibido a los Turpiales, tales como: Teatro CANTV de Caracas, Quita de la Diversidad Cultural de Los Rosales (Caracas) y el Ateneo de Maracay. Han compartido tarima con grupos y cantantes famosos, entre otros por mencionar: Orquesta Billo’s Caracas Boys, Un Solo Pueblo, Grupo Macuaya, Grupo Melao, Serenata Guayanesa, Melody Gaita, Cecilia Todd, Francisco Pacheco, Simón Díaz, Reina Lucero, Cristóbal Jiménez, Ángel Custodio Loyola, Carlos González, Santiago Rojas, Eneas Perdomo y Niños Cantores de Villa de Cura.
Son muchos los reconocimientos que han recibido Los Turpiales de parte de diversas instituciones  públicas y privadas, en el ámbito local, municipal, estadal y nacional: El Samán de Aragua, Orden Juan de Bolívar y Villegas, Orden Ciudad Villa de Cura, Botón de oro y Reconocimiento por la Asamblea Legislativa del Estado Aragua en el Día del Músico. Pero el más importante reconocimiento es y será siempre el de su pueblo, que ve ellos una marca indeleble de cultura y tradición.

Integrantes de Los Turpiales de Aragua en la actualidad:

Emilio Pérez, director, compositor y cuatrista; Douglas Castro, compositor y cuatrista; Mario Crespo, tamborista; Hernán Nieves, tamborista; Guillermo Perdomo, furruquero; Juan Paredes, maraquero; Manuel Gómez, bajista; Sionyer de la O., charrasca y Carmen Villanueva, charrasca.

[Información aportada por Emilio Pérez]

Texto: Argenis Díaz.
Foto: Bernardo José Rivas.

Turpiales de Aragua

Turpiales de Aragua.
Presentador: Emilio Cabrera, promotor cultural.









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