La Parranda
Central o Parranda de Aguinaldos fue fundada en Villa de Cura en 1944 y desde
entonces se ha convertido en una escuela de la cual han surgido muchos parranderos y aguinalderos, grupos que dejaron una honda huella en el camino.
Estos
primeros pasos de la parranda son de aficionados y por amor al arte; solamente
se tocaba los días navideños, y los niños aprendían el oficio de sus padres o
abuelos. Contaba Guillermo Alahé (Moronta), que cuando él tenía apenas ocho
años su papá le daba clases de cómo se tocaba un furruco. El instrumento era
hecho a partir de una vara de “cañamarga” embadurnada con cera extraída de la
colmena de una abeja sin aguijón conocida como Guanota.
La
expresión “aguinaldos” deriva de las regalías que el grupo recibía; de allí
viene el nombre de “aguinalderos”. Claro el aguinaldo
era más en comida y bebida que en dinero efectivo. En aquellos tiempos los
parranderos tenían que cargar un morral para reunir las hallacas que en cada
casa recibían de aguinaldo. También les ofrecían carato (una bebida fermentada muy agradable) y dulce de lechoza; el
aguardiente lo bebían en “totumas”.
Los
nombres de los fundadores originales de
la agrupación musical no aparecen registrados en ningún documento. Los primeros
guías fueron hombres como Víctor Terán, Santos Requena, y Teodoro Tovar,
oriundo de El Nicual, jurisdicción de Aragua. Luego, en Villa de Cura se
encontraron buenos parranderos que iluminaron el camino, entre ellos Vicente
Mendía y Pastor Nieves con su cartilla de aguinaldos y aquellas tonadas nacidas
de las mentes de Julio Flores, Ángel Mena, Marcelo Almeida, Cirilo Rivero,
Venancio Pérez y Ramón Moreno. A estos les siguieron parranderos reconocidos como
fueron Martín Nieves, Iván Nieves, Enrique Martínez, Ricardo Gómez, y Virgilio
Agraz, por mencionar algunos.
De
esa época, cuando había poco alumbrado en Villa de Cura, es el “Farol”, que no
era un instrumento sino el emblema de la Parranda, toda una obra de arte donde
alguien con ingenio grababa o dibujaba paisajes. El grupo debía ir equipado con
velas y fósforos para mantenerlo continuamente encendido.
La
bandera de la parranda es también una carta de presentación; el banderero es el
que va adelante. En esas lides anduvieron Narciso Jiménez e Ismael Gómez. Otro
instrumento curiosos de la paranda es el “Chineco”, fabricado con tapas de
refrescos acondicionadas que van pendientes de una tapa de olla la cual queda
fijada a un palo de escoba en su centro. El chineco debe golpear sobre el piso
para llevar el compás, siempre con cuidado de no romperse las alpargatas.
Por
ese tiempo, estremecieron emisoras de radio parrandas todavía recordadas como
La Verde Clarita, La Vencedora de Aragua y La Verde de Aragua, entre otras. En
Las Mercedes estaban Inginio Mora y José María Ysaya que se dieron a la tarea
de acondicionar un radio grande de tubos que fue convertido en planta para que
todos los domingos por la tarde los grupos de parranderos se reunieran para
cantar. Así fueron llegando La Verde Plateada de Rufo Cuence, La Flor de Aragua
de Eusebio Corrales, La Flor de la Represa con Héctor Lombano, La Roja Ranchera
con Emilio Pérez y La Verde Ranchera de los Mena, junto a la más joven de
todas, Los Turpiales.
Fue la
siguiente generación de parranderos o aguinalderos, integrada por Juan
Carrasquel, Emilio Pérez, Guillermo Alahé (Moronta), Guillermo Rivas, Arcadio
Gómez, José María Isaya y Enrique Rivero, la encargada de mantener el emblema
de la Parranda Central desde Villa de Cura para el resto de país. Más de cien
personas han pasado por esta escuela, algunos fallecidos; otros, continúan
apoyando la parranda de cualquier manera.
Desde
sus comienzos, el propósito era divertirse, deseaban que llegara octubre para
ensayar y ver la casa de Marcelina Aponte llena de visitantes; improvisar los
versos que acompañarían la música propia de las tonadas de aguinaldos que en
diciembre alegrarían las casas de los vecinos.
Aunque
la abuela honorífica de la parranda siempre fue la señora Marcelina Aponte,
quien acogía a todos los jóvenes en su casa y los trataba como a sus hijos, han
sido Madrina de Los Turpiales muchas damas villacuranas, entre ellas: Paula,
Polita y Baudilia Díaz, Esther Román y Aminta Corniel.
No
siempre fueron turpiales. En octubre de 1966, la parranda comenzó a sonar con
el nombre de Unión Sonora, año cuando también estuvo en su apogeo la Unión Palo
Negro. Sin embargo, como sucede siempre, todo vuelve a su raíz, y el año
siguiente regresan con el nombre Los Turpiales de La Villa, rindiendo honor a
sus antecesores.
Desde
entonces las presentaciones han sido muchas en la radio y en la televisión. La
primera vez que Los Turpiales salieron al aire fue por Radio Guárico, llevados
por Daniel Morillo en un camión de barandas. Después siguieron Radio Girardot,
Radio Central, en el programa de Ángel Custodio Loyola y Radio Maracay en el
programa de Zoilo Chinchilla Márquez, Ricardo Barazarte, Julio Sorria y
conducido por Pedro Blanco. Fue en ese programa dominical que Ricardo Barazarte
dijo que ya no eran Los Turpiales de La Villa, sino Los Turpiales de Aragua, y
se quedaron con el nombre.
Orientados
por Eladio Lovera y Andrés Almeida contactaron un estudio de grabación en
Caracas y empezaron con pocos recursos a grabar sus producciones musicales en
discos pequeños, eso fue en 1975. En ellos quedó grabado el tema “Historia y
Tradición de Villa de Cura”. En noviembre de 1976, Los Turpiales de Aragua
estaban en su apogeo y Emilio Pérez era el solista de éxito. Lo más importante
para estos cantadores y músicos populares era la aceptación de los niños, que
en sus juegos se hacían parranderos y unos querían ser Emilio Pérez, otros querían
ser el Negro Moronta y aun otros el popular “La Lapa”, Enrique Rivero o Pedro
José Herrera.
El
paso de Los Turpiales de Aragua por la Televisión se logra en 1977, gracias a
la iniciativa de Oscar Martínez que les grabó un video en Maracay. Desde los
años setenta hasta la fecha poseen más de veinte trabajos discográficos, entre
discos de acetato, casetes, y discos compactos. Desde los años noventa, para
mantener la tradición navideña, se instituyó la Fundación Turpiales de Aragua.
Cabe destacar que, detrás de todo este trabajo de años, Los Turpiales tuvieron
siempre en Guillermo Alahé (Moronta) un incansable promotor y representante.
Diversos
escenarios han recibido a los Turpiales, tales como: Teatro CANTV de Caracas,
Quita de la Diversidad Cultural de Los Rosales (Caracas) y el Ateneo de
Maracay. Han compartido tarima con grupos y cantantes famosos, entre otros por
mencionar: Orquesta Billo’s Caracas Boys, Un Solo Pueblo, Grupo Macuaya, Grupo
Melao, Serenata Guayanesa, Melody Gaita, Cecilia Todd, Francisco Pacheco, Simón
Díaz, Reina Lucero, Cristóbal Jiménez, Ángel Custodio Loyola, Carlos González,
Santiago Rojas, Eneas Perdomo y Niños Cantores de Villa de Cura.
Son
muchos los reconocimientos que han recibido Los Turpiales de parte de diversas
instituciones públicas y privadas, en el
ámbito local, municipal, estadal y nacional: El Samán de Aragua, Orden Juan de
Bolívar y Villegas, Orden Ciudad Villa de Cura, Botón de oro y Reconocimiento
por la Asamblea Legislativa del Estado Aragua en el Día del Músico. Pero el más
importante reconocimiento es y será siempre el de su pueblo, que ve ellos una
marca indeleble de cultura y tradición.
Integrantes de Los
Turpiales de Aragua en la actualidad:
Emilio
Pérez, director, compositor y cuatrista; Douglas Castro, compositor y
cuatrista; Mario Crespo, tamborista; Hernán Nieves, tamborista; Guillermo
Perdomo, furruquero; Juan Paredes, maraquero; Manuel Gómez, bajista; Sionyer de
la O., charrasca y Carmen Villanueva, charrasca.
[Información aportada por Emilio Pérez]
Texto: Argenis Díaz.
Foto: Bernardo José Rivas.
Turpiales de Aragua |
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