Claudio Alejandro
Castillo, nació en Santa Cruz de Aragua, Venezuela, el 6 de junio de 1941 y
murió el 3 de noviembre de 1994. Narrador, dramaturgo, poeta, titiritero,
artista plástico autodidacta, animador cultural. Fue colaborador de la revista
Estrías y la página Umbra del Aragüeño. Fue fundador y director del grupo de
teatro “El Poeta Sánchez” y de los grupos infantiles de títeres “La Tambora” y
“Los Gallineros”. Autor de una obra plástica que sorprendió favorablemente a
creadores y críticos de arte. Un artista polifacético que también dirigió
teatro y montó coreografías.
Castillo nació en el seno de una familia de humildes
campesinos donde vivió los rigores de una infancia repleta tanto de carencias
económicas, como afectivas. Hijo de Emiliano González y Melida
"mertita" Castillo. Poco o nada se conoce de sus padres y será la
abuela paterna, María Rodríguez de González, la encargada de criar y educar al
niño. Se sabe que tuvo otros hermanos, con los que mantuvo una relación muy
distante.
El escritor por su parte se apropiaría del ambiente mágico,
sereno y bucólico del pueblo que le vio nacer. Estudió hasta el sexto grado de
educación primaria en la Escuela Federal Graduada N° 5 “Rafael Briceño Ortega”. En su adolescencia fue agricultor, vendedor ambulante de
maní y cotufas entre otros oficios, para ayudar con el sustento económico del
hogar. Todo esto antes de contraer matrimonio y poder llegar a graduarse como
topógrafo en Maracay, oficio que ejerció en la población de Calabozo, estado
Guárico, hasta el momento en que descubrió, asistiendo a un taller libre, que
tenía talento artístico.
En 1963, tenía veintidós años de edad, se casa con Carmen
Felicia Esqueda Pacheco con quien procreará cinco hijos; Cshehirha, Mirian,
Dahiana, Claudio y Grabriel. Luego de casarse, comienza a pensar en otras
posibilidades de vida y tiene su primer contacto con la pintura, e incursiona
progresivamente en diferentes ramas artísticas.
Hombre de pocas, pero profundas amistades entre los que se
cuentan “El Chicho” Paredes, René Croes Michelena, Aquiles Nazoa, Alberto
Hernández e Igor Barreto. Padre preocupado y riguroso con la educación de sus
hijos a quienes además de inculcar el interés por la formación académica,
procuró mantener siempre ocupados en diversas actividades artísticas,
involucrándolos sobre todo en la realización de los títeres.
En 1966, Castillo se atreve a participar por primera vez en
una muestra colectiva de pintura en Maracay. Es el momento en el que el artista
plástico y crítico de arte René Croes Michelena le descubre, le ayuda e impulsa
a seguir pintando.
En 1967 René Croes organiza para Castillo una exposición
individual en la Galería “El Puente” en Caracas, resultando ésta un rotundo
éxito. Vale acotar que para esta actividad, Castillo cuenta también con el
apoyo del maestro Juan Calzadilla, quien será el encargado de escribir el
prólogo del catálogo de la exposición.
En 1968 obtiene el Premio Popular VI Salón Aragua. Aquiles
Nazoa alaba su obra.
En 1969 obtiene el Primer Premio “Centro Simón Bolívar” en
Caracas. Tras esta exitosa exposición en Caracas, Castillo decidió dedicarse de
lleno a la pintura y comenzó a enviar sus cuadros a salones regionales y
nacionales, en Maracay y Caracas principalmente.
Es en 1972, luego de escribir un texto para una de sus
exposiciones en Maracaibo, Castillo, atendiendo a una extraordinaria
versatilidad artística, comienza a interesarse en la literatura. Habilidad que
adquiere de manera autodidacta, entre la visión mágica de la realidad
santacrucense y el ávido ejercicio de la lectura. Escribirá sobre todo,
dramaturgia y textos infantiles, publicando estos últimos en la revista
“Uyapar”.
En 1974 obtuvo el Primer Premio del Concurso de Cuento de la
Casa de la Cultura de Maracay, Estado Aragua con el cuento; “Vino, se lo llevó
y lo trajo ido”. Este mismo año, en compañía de cultores como Isidro Moreno y
Alberto Hernández entre otros, crea el Complejo Cultural de Santa Cruz de
Aragua. Este proyecto no disfrutaría de permanencia en el tiempo, pero sí
tendría su impacto por la cantidad de personas que se formaron en él.
En 1977 el jurado conformado por Isaac Chocrón, José Ignacio
Cabrujas y Román Chalbaud le otorga una Mención en el II Concurso de
Dramaturgia del Nuevo Grupo de Caracas, para piezas teatrales con su obra “La
Petrica”.
En 1978 fue coordinador de cultura del Ministerio de la
Juventud. Este mismo año fue incluido en el libro colectivo Antología de
jóvenes narradores de Aragua, Carabobo y Miranda; Fundarte, Caracas. Obtiene
Mención Honorifica Caveguías de Artes Plásticas.
En 1981 el escritor e historiador Oldman Botello lo incluye
en la Antología de las letras de Aragua. Este mismo año obtuvo un Tercer
Premio del Concurso de Literatura Infantil de la Universidad de Carabobo con el
cuento “Don Mere-Mere con pan caliente".
En 1982, con el apoyo económico de la Secretaría de Cultura
del Estado Aragua; animó, produjo e ilustró la primera muestra de dramaturgia
de Aragua Presencia de seis dramaturgos (compilación, presentación e
ilustraciones de Claudio Castillo).
En 1984 obtuvo el Tercer Premio Ciudad de Maracay en el III
Salón Municipal de Pintura de Maracay, estado Aragua y el Premio “Bárbaro
Rivas” del Salón Arturo Michelena, Valencia estado Carabobo, Venezuela. A
finales de este año la salud de Castillo, por exceso de trabajo, comienza a
deteriorarse alejándolo de la actividad creadora.
Sobre este hecho en particular, el escritor y artista
plástico Juan Calzadilla escribe: “Desplazando su interés por la pintura hacia
la escritura, la carrera literaria de Castillo hubiera continuado ganando
adeptos y cosechando éxitos, de no haber ocurrido un accidente: una extraña
enfermedad mental que le sobrevino a los cuarenta años paralizando sus
facultades intelectuales para el resto de su vida.”
En 1991 la Secretaría de Cultura del Estado Aragua, bajo la
coordinación del poeta Igor Barreto publica su obra La Petrica. En la nota
final de esta publicación el poeta Barreto escribe: “Han pasado veinte años y
su galardonada pieza “La Petrica” llega a mis manos. Más allá de las
referencias a un teatro que utiliza una imagen delirante de inclinación
Expresionista o Absurda, la Pieza recrea el feroz testimonio de unos personajes
cuya única motivación es el hambre. El mundo de esta pieza es reverso de la
imagen férica de su pintura. El lado esperpéntico de un pueblo aún no
redimido”.
Este mismo año, por iniciativa de la Gobernación del estado
Aragua, la Casa de la Cultura de su pueblo natal lo acoge como epónimo.
El 3 de noviembre de 1994, tras diez años de convalecencia
Claudio Castillo muere víctima de un infarto. Murió en el mismo pueblo que le
vio nacer rodeado de su esposa e hijos, tenía 53 años.
En 1995 la Secretaría de Cultura del Estado Aragua le
publica el libro Guajara y otros cuentos. En la nota de presentación para esta
edición el escritor Santiago Rojas Perdomo escribe: “Con Claudio Castillo, el
cuento nos dio la clave del sortilegio de que es capaz; lo inverosímil, lo
exagerado como fórmulas literaria y lo sobreabundante, tomaron decidido cuerpo
y él demostró sus innegables cualidades de desfogar una nada común vena
creadora, esto es: Fue una imitación de sí mismo; y como aquel poema de Borges
“es el mismo y es otro, como el río interminable”.
[En 1996 Letralia, Tierra de Letras le publica el cuento
Guajara- Edición Nº 2, del 3 de junio de 1996].
En 1997 la Secretaría Sectorial de Cultura, bajo la
coordinación del narrador Alejandro Ramírez lo incluye en Narrativa de Aragua
(1970-1996), uno de los libros más importantes editados en el estado y que
recoge una muestra significativa del trabajo creador de los narradores de la
región. Este mismo año es seleccionado para ser parte del libro colectivo:
Narrativa Aragüeña en tierra de letras; una muestra sobre el trabajo
narrativo que para ese momento surgía en la región y cuya compilación,
presentación y notas estuvo a cargo de los escritores y editores Jorge Gómez
Giménez y Héctor Torres. Fondo Editorial Senderos Literarios, La Victoria,
Estado Aragua.
En 2002 es incluido en la revista Tarasca (Nº 2. Pág. 6),
de San Sebastián de los Reyes, Estado Aragua.
En 2004 la Secretaría de Cultura del Estado Aragua a través
del escritor Eleazar Marín lo incluye en el Tomo ll del libro El valle en
dramas. Una de las antologías más importantes en cuanto a la dramaturgia
realizada en la región aragüeña, con una además interesantísima reseña
histórica del teatro en Aragua. Este año es incluido también en El Diccionario
de Escritores Quiénes escriben en Venezuela (siglos XVIII al XXI) publicado
por el CONAC y en libro colectivo El hacha y la diosa: tomo II (selección y
prólogo de Héctor Bello); Ediciones Holguin (Cuba) – Actor Producciones
(Venezuela).
En 2007 la Secretaría de Cultura del Estado Aragua a través
de la antropóloga Judith Heredia lo incluye en el Tomo l del registro digita
“Semblanza Cultural de Aragua”. Este mismo año, el Instituto del Patrimonio
Cultural lo incluye en el Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano. Región
Centro Oriente. Caracas: Instituto del Patrimonio Cultural.
En 2009, El Sistema Nacional de Imprentas Regionales/Aragua,
publica una nueva compilación de cuentos, con el título del cuento que cierra
el libro La hormiga Domitila. La portada de este libro, fue ilustrada por su
hija Mirian Marina.
En 2012 La Fundación Editorial El perro y la rana publica
una edición ampliada de Guajara y otros cuentos, edición que estuvo al
cuidado de Jesús Rodríguez y del hijo menor de Castillo; Gabriel. En la
contraportada de esta publicación se puede leer: “Estos relatos nacen de una
geografía que es a la vez física y emocional. Sus personajes logran en todo
momento cruzar las fronteras que dividen ambas instancias, presentándosenos
como vivos espectros que deambulan por las calles del pequeño pueblo de Santa
Cruz de Aragua; al mismo tiempo, que intensos y vertiginosos, realizan un
introspectivo recorrido hacia derroteros espirituales, metafísicos. Claudio
Castillo logra historias cargadas de surrealismo en las que lo cotidiano es
ampliado y repotenciado, significando la realidad como apenas un reflejo de un
mundo subterráneo mayor. Un mundo en que sus personajes llevan la tragedia y la
esperanza a cuestas.” Este mismo año 2012, El escritor Adalberto Pérez Ramírez
lo incluye en el libro Efemérides del estado Aragua, editado por Prensa
Libre, Maracay.
En 2015 por iniciativa del Dramaturgo Hernán González a
través del Colectivo de Narradores Orales, se realiza el 1er Festival de
Narradores Orales y Cuenteros Populares FABULADORES, como homenaje al Gran
Maestro Claudio Castillo, y propone además, realizar el festival todos los
años, coincidiendo con la fecha de nacimiento de este insigne artista.
Castillo está incluido además en la revista “VI festival
escolar de títeres homenaje a Ali Contreras; editada
por la Gobernación del Estado Aragua, s/f.
Sobre Claudio Castillo el escritor y periodista Alberto
Hernández ha escrito: “Claudio cuenta como si conversara con uno. Sabía
contarle a los muchachos. A los viejos también. Por eso le decían loco, porque
tenía una locura bella en medio de los ojos. Y lo que echaba por la boca se
convertía en brillo. Por eso escribo esta nota como si Claudio la hablara. Es
Claudio quien la escribe, quien me dicta. Me cuenta desde su más allá infinito.
Pero, ¿qué son esos cuentos de Claudio Castillo, natural de Santa Cruz de
Aragua? Son los cuentos de sus calles, de su barrio, de su plaza, de
su iglesia, de la gente que le pasaba por la mente. Son los personajes que lo
imaginaron a él. Porque Claudio Castillo era un cuento que nos contaron y se
hizo realidad en otro cuento que aún no nos han contado. (…) la literatura de
este escritor revela el imaginario de quien vivió rodeado de voces, de
imágenes, de colores, de trazos, de paisajes humanos anclados en el silencio de
su observación”. (Fragmento del texto escrito para la segunda edición del libro
Guajara otros cuentos).
Juan Calzadilla también querrá escribir sobre el autor y su
obra de esta manera: “La excepcionalidad de Claudio Castillo, lo que lo hace
singular en nuestro panorama artístico, no es que haya sido un excelente
primitivista, formado de manera autodidacta, y cuya obra es comparable en
logros a la de maestros como Carvallo y Víctor Millán, sino la versatilidad de
su talento para desenvolverse en varias disciplinas y al mismo tiempo seguir
siendo él mismo. En la plástica venezolana no habíamos visto un caso semejante,
si hacemos abstracción de Salvador Valero, el pintor trujillano. Solo que
Valero se desempeñó, a tiempo que pintaba, como un historiador e indigenista,
en tanto que Castillo, ganado por el duende narrativo, rinde tributo a la
fabulación fantástica, a aquella que se sitúa al borde de la locura y entre la
ficción onírica y la magia. Con un toque de oralidad y humor que no hubiera
vacilado nuestro Armas Alfonzo en considerar a la par suya.”
La amistad y admiración que unía al humorista Aquiles Nazoa
con Castillo, lleva a éste, inspirado en una de sus pinturas a escribir una de
sus obras más hermosas “La historia de un caballo que era bien bonito”, cuento
que escribe de un solo tirón a mediado de los años 70, durante la apertura de
una exposición individual de Castillo realizada en Caracas y que además lee en
esa misma actividad. Más adelante, como retribución a Nazoa, Castillo creará un
seriado de pinturas de “caballos que comían flores”.
Las obras pictóricas de Castillo se siguen exhibiendo
gracias a la colaboración y disposición de sus hijos.
Sus textos literarios han sido trabajados por docentes y
promotores de lectura en los diversos encuentros de niños lectores realizados
en el estado Aragua, desde el año 2000.
De Castillo nos quedan muestras de una gran profundidad y
claridad de pensamientos, además de madurez artística, en las diversas
entrevistas que le hicieron a lo largo de su vida como creador. En una en
específico, que le hicieran para el diario El Siglo, expresó: “La inspiración no existe. Es solo una palabra que utilizan
para engatusar y hacer trampas en el arte. Yo mientras más cosas hago voy
sintiendo la inmensidad del arte donde no hay término ni camino que muera.
¡Pobre de aquellos que se sienten consumados o que solo pueden ver el arte por
una ventana o repiten una y otra vez las mismas necedades! La única idea
posible es aquella del trabajo; lo demás es entretenimiento de borrachos y
retórica de fanáticos. Pienso que ser artistas estriba en trabajar y nunca
esperar que le rindan pleitesías o estar por encima de los demás.” (Entrevista
a Claudio Castillo. En El Siglo, 26-04-1981, “Cuartillas”, p.2. Guajara y
otros cuentos. p.7)
Obra dramática
Qué fácil es cazar pájaros por la noche.
La Petrica.
Diálogo de un resucitado.
Desde que Dios amanece.
Adaptaciones de cuentos a obras dramáticas:
Lulochopo tiene rey (Infantil).
La hormiga ladrona y el bachaco también (infantil).
Texto: Yadira Pérez.
Fotografía: archivo de la familia Castillo.
Agradecimiento especial a Gabriel Castillo.
Referencias:
Claudio Castillo. Foto de Guajara y otros cuentos. 1995. P. 3 |
Obra Claudio Castillo. Guajara y otros cuentos. P. 32 |
Obra Claudio Castillo. Guajara y otros cuentos. P. 56 |
Obra Claudio Castillo. Guajara y otros cuentos. P. 8 |
Claudio Castillo. Obra. |
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