jueves, 11 de noviembre de 2010

Emergencia Cultural en Villa de Cura

Argenis Díaz

Quiero celebrar, en primer lugar, el hecho de que un medio de comunicación de reconocido impacto en el colectivo aragüeño se haya hecho eco de una denuncia que proviene de un sector tan golpeado y marginado como lo es el colectivo cultural del municipio Zamora, y no sólo de Villa de Cura.
El licenciado José Meléndez, a quien conozco y respeto, se convierte en vocero de los cultores del municipio Zamora para poner en el tapete de la opinión pública una situación que el cultor zamorano (sin distingo de color político o condición social) viene sufriendo desde hace unas décadas: “la mirada indolente de las autoridades”, la desidia oficial, la falta de inversión social en materia cultural, la ausencia de políticas culturales, la negación a crear instrumentos jurídicos (ordenanzas) que amarren el compromiso del Gobierno Municipal con el colectivo cultural zamorano y para colmo de males el afán destructivo de quienes no se identifican con el patrimonio (acervo) cultural local.
Cierto, “huérfana e indefensa” continúa la Atenas de Aragua, como lo dijo una vez Vinicio Jaén Landa y lo secundó años después Ana Belén Aular, como lo puede asegurar José Manuel Morgado; como la pintó Carlos José Martínez, antes de dejar su pincel recostado al cerro El Vigía. Antes de todos ellos lo dijo el poeta Aníbal Paradisi, como se intuye en un verso del poeta Pablo Cabrera.
La “decadencia” se evidencia en la condición ruinosa en que se encuentra la Casa de la Cultura Rafael Bolívar Coronado, llamado por el profesor Henry Hernández “la Casa de Frankestein”. ¿Dónde está el prometido “Complejo Cultural” para dar cobijo a todas las manifestaciones culturales de nuestro pueblo? Si no tenemos una casa de la cultura digna, ¿Cómo aspirar a que tengan sede propia el Teatro Estable de Villa de Cura, Los Turpiales de Aragua y otras instituciones culturales? La lista de agrupaciones e instituciones mencionadas por Meléndez es larga, pasando por referentes emblemáticos como Danzas Caribai, la Escuela de Música Ángel Briceño, la Coral Carlos Bonett y los ya nombrados, entre otros de más corta edad y trayectoria, pero igual de importantes para el colectivo cultural zamorano.
Todo eso esta bien, pero algo se quedó en el camino, cosas que hay que decidir. El Fondo Editorial Rafael Bolívar Coronado no funciona desde mediado de la década del 80; tenemos una Ordenanza de Cultura pendiente desde el año 2001 (con propuesta de reforma en el 2009). Falta aclarar lo del epónimo del Museo de la Tradición. Recientemente fue nombrado Juan Bautista Alayón como director del museo. ¿Cuál: El Museo Inocencio Utrera o el Museo Giuseppe Girlando? Eso no se ha decidido. Patrimonio Cultural de Aragua no se ha pronunciado al respecto. El colectivo cultural y la comunidad zamorana siguen esperando decisiones políticas que no podrán ser eludidas para siempre.
Creo que un punto álgido es la aprobación y promulgación de la ordenanza de cultura, sin ella no hay presupuesto ni política cultural en el municipio, mucho menos direccionalidad en el quehacer cultural. La activación de los comités de cultura de los consejos comunales o comunas, los voceros del Consejo Local de Planificación Pública del municipio Zamora. Hay proyectos presentados por agrupaciones que pretender ser rechazados por decisiones distintas al colectivo cultural, de ocultos enemigos de la cultura.
Por todas estas razones comprenso los pronunciamientos del licenciado José Meléndez y añado los aquí planteados. La decisión la tienen los llamados entes del Estado, llámense: Alcaldía del municipio Zamora, Concejo Municipal de Zamora, Consejo Local de Planificación Pública del municipio Zamora, Consejo Municipal de Cultura. La cultura debe ser problema de todos. (23/05/2010).

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