El recordado comerciante
Juan Noguera nació el 24 de julio de 1912 en el Paso Real de Cari, Aguasay,
estado Monagas. Hijo de Doña Seferina Noguera y Beraldo Valera, ambos de
origen muy humilde. Don Juan, como cuna tuvo una troja hecha con conchas de
maguey cubiertas con cuero de ganado. Creció en un mundo de pobreza crítica,
aunque para entonces se compraba el queso desde un centavo en adelante, el
papelón costaba medio, y la cuartilla de chicharrón un real. La carne en los
campos no la compraban, la regalaban en épocas especiales del año y para
avisarle a los pobladores que habían sacrificado una res tocaban un cacho o
cuerno de ganado y los campesinos acudían al lugar de la cita, guiados por este
tosco instrumento; los huesos los guardaban para echárselos a los frijoles; quien
no tenía huesos, les decía a la vecina que le prestara el suyo y si no lo
devolvían con prontitud le mandaban a decir con un muchacho: “dígale a la
vecina que me mande el hueso que le presté”.
A Juan Noguera desde muy
temprana edad lo veían en los morichales del río Cari cortando cogollos de moriche
que cambiaba en una pulpería por sal y café. Cuando tenía 10 años murió su madre,
quedando casi abandonado porque, aunque podía ayudar a su padre en su trabajo
de bonguero, este no le brindó la oportunidad. Por todos estos sinsabores, se
fue al pueblo de Aguasay, donde lo albergó su abuela paterna, Felipa Valera;
esta señora murió y él se quedó en casa de una vecina, allí cargaba agua por
unos barrancos o arrecifes, ganando una locha por cada lata que le costaba de
Dios y su ayuda para llevársela a los clientes, con esto ayudaba también a una
hermana que había quedado bajo el cuidado de Petra María Mendoza, una institución
del pueblo de Aguasay.
El 3 de mayo de 1930 salió rumbo a los pozos petroleros de Quiriquire, donde agarró un paludismo crónico
que le obligo regresar al pueblo de Aguasay; después de llegar a su terruño, su
hermano mayor Pedro Noguera quiso llevárselo a las márgenes del Río Amana. Él,
para que no se lo llevaran, se fue de noche a los hatos de Morichito, de aquí
partió a San Manuel por donde pasaba un vehículo muy distanciado de oriente a
occidente; duró tres días esperando y el carro no pasó. En ese momento le llegó
un señor que venía huyendo del régimen gomecista. Este lo invita a los pozos
petroleros de Maracaibo donde se ganaba mucho dinero. Salieron a pie buscando los
caminos ganaderos de la época, que iban de los llanos hacia las montañas de
oriente en Pariaguán, en la esa vía estaba el general Piña con un cuadrilla de
hombres haciendo la carretera de oriente; como su compañero de viaje venía
huyendo, se desviaron del pueblo buscando la ruta de Santa María de Ipire. Este
peregrinaje lo llevó hasta Caicara del Orinoco buscando los hatos gomeros. Allí
conoció al comandante Garmendia quien se lo trajo a los potreros del Dictador en Calabozo, desde este pueblo llanero llegó arriando ganado a pie a Las Tablitas,
Villa de Cura (1933), donde había unas posadas para ganaderos, aquí trabajó arriando
ganado a pie desde El Rastro, estado Guárico, a Villa de Cura, ganando 5
bolívares diarios, también fue peón en la finca Los Gorrín, obrero del
general Juan Vicente Gómez y veguero en la hacienda de don Eloy Martínez en
Magdaleno.
Cansado de tanto trabajo
duro, decidió irse a Caracas encolado en la carga de un camión, sin medio en el
bolsillo (1935). Con un paludismo crónico y casi ciego con una penosa enfermedad, a la
capital llegó con su morral, su hamaca y
una capotera; durmiendo en las plazas públicas, hasta que llegó al Garaje
Mocer, donde dormía en carros viejos destartalados, llegó a ser sirviente de
Pablo Mocer ad honorem en agradecimiento a la hospitalidad que le habían dado.
Así fue de peldaño en peldaño escalando posiciones, fue chofer particular,
trabajador de carros por puesto, guachimán, vendedor de frutas en el Mercado de
San Jacinto donde también cargaba bultos de alimento; ayudante de enfermero;
fue fundador de la línea de carros por puesto La Oriental, vendían mercancías
de Caracas para el oriente del país; fue vendedor de la Polar hasta el año
1958. Con el arreglo regresó a Villa de Cura y formó una mueblería llamada La Popular.
Aquí recibió una concesión para distribuir gas con cero clientes; después de
tener una buena clientela se la quisieron quitar injustamente, él se opuso
categóricamente y compró sus propios equipos con lo que fundó la prestigiosa
empresa Villa Gas, prestando con ella un gran servicio a casi todo el centro de
país, convirtiéndose así en uno de los comerciantes más prósperos del municipio
Ezequiel Zamora, estado Aragua y de Aguasay, estado Monagas donde tenía varias
fincas de ganado, donde había sido objeto de estafas por algunos terratenientes
que le invadían arbitrariamente sus propiedades.
Don Juan Noguera fue un
hombre de una gran filantropía, prestó valiosas ayudas al deporte, la cultura,
instituciones y personas, en momentos de apremio, otorgó becas a estudiantes de
Aguasay, El Socorro y Villa de Cura, estado Aragua. Donó una casa a las
Hermanitas de Lourdes para la aplicación de una escuela y otra a los maestros
jubilados de Villa de Cura, quienes le debelaron una estatua en su honor; fue
objeto de diferentes reconocimientos por parte de instituciones públicas y
privadas.
En 1991, Juan Noguera recibe reconocimiento de parte de la Asociación de Distribuidores de Derivados del Petroleo por 30 años de servicio en el ramo. [Expresión, diciembre de 1991]
En 1991, Juan Noguera recibe reconocimiento de parte de la Asociación de Distribuidores de Derivados del Petroleo por 30 años de servicio en el ramo. [Expresión, diciembre de 1991]
El
Corrío de Juan Noguera
Como reconocimiento a la
labor social de Juan Noguera le fue dedicado (en vida) un LP en la voz de Ceni Agraz (El Joven Ceni), cantador de larga y
brillante trayectoria en el Joropo Central: “El Corrío de Juan Noguera”, con
letra de José Manuel Valera, con acompañamiento al arpa del joven Roberto
Rodríguez y música del folclor; grabado en Caracas en 1996, durante la
presidencia del doctor Rafael Caldera Rodríguez.
Afirma José Manuel Valera
que este corrío luego fue llevado a la música llanera en la voz de Juan de los
Santos Contreras, El Carrao de Palmarito, y lo tocó Joseíto Romero, producción
en la ciudad de La Victoria, estado Aragua.
El empresario Juan Noguera
falleció en Villa de cura el 28 de septiembre de 1998.
José
Manuel Valera también publicó el libro Juancito el caminador (1999), con
prólogo del poeta villacurano Vinicio Jaén Landa, y patrocinado por sus hijos
con la iniciativa del abogado Juan Carlos Noguera y la empresa Tonoro Gas; el
libro contiene una reseña extensa de este carismático y hasta polémico
empresario que influyó en la vida social y comercial de Villa de Cura.
Texto: José Manuel Valera
Edición, corrección y comentarios de Argenis Díaz.
Fotos escaneadas del LP. 1996.
Juan Noguera (1912-1998) |
José Manuel Valera, poeta y compositor. 1996. |
Robertico Rodríguez. 1996. |
Ceni Agraz, El Joven Ceni. 1996. |
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