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domingo, 24 de abril de 2022

Joropo /Joropos: Gentilicio y Patrimonio solo de Venezuela.

Joropo es la idiosincrasia de las y los venezolanos y de ningún otro país. El Joropo no es identidad colombiana y de ningún otro país, la identidad musical del respetado país es la cumbia, vallenato, bambuco etc., mas no el Joropo, gentilicio y patrimonio de Venezuela y de ningún otro país.

Historia veraz del JOROPO, Gentilicio y Patrimonio de VENEZUELA y de ningún otro país, por el Mtro. Jesús Querales, cultor venezolano.

Caracas, 19 de enero de 2021.

Jesús Querales, director fundador del grupo Un Solo Pueblo.

Después de mi primera participación en las conversaciones, que por las redes sociales se vienen sosteniendo con relación al origen del Joropo; quisiera reafirmar mi posición, ahora mejor procesada y sin las pasiones iniciales.

No soy de los que acostumbra a participar mucho en discusiones; me he sentido más útil dedicándome a cultivar los géneros musicales que defiendo desde la óptica natural de sus cultores originarios. Este escrito no pretende provocar discusión alguna, sólo intento fijar posición ante una situación que entiendo la justifica.

LOS JOROPOS VENEZOLANOS, UNA TRADICIÓN DE MÁS DE DOSCIENTOS AÑOS.

Voy a mostrar primero mi diseño analítico en torno a la situación que se está planteando con el joropo llanero venezolano y las aspiraciones de un sector colombiano de otorgarle génesis y desarrollo en paralelo o en simultáneo con la parte venezolana, en lo que algunos llaman "llanos Colombo Venezolanos". Y no es una visión nacionalista: Guillermo Abadía Morales, lingüista, académico, antropólogo, investigador del folclore y experto en lenguas indígenas colombianas es un sustento importante para que yo haga esta afirmación, ya que él no registra el joropo recio entre las manifestaciones musicales de raigambre colombiana.

Primero voy a dejar por sentado mi posición analítica, luego expongo lo que considero son los antecedentes empresariales en Colombia y en Venezuela de este pretendido; y luego, en lo que llamo etnicidad y orígenes, con algunos aspectos relacionados con la geopolítica, expondré la manera como fue asimilado progresivamente el joropo en Colombia, pasando inclusive por encima de las tradiciones musicales que ya se habían desarrollado de modo autónomo en esa zona por sus pobladores.

POSICIÓN ANALÍTICA.

El asunto medular no es que los colombianos cultiven específicamente una de nuestras formas y variantes del Joropo venezolano, eso nos debe llenar de orgullo ya que indica que es una música que aparte de bien conformada, convoca. El problema está, en la pretensión de que es una manifestación colombo-venezolana, o sea, que en Colombia pretendan arrogarse la cuna o génesis del joropo llanero, junto a Venezuela; cuando sabemos que esa manifestación se cultiva a lo largo y ancho del territorio venezolano, y en Colombia solo se manifiesta una sola de sus formas. La polémica tiene sentido porque compromete de alguna manera la ruptura y homogeneidad de una parte sustancial de la identidad dentro del propio territorio colombiano actual, fundamentado en una suplantación de la música tradicional y típica de los llanos colombianos o de La Orinoquía colombiana, para implantar el Joropo llanero venezolano; a pesar de que muchos de los pobladores más antiguos de ese territorio, la practican y la conservan con sus formas e instrumentos musicales tradicionales ancestrales, y muchos de ellos están conscientes de que con el arpa y el joropo llanero venezolanos, fueron paulatinamente relegados hasta ser sustituidos en el gusto popular. De estas formas originales del llano colombiano, se conservan grabaciones discográficas que son el testimonio de la proveniencia andina de sus manifestaciones.

ANTECEDENTES EN COLOMBIA

Todo comienza como consecuencia de una campaña comercial que se basó en la promoción de una serie de discos de música llanera venezolana, publicados por un sello disquero de la ciudad de Bogotá, en asociación con Luis Ariel Rey: un conocido músico, productor y comerciante llanero colombiano con el objeto de hacer un negocio multimillonario. Grabó en 1950 “Ay si si” y otros números, los primeros que llegaron al acetato, con el "Trio Los Llaneros" que formó con sus hermanos a base de guitarras. Su olfato le indicó que lo que estaba pasando comercialmente con la música llanera en Venezuela a raíz del éxito obtenido en la radio en los años 1950, podría ser un éxito también en Arauca, debido a la influencia de muchos venezolanos residenciados allá, y porque muchos de los habitantes araucanos recibieron con agradecimiento y simpatía el refugio recibido del lado venezolano durante épocas críticas donde se les hizo difícil la vida y en ese trajinar migratorio forzado, los colombianos se llevaron el Joropo en su corazón de regreso a su tierra natal.

En 1957 incorporó por primera vez el arpa a sus grabaciones, pues antes la música llanera por estos lares se ejecutaba en guitarra, tiple, guitarro, Bandolín y Bandola andina, Requintos, Orquesta. En la estrategia para comercializar el Joropo en Colombia, contaron con el patrocinio del narcotráfico que encontró en esta faena una manera "Filantrópica" de lavar el dinero proveniente de sus negocios con la droga. De esa manera, se editaron decenas de miles de discos; se organizaron miles de congresos, conferencias, seminarios, simposios, encuentros, charlas, talleres y se produjeron centenares de festivales con premios millonarios; solo para su promoción y divulgación. Todo en nombre de una "Cultura y Música colombo-venezolana".

Las primeras ediciones disqueras fueron interpretadas por venezolanos y grabadas en Barquisimeto, en el estudio de Alejandro López, quien fue el ingeniero que se especializó en grabar a la gran mayoría de cantantes de la música llanera en Venezuela. Por razones económicas, a los músicos y cantantes llaneros venezolanos, siempre en el olvido por todos los gobiernos nacionales, no les quedó más remedio que participar de estos acontecimientos comerciales organizados en Colombia porque los favorecía económicamente. Fueron siempre los más populares y aclamados en todos esos festivales y se presentaban de modo itinerante cada vez que los solicitaban, contratados para cantar en bailes particulares y en eventos de toda índole, de manera que producían miles de veces más dinero que trabajando con el mismo esfuerzo en Venezuela, además de ser reconocidos y queridos por un público más amplio.

 

EL MODELO VENEZOLANO QUE SE EXPORTA EN EL AÑO 50

Motivado por el desarrollo del movimiento de la música tradicional venezolana en Caracas, Juan Vicente Torrealba, en los años 30 y 40 del siglo XX, innovó en la configuración de la agrupación tradicional llanera cuando le quitó las maracas al cantante e inventó el Maraquero como un instrumentista especializado o específico, con el objeto de que el cantante se concentrara en el canto y no se distrajera como maraquero. Muere así la figura del Maraquero cantante en el llano (figura que aún se conserva en el Joropo Central o Tuyero).

Este nuevo concepto de conjunto llanero de Arpa, Cuatro, Maracas y Bajo, es venezolano porque fue estructurado por Juan Vicente Torrealba a finales de los años 40 del siglo pasado.

A esta innovación de Torrealba, se agrega otra de Ángel Custodio Loyola, al escribir por primera vez letras para un Pajarillo y otros Joropos recios, que tradicionalmente no la tenían, ya que eran cantados solo con versos improvisados para contrapuntear en las Parrandas campesinas.

Estas fiestas con sus cantos y bailes, tenían muy mala fama y eran consideradas de muy mal gusto, por lo que fueron socialmente rechazadas en muchos lugares hasta mediados del siglo 20, ya que por lo general estas controversias pendencieras, terminaban en peleas a machete.

Y es que la manera de "suavizar" el canto recio de los llanos venezolanos por parte de Torrealba, sería del agrado de empresarios y productores, así como representantes de cadenas hoteleras, interesados en mostrar un "folclore" musical más "internacional" y que hoy pudiéramos llamar "light".

Este nuevo concepto musical surgió de una mezcla de innovaciones creadas a partir de los elementos culturales tradicionales: música, poesía, lenguaje, costumbres de una región llanera ubicada entre Calabozo y el Alto Apure; una franja que incluye a poblaciones fronterizas de los estados Cojedes y Barinas y que fueron insertándose de modo ingenioso en las nuevas producciones musicales.

Uno de estos elementos novedosos y quizá uno de los más importantes fue el trabajo que desarrolló Juan Vicente Torrealba para perfeccionar el arpa rústica y primitiva que era utilizada por los peones y trabajadores de las haciendas guariqueñas y que él rescató de un depósito de la hacienda familiar. Esto le permitió desarrollar un Arpa nueva a la que le aumentó el tamaño y por consiguiente el número de cuerdas; perfeccionó la "ese" de su estructura y las clavijas, con lo que se logró mantener mejor la afinación de las cuerdas y corregir una serie de sonidos concomitantes que eran muy molestos.

Cuando Torrealba se enteró de la invención del Nylon por la empresa norteamericana Dupond, viajó a los Estados Unidos para reunirse y trabajar con los ingenieros de esa empresa para el diseño ideal de las cuerdas de su nuevo prototipo de instrumento, y es así que nace el Arpa Torrealbera en los talleres de la fábrica "Banco Largo", que rápidamente se hizo muy popular en Venezuela y que el año 2018 pasado cumpliera 70 años.

Para el año 1957, se venden las dos primeras arpas Banco Largo a Colombia, adquiridas por residentes del Arauca. Las primeras grabaciones discográficas que mostraban esta nueva forma de hacer Joropo en el llano, fueron grabadas por Ángel Custodio Loyola y consiguieron un éxito sin precedentes en la radio de entonces, y se constituyó luego en un gran movimiento musical al incorporarse muchos otros cantantes, arpistas y compositores.

Este movimiento generó un impacto tan grande en Venezuela, que en corto tiempo fue asumido por los habitantes del todos los llanos venezolanos como propio, y esto trajo como resultado un fenómeno de sustitución de estilo sin precedentes ya que para entonces los diferentes llanos venezolanos: Orientales, Centrales y Occidentales, e incluso los colombianos, tenían diferentes géneros e instrumentos musicales que les eran propios y con el devenir se apartaron o arrinconaron a muchas de sus ricas y variadas manifestaciones típicas y originales, dejando solo, a este nuevo Joropo, de Arpa, Cuatro, Maracas y Bajo; con el monopolio de la identidad musical de todos los llanos venezolanos, lo cual constituyó una pérdida similar a la que ocurrió con el petróleo en la economía venezolana, cuando desplazó y casi eliminó al agro y la ganadería como fuentes de riqueza.

No podemos olvidarnos de que Torrealba también intentó cambiar el atuendo original de los llaneros, convirtiendo a sus músicos en lo que el genial Aquiles Nazoa llamó "los llaneros del petróleo".

ETNICIDAD Y ORIGENES DEL JOROPO COLOMBIANO ACTUAL.

Una de las pruebas más fehacientes de que el joropo llanero en Colombia es de reciente desarrollo, es que allá no tuvieron la tradición asociada al género: escritores como Alberto Arvelo Torrealba, compositores como Pedro Emilio Sánchez, ni un cantante como El Carrao de Palmarito, por no agregar costumbristas como Simón Díaz que rescata y desarrolla en Venezuela un género asociado a las faenas del llano: la tonada llanera; por nombrar solo algunos pocos.

Fonéticamente hablando, los llaneros venezolanos hablan naturalmente de manera "nasal"; y de esa misma manera cantan; sin embargo los llaneros colombianos, son de origen andino, ya que fue una región que vivió un proceso de coloniaje tardío y sus gentes provienen de las zonas andinas; por eso ellos no hablan nasalmente, y al asimilar nuestro Joropo llanero se han visto obligados a imitar ese sonido nasal de los copleros venezolanos, ya que esa sonoridad constituye un aspecto idiomático esencial del joropo llanero venezolano. Sucede algo parecido a lo que es el discurso idiomático del jazz y algunos modismos de la voz que son componente esencial del estilo, que los interpretes de ese género en América de habla castellana han copiado de modo ingenioso.

Es a partir de esa campaña denominada 'La música Colombo-venezolana", que los habitantes de la Orinoquía colombiana comienzan a olvidar sus raíces y a reemplazarla por el Joropo llanero venezolano.

ASPECTOS GEOGRÁFICOS DE LA ZONA EN DONDE SE DESENVUELVE EL FENÓMENO.

Los llanos del Arauca y Casanare pertenecieron a Venezuela antes del siglo XIX, y sus habitantes originales fueron en su mayoría indígenas de varias etnias autóctonas, quienes hablaban muy poco el español y tenían esporádicos contactos con las poblaciones criollas, como lo fueron en un tiempo las comunidades de otros estados venezolanos como Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro. Eran entonces unos llanos recónditos con muy poco desarrollo y de difícil acceso.

Una vez que Venezuela se separó de Colombia (hablo de las naciones unidas por Bolívar al calor de la lucha por la Independencia) y esa nación volvió a su nombre originario, adoptando en 1832 el nombre de República de la Nueva Granada; estas tierras, anteriormente venezolanas, terminan quedando del lado neogranadino.  Se pone en práctica entonces, por parte del gobierno de Nueva Granada, una campaña para la repoblación de la región que comienza con la llegada de miles de colonos provenientes principalmente de las regiones andinas de ese país y llevan consigo su cultura, con sus tradiciones musicales e instrumentos típicos. Con ellos se inicia la conformación y decantación de lo que un tiempo después fue la música original de la Orinoquía, o del llano colombiano, cuando ese país asume definitivamente en 1863 el nombre de Estados Unidos de Colombia.

Guillermo Abadía Morales, uno de los pioneros y de los más importantes investigadores de la música colombiana, nacido a principios del siglo XX y contemporáneo con el investigador venezolano Luis Felipe Ramón y Rivera, en uno de sus libros, palabras más, palabras menos, expresa: "Es muy lamentable que el Arpa y el Joropo llanero venezolano hayan entrado a Colombia, desplazando a la música e instrumentos musicales típicos y tradicionales de la Orinoquía o de los llanos colombianos". Abadía Morales enumera y describe estos instrumentos, pero no registró en sus trabajos al Joropo y arpa de los llanos venezolanos como forma musical colombiana, porque no los consideraba propios del llano colombiano.

CONCLUSIÓN.

El Joropo en Venezuela es un sentimiento nacional cuyas formas arcaicas se originaron de las danzas que trajo consigo la cultura ocupante y las formas híbridas que desarrolló el mestizaje de las poblaciones establecidas en la zona norte costera (por ser el espacio por donde llegaron los ocupantes), y luego se desplazó hacia el resto del país, adquiriendo características propias en cada espacio social, para convertirse junto a la arepa, como manifestaciones de identidad a nivel nacional en Venezuela.

Para terminar, me gustaría hacer esta simple propuesta, con la intención de aportar a la discusión sobre música e identidad:

Quisiera convocar la creación de un banco de datos, sobre todo lo ya conocido con relación a la historia de nuestros Joropos, enriquecido y actualizarlo permanente. Y que este banco sirva de apoyo para todos los curiosos, viejos y nuevos, interesados en incursionar de alguna manera en el tema.

[Jesús Querales, director y fundador de la agrupación Un Solo Pueblo, patrimonio cultural de Venezuela].

Foto: Carlos Querales.

Texto reproducido de la página de Facebook de Javier Pedrá Morgado.

 

Jesús Querales e Ismael Querales.

martes, 23 de junio de 2020

Salvador Rodríguez y su arpa sonora


“Hablar del maestro Salvador Rodríguez es hablar de la historia del Joropo Central. Con el talento nato de los grandes artistas encontró el lenguaje necesario para hacer de la música central un campo eternamente abierto”. Así se expresó el poeta Pedro Ruiz del legendario arpista, en su maravillosa obra La Memoria de Aragua, volumen II.

Salvador Rodríguez nació en Belén, estado Carabobo, el 24 de junio de 1920. A los cinco años sus padres Lino Rodríguez Ceballos y Juana María Rodríguez se trasladaron al Pao de Zárate y desde entonces hizo suya la tierra aragüeña que ha sido la receptora de sus creaciones musicales. Su hijo Magín es un destacado bailador de joropo e investigador del folclor nacional, también su hija Rosita es bailadora de las buenas.

Durante su vida, Salvador Rodríguez grabó un centenar de temas tanto en LP como en discos de 45 y 78 revoluciones, muchas de las cuales grabó junto a Quintín Duarte. Con este famoso cantador fue invitado a tocar en la toma de posesión de Rómulo Gallegos en el Nuevo Circo de Caracas en 1948. Viajo por varios países de América llevando el arte aragüeño.

Respecto a su instrumento, el arpa, señaló que “el arpa debe tener tiple sonoro, es una tradición usar cuerdas de acero en el arpa aragüeña. Debe ser sonora en los bajos y si es de cedro es mucho mejor”.

Al arpisto (arpista) lo rodearon artistas y cantadores de la talla del ya mencionado Quintín Duarte, Pedro Matos, Pedro Pablo Romero “El Chirulí de Aragua”, Emilio Mejías, Silvino Armas, Sandalio Hernández “El Canario de Aragua” y Margarito Aristiguieta, entre otros.
Dijo en la entrevista con el poeta Pedro Ruiz: “A mí me gustaría que se hicieran escuela para enseñar a querer nuestro arte, que aprendan a querer su escuela, que el bailador mejore, el cantador pronuncie bien… Yo desearía que saliera una nueva generación de intérpretes y colaboraría con ellos. ¿Por qué no crear en La Villa, que ha sido lugar de encuentro de muchos artistas, en Centro donde se estudie y se difunda lo que hacemos?”

Rememorando un poco su infancia, expresó: “De niño yo veía tocar al ciego Saturno Linero, allá en el Pao de Zárate, acompañado siempre de su cantador Laureano Mogollón. Fue viéndolo tocar que empecé a pulsar las cuerdas del arpa”. A los 14 años tocó su primera fiesta con Mogollón. Eso fue el martes 26 de agosto de 1936, según recuerda. En el año 37 llega a Villa de Cura y empieza a participar en las fiestas que se montaban en el barrio Las Mercedes, donde acompañó a los cantadores Silvino Díaz, Teodoro Rivero y Quintín Duarte, quien lo llevó a Maracay a la emisora La Voz de Aragua, en 1938. El programa se llamaba Florencio y Quintín. Florencio Morales, un excelente arpista villacurano de aquellos años, dejó el programa que pasó a llamarse Quintín y Salvador con su Arpa. Con Quintín hizo un recorrido por varios escenarios del centro y de la capital, hasta que él muere el 2 de mayo de 1955.

Se puede decir, junto a Germán Fleitas Núñez, que “aprendió su arte de los grandes arpistos de su tiempo: “El Mocho Julián” del Pao de Zarate, Laureano Mogollón, Pedro Sarmiento (Piringa), “El Ciego” Saturno, Alberto Bejarano “Urica”, Emilio Mosquera, Eulogio Pérez, El Maestro Macario, Florencio Morales y Pedro Matos”. La Flores fue la primera pieza que grabó con Quintín Duarte. No tenía letra, “ahora la tiene, se la hice yo”. Después la grabó con Pablo Romero “El Chirulí de Aragua”
.
El 26 de septiembre de 1986, el Concejo Municipal del antiguo Municipio Ricaurte del estado Aragua realizó una sesión solemne con motivo de “las Bodas de Oro” (50 años) de vida artística del gran arpista don Salvador Rodríguez, donde fungió como orador el Cronista de La Victoria Germán Fleitas Núñez, quien en la conclusión de su disertación declamó una glosa al maestro Salvador Rodríguez.

La música central tiene sus raíces en el siglo XVIII, pero según muchos cantadores, ha sido enriquecida por la creación de Salvador Rodríguez. A esta expresión musical común en los estados Miranda, Carabobo y Aragua, todos los intérpretes concordaron en llamarla Joropo Central. A Salvador se debe la interpretación del pasaje de manera estilizada, ese el llamado estilo aragüeño. Con la fama de ser un salvador de la música central junto a otras leyendas del joropo, como Margarito Aristiguieta, abrió los caminos a esta música primigenia de Aragua, como dice en parte la letra de Las Flores, que él compuso:

El tiempo con su mudanza
viste los campos de flores
Nos vuelven las esperanzas
 y reviven los amores.

Salvador Rodríguez murió el 25 de mayo de 1992, poco tiempo después de haberse publicado el libro de Pedro Ruiz, La Memoria de Aragua.

Texto: Argenis Díaz
Fotos reproducidas de La Memoria de Aragua. Pedro Ruiz.

Glosa de Germán Fleitas Núñez dedicada a Salvador Rodríguez (1986)

LLEGÓ SALVADOR CON SU ARPA
Y SE ABREN COMO UNA FLOR
LA MARACA CON SU TRINO
Y EL ARPA DE SALVADOR

I
A la plaza pueblerina
ornada para la fiesta
por la aragüeña floresta
baja un arpa campesina.
Una brisa serpentina
bajo la celeste carpa
escolta al sol cuando zarpa
en crepuscular derroche
y antes de llegar la noche
LLEGÓ SALVADOR CON SU ARPA.

II
Le quita el floreado traje
y al estrecharla en sus brazos,
“Mariselas” y Yaguasos”
se enredan en el “cuerdaje”.
En el fragor del pasaje,
cuando “llama” al cantador,
las manos de Salvador
sobre una inmensa guitarra,
se cierran como una garra
Y SE ABRE COMO UNA FLOR.

III
Sus dedos son manantial,
cauce y desembocaduras,
de un río de aguas puras
que es el cantar nacional;
profundo y elemental,
hondo y llano, recio y fino,
que el baile campesino
“para” el arpa y “calla” el buche,
para que solo se escuche
La MARACA CON SU TRINO.

IV
Aragua, que el sol decora,
del añil y del almíbar;
Aragua de los Bolívar
del “Joropo” y de “La Llora”;
hoy, cuando en festiva hora,
yo le canto a tu cantor,
a ti también, con amor,
quisiera Aragua cantarte
con la voz de Quintín Duarte
Y EL ARPA DE Salvador.

  
SE FUE SALVADOR CON SU ARPA

(Con motivo de la muerte del gran arpisto aragüeño en 1992)
De Margarito Aristiguieta.

 I
Se fue Salvador con su arpa
se fue para el más allá
Quintín Duarte y “Chirulí”
lo mandaron a llamar
con el “Canario de Aragua”
y también  Villamizar
porque tenían una fiesta
Salvador iba a tocar
había un  joropo en el cielo
de la música central.

II
En esa fiesta rumbosa
que tenía el Dios divino
faltó don Fulgencio Aquino
con su arpa majestuosa
“Chirulí” cantó una glosa
y Quintín  lo tatareaba
mientras Salvador tocaba
el golpe e´ la refaloza.

III
Llegó Florencio Morales
maestro de  Salvador
ahí tocó con sabor
el golpe  e´Los Turupiales
“El Canario” en sus cabales
dijo: “voy a cantá ahorita”
y con palabras bonitas
Quintín  hizo este clamor:
¡Toca  el arpa Salvador
anda, toca la burrita!

IV
Tocó a don Melquiades Aquino
el hermano de Fulgencia
quien tocó con sentimiento
varios golpes mirandinos
Villamizar  con su tino
cantó el golpe de Florinda
San Pedro la hamaca guinda
y dijo con maravilla:
“así es  que se canta ahora, Villa
Canta  ahora Aragua linda.


 Referencias

La memoria de Aragua. Volumen II. Encuentro con el maestro Salvador Rodríguez. Pedro Ruiz. Impreso en Editorial Miranda. Villa de Cura. 1992.
                                                                                                                             
Palabras al viento. Llegó Salvador con su arpa (discurso de orden). Germán Fleitas Núñez. Biblioteca de Autores y Temas Aragüeños. 1995.

Salvador Rodríguez, arpista de Joropo Central (1920-1992)

Dos leyendas del Joropo Central Margarito y Salvador.

La Memoria de Aragua de Pedro Ruiz. 1992.

sábado, 30 de mayo de 2020

Saturno Linero: inolvidable arpisto del joropo central

A Oscar E. Carrasquel F.


Fue mayormente conocido como “El Ciego Saturno”  y sigue siendo referente en la historia del Joropo Central, uno de sus máximos exponentes.

Saturno Linero, arpisto (arpista) y compositor de joropo central, nació el 11 de febrero de 1906, en el asentamiento rural Tierra Blanca, Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela. Hijo de Juana Julio Liendo y Adolfo Esaá, un guariqueño que luego cría al niño junto con su esposa Rosa de Esaá. Saturno, invidente de nacimiento, nunca aprendió a leer ni escribir, pero desarrolló el más agudo sentido del oído para captar los maravillosos sonidos del mundo que lo rodeaba y con el tiempo logró transportarlos al arpa como instrumento de sus creaciones y logró componer varias piezas musicales, guiándose por la imágenes sonoras que su prodigioso cerebro y su sensible corazón iban acumulando en su espíritu despierto y alegre.

Más tarde, Juan Bautista Rodríguez, propietario de la hacienda “El Chino”, lo recomienda en Villa de Cura al maestro Ruperto Rodríguez (hijo), quien “explora su potencial en la ejecución del arpa” y le enseña a tocar también el cuatro y el redoblante. De esta manera, participó como cuatrista en la orquesta dirigida por Briceño, tocando en diferentes lugares de Villa de Cura y San Juan de los Morros.

Sin embargo, fue el arpa su instrumento preferido y se dedicó a afinar y perfeccionar su ejecución hasta lograr una maestría incuestionable, junto a luminarias como José Sánchez, Julián Bolívar, Luis Castro, Alberto Urica y Florencio Morales (otro villacurano). En la integración del binomio (solo dos ejecutantes y dos instrumentos musicales, aunados a la voz del cantador como factor natural) “Arpa, maraca y buche”, le acompañó casi siempre el gran Silvino Díaz, “el mejor cantador de joropo de todos los tiempos - en palabras de Oscar Carraquel- quien emerge después de las figuras de Pedro Matos y Julio Pérez”.

En el aspecto sentimental, su fiel compañera fue Ruperta González hasta el momento de la muerte de ella acaecida en Villa de Cura el 8 de junio de 1945. Le sobrevive su hija Juana Julia. De esa experiencia nace el golpe aragüeño “Ruperta”, al que le siguen otras composiciones como El Ocumo (pasaje), Caicara (pasaje), Santa Rosa (golpe), La Niña Llorando y  su hermoso pasaje El Arrendajo, entre muchas otras que se quedaron inéditas en el tiempo.

Según el poeta y cronista popular, Oscar Carrasquel, en sus anotaciones, Saturno Linero fue “un hombre con una corazón lleno de bondad, honrado, de buen humor, chistoso hasta más no poder; satírico a veces, pero respetuoso y amigo de los buenos”.

Lamentablemente, su genio no tuvo la oportunidad de proyectarse en vida a otras latitudes, aunque deja un legado y los acordes de una leyenda en el corazón de los joroperos y amigos que rememoran las composiciones que le trascendieron.

Residenciado en el barrio Las Mercedes de Villa de Cura, muere Saturno Linero el 13 de julio de 1968. El mismo año de su muerte, la Asamblea Legislativa del estado Aragua le rinde homenaje póstumo, a instancias del entonces diputado y folclorista Juan José Vargas Castillo.

Texto: Argenis Díaz

Referencia
El Joropo Aragüeño. Una historia llamada Saturno Linero. Artículo en Expresión N° 31. Editorial Miranda, Villa de Cura, Aragua. Mayo 1991.

 
Al arpa, Saturno Linero, Manuel Vicente Zapata animador
de Radiodifusora La Villa y Silvino Díaz, "maracas y buche". 1955.


domingo, 25 de agosto de 2019

El Joropo central: orígenes, tradición y permanencia

A nuestros amigos del joropo: Alfredo Sánchez, José “Chino” Rujano, Joaquín Villamizar, Dany Pérez, Pedro Sanabria, José Manuel Valera y Trino Lovera.

El Joropo central (también llamado joropo tuyero) es una manifestación musical y dancística de los estados centrales de Venezuela, específicamente: Miranda, Aragua y Carabobo, aunque se ha extendido hacia los llanos centrales y al Distrito Capital. Expresión folclórica compleja que permite tomar en cuenta música, baile, cultura, literatura, instrumentos, imaginación y cotidianidad. Muchos son los nombres ligados a esta música, convertidos en leyenda, como Margarito Aristiguieta, Ciro Pimentel. Juan Sanabria, Salvador Rodríguez, Fulgencio Aquino, entre muchos otros… Además, alrededor de esta manifestación hay todo un conglomerado y público consumidor de cultura; podríamos hablar de una industria cultural, donde participan compositores, cantantes, arpistos, bailadores, todos bajo el signo de “joroperos y joroperas”, familiares, amigos, empresarios, comerciantes, artesanos, productores radiales, locutores, animadores, equipos de grabación y editores que mantienen viva la tradición. 

Algunos gobiernos regionales, a veces, también han puesto su granito de arena generando festivales, rutas y eventos que promueven a los protagonistas del joropo, los llevan a las escuelas y apoyan programas radiales para difundir la música central.

En cuanto a los instrumentos tradicionales que se utilizan para la ejecución del joropo de estos estados solo tenemos “Arpa, Maraca y Buche como suele llamarse a la voz del cantador”. Se diferencia del joropo llanero tanto en el baile como en los instrumentos que se utilizan, ya que en el llanero se usan el arpa, las maracas, el cuatro y desde hace décadas el bajo, además de que en las parejas de baile del joropo central el hombre es quien resalta, mientras que en el llanero pueden resaltar ambos bailadores. Por otro lado, en el llanero se puede encontrar la variante de la utilización de la bandola en sustitución del arpa, sobre todo en los llanos altos.

Instrumento unificador del joropo

El arpa es el instrumento más antiguo que se conoce. Existen evidencias en la Biblia y en lugares tan distintos como Egipto, Grecia, Mesopotamia, Europa y América. Constituye el instrumento musical unificador del joropo en sus diversas manifestaciones y variantes. Su presencia en las tradiciones musicales venezolanas es muy anterior al primer registro documental de la existencia del joropo. La documentación expuesta por Battaglini Suniaga (2014) indica que el arpa era conocida en los llanos centrales antes de 1620.

El arpa que se trajo de España en esos primeros tiempos era la distintiva arpa diatónica medieval-renacentista, que se difundió principalmente en nuestro país y en las repúblicas que hoy se conocen como Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina, México, Colombia y Paraguay. La característica principal de esta arpa es que conserva iguales particularidades a la del siglo XVI, aunque haya aumentado el número de cuerdas de 24 o 27 a 32, 34 o 37; además, carecía de pedales. A lo largo de 300 años, españoles, africanos, indígenas y mestizos, colectivamente, pudieron muy bien reprocesar y readaptar la técnica del arpa popular española en los llanos y costas venezolanas, aunque conservando, sin saberlo, técnicas antiguas (improvisación y cromatismos) en los ejecutantes del arpa tradicional venezolana. 

Casi todos los que llegan a ser ejecutantes del arpa en Venezuela lo logran sin haber pasado por algún tipo de escolaridad o academia, valiéndose del dominio práctico-memorístico de los sonidos (o sea por oído musical, como se dice popularmente) y la imitación visual-oral de sus maestros “arpistos”, quienes a su vez aprendieron de la misma manera, desarrollando extraordinarias habilidades en la ejecución del instrumento.

Este instrumento, el arpa central, posee caja de resonancia más ancha que la llanera, la curvatura superior de la “ese” no es tan pronunciada y posee 34 o 36 cuerdas. Consta de cuerdas de acero, las 13 primeras, denominadas tiplitos; las 13 segundas, de nylon, tenoretes y las 8 o 10 últimas, también de nylon, bordones. El arpa del joropo llanero tiene todas las cuerdas de nylon. En el joropo central encontramos la caja, instrumento de percusión característico al igual que la mandolina, el cuatro y las maracas. Las maracas están elaboradas de taparas pequeñas que contienen semillas de capachos; a la más pequeña se le llama hembra, suena más grave y por lo general se ubica en la mano izquierda; a la más grande se le llama macho con un sonido más agudo y se ubica por lo general en la mano derecha; aunque algunos arpistos son ambidiestros y se sienten cómodos usando indistintamente la derecha o la izquierda. La percusión es el sonido que produce el zapateo en el hombre cuando golpea el suelo.

Orígenes

El joropo en Aragua y Miranda surgió en la época Colonial Venezolana, en las florecientes haciendas productoras de café, cacao y caña de azúcar ubicadas en las costas y serranías circunvecinas a pueblos y ciudades. Se tiene información de que el esclavo aprendió las melodías que escuchaba en sus momentos de descanso; luego de las faenas en las haciendas, el esclavo se deleitaba escuchando el arpa clásica de cuyos sonidos disfrutaban los amos, y fue así como reproduciendo, “construyó la de bambú con cuerdas de tripa animal”, creando nuevos ritmos y dándole mayor fuerza.

Magín Rodríguez (1978) señala que “el negro comenzó a imitar con el arpa la música de los fandangos, pero en su ejecución no pudieron evitar la influencia de la fuerza rítmica del negro, dándole a los bordones de una arpa rústica…” Opinión que comparte el investigador y folclorista Ramón y Rivera (1986). Los primeros fandangos llegaron a Caracas en el transcurso del siglo XVIII. Se ejecutaba en bandurrias, vihuelas y mandoras en las veladas de los “grandes cacaos”, como se llamaba a las familias pudientes. El fandango más popular que se conoce es el del Padre Soler en 1700 con los mismos giros del pajarillo y otras formas interpretadas en clavecín. 

No obstante, especialistas como Oscar Bataglini Suniaga sostienen que el fandango barroco “no es la única referencia filogenética del joropo” y que el joropo es mucho más que un “fandango aclimatado” o “tropicalizado”. Asimismo, las referencias que tenemos del fandango provienen de fuentes españolas, en el transcurso del siglo XVIII, como baile con características que se evidencian en las tipologías del joropo venezolano, como son el compás, las progresiones armónicas, el zapateo del baile y la cadencia frigia-andaluza también presente en el flamenco. Parece ser innegable el aporte de la música barroca con sus distintos elementos compositivos sobre el más reconocido género musical venezolano.

La primera mención documentada del joropo que se menciona en la Colonia es del 10 de abril de 1749, seguramente muy posterior a la aparición de los rasgos característicos del género (Bataglini Suniaga, 2014). Desde esa fecha tanto venezolanos como españoles diferenciaban claramente el fandango español del joropo. En cuanto a la palabra “joropo”, según el lingüista Ángel Rosenblat (1978) está evidentemente emparentada con “jarabe”, “Jaraba” y “jarope” con equivalentes en el español antiguo y clásico. Joropo es un derivado de “joropear” en el sentido de “bailotear”. Otros opinan que el término es una derivación de la voz árabe “Xarop” que traduce jarabe, “sirope” o “hidromiel”. Algunos estudiosos han sugerido la derivación quechua “huarapu” que dio origen a “guarapo” (Rodríguez, 1986). Conforme con esto, Best (1988) refiere en un documento colonial venezolano que “era tradición de los establecimientos agrícolas de la época, finalizada la molienda de la cosecha de caña de azúcar, agasajar a la peonada con una alegre fiesta en la cual se bailaba y se tomaba jugo de caña fermentada: el “guarapo” que con el tiempo de transformó en “joropo”.

Tradición

El joropo ha experimentado algunas modificaciones en cuanto a la temática y contenido de las letras. Antes la letra se improvisaba y se le cantaba a la naturaleza, a las faenas del campo, a las vivencias del campesino, sus valores y creencias. En la actualidad se escribe una letra sujeta a una estructura poética que se ha conservado igual a la métrica española. Así encontramos coplas, romances, décimas, glosas y redondillas. Los temas son variados y en ocasiones de doble sentido. Y en cuanto a la conformación musical del joropo central, hablamos del Golpe y la Revuelta, una suite formada por cinco partes: Pasaje, el Yaguazo, la Guabina, la Marisela y la Llamada del Coco. Además, el Golpe que se caracteriza por la libertad de su ejecución. Es un ritmo más rápido y pegajoso.

En cuanto a la vestimenta, cuando los joroperos acudían a una fiesta o evento, el hombre dejaba lucir un pantalón de color variado, así como camisa manga larga o corta de cuadros o unicolor. A veces usaba liquilique de color blanco, crema, negro o gris. También solía utilizar un sombrero y alpargatas. Ahora todo ha cambiado. La mujer se vestía de gala con una falda un poco más abajo de la rodilla, casi siempre amplia, floreada, estampada o unicolor y una blusa ancha o ceñida al cuerpo. También utilizaba vestido completo, se adornaba con collar, pulseras, se maquillaba y como calzado utilizaba alpargatas. Ahora la mujer usa pantalón para bailar. Algunas opinan que la tradición del vestido debe conservarse, apoyarse y defenderse para que no se pierda.

Hoy día, el joropo está tan extendido por el territorio nacional que podemos hablar del joropo del centro (Miranda, Aragua, Carabobo y Distrito Capital) y el llanero (Apure, Barinas, Cojedes, Guárico) de joropo guayanés, cordillerano (zona de El Guapo, Barlovento y norte de Guárico), andino, larense y oriental, según los estudios realizados por la investigadora Katrin Lengwinat (2006), quien también ha hecho aportes importantes sobre esta compleja manifestación cultural como lo es el joropo venezolano.

Nuevos aportes y recomendaciones

Por último, quiero hacer referencia al trabajo paradigmático presentado a principios de 2016 por Gerardo Manuel Roa para optar al grado de Magister Scientiarum en Musicología Latinoamericana por la Universidad Central de Venezuela titulado Caracterización de la revuelta del Joropo Central a partir de la teoría generativa de la música tonal. Calificado como el primer estudio sobre el análisis rítmico de la música de la tradición oral de Venezuela, específicamente del joropo de los estados centrales, a partir de la transcripción de la música de la Revuelta “La pila de agua bendita” del cultor Juan Sanabria, con el apoyo del arpisto Pedro Sanabria.

En este sentido, Roa explica que “el joropo central se ha transmitido de forma oral, es decir, no utilizando la notación musical escrita sino la memoria y la práctica de cultores que han preservado esta tradición en la región centro-norte costera de nuestro país por generaciones. Esta expresión musical es escasamente estudiada y comprendida en el ámbito académico y poco divulgada en la actualidad”. 
Después de realizar un exhaustivo estudio del tema, recomienda finalmente, entre otras cosas: El establecimiento de una institución donde se estudie a profundidad la música del joropo de los estado centrales desde un punto de vista no sólo histórico –tal como se ha venido haciendo con respecto a los usos y costumbres–, sino sistemático, para lo cual la transcripción a partitura se hace indispensable. La prioridad debe ser “el estudio de los sistemas sonoros y la justificación de las leyes que rigen a la armonía, al ritmo y a la melodía”, sin prescindir de la “psicología de la percepción musical y estética o sistema de valoración de los hechos musicales”, aspectos muy desasistidos en el estudio de la música del joropo central. También considera perentoria e impostergable la adecuación técnica, la enseñanza y la aplicación de métodos analíticos basados en sistemas computarizados de la música de tradición oral en las instituciones venezolanas dedicadas a la enseñanza y/o a la investigación musical.

Este breve ensayo solo pretende presentar algunos datos recopilados para dar a conocer a la población en general que ignora la complejidad de esta expresión musical denominada generalmente "joropo central", aunque con sutiles variaciones locales que demuestran la versatilidad de los artistas dedicados a cultivarlo, promoverlo y conservarlo. Como todo ensayo está abierto a futuras consideraciones, debido a que es poco el material disponible y que pueda servir de soporte para realizar una investigación exhaustiva que permita acercarse de manera conclusiva a la realidad de esta manifestación cultural de suma riqueza y complejidad. 

Texto: Argenis Díaz, escritor venezolano.
Fotos e imágenes: archivo personal.


Fotografía del arpisto Juan Sanabria tomada por Fernando Suárez de Cine Arte Huata, de Zuata, publicada originalmente en el libro La música del Joropo Central: de lo tradicional a la partitura de Pedro Sanabria.


Referencias 

El Joropo. Evolución histórica desde el Barroco hispano hasta nuestros días. Oscar Battaglini Suniaga. 2014.

Primera Ruta del Joropo Central. Tríptico Gobierno Bolivariano de Aragua. 2012

Jornadas de Joropo y Parranda Central. Tríptico de la Gobernación de Aragua. 2008.

Literatura, historia y vida en el joropo central. Magín Rodríguez Pérez. Artículo en Literatura y Cultura. Varios autores. Fondo Editorial Ipasme. 2004.

Caracterización de la revuelta del Joropo Central a partir de la teoría generativa de la música tonal. Trabajo de grado en Musicología Latinoamericana. Gerardo Manuel Roa. 2016.



Baile de Joropo Central con Margarito Aristiguieta.
Foto: Julio Gómez
Arpa central y maracas


Arpisto Juan Sanabria. 
Foto: Fernando Suárez. Cine Arte Huata de Zuata.

Ciro Pimentel, arpisto
Alfredo Sánchez al arpa.