Carlos Yusti lo llamó un escritor "tapa amarilla", pero también un "polígrafo inverosímil" dotado de una mente prodigiosa. Lo cierto es que Rafael Bolívar Coronado ocupa un sitio incómodo en la historia de nuestra literatura, por su audacia y desparpajo, por no buscar un nombre en la Letras, sino ocultarse entre centenares de seudónimos y heterónimos para resolver su crisis existencial o su hambre. Se le halaga por se un pionero de la entrevista y el reportaje periodístico y se le recuerda por ser el autor de la letra del "Alma Llanera".
Rafael Bolívar Coronado, hijo de Rafael Bolívar (también escritor) y doña Emilia Coronado, nació en la antigua calle Curita, hoy calle Páez, en una casa marcada con el número 39 “con un patio poblado de rosales y resedas y en cada ángulo un jazmín real”. Su infancia transcurre entre esa casa y la hacienda Guayabal, cerca del río Las Minas; su juventud, en Caracas.
En marzo de 1913 regresa a Villa de Cura y es en una vieja casona ubicada en la serranía sur del pueblo, Santa Rosa, donde una noche, alumbrándose con una lámpara de kerosén, logra la letra inmortal de la zarzuela Alma Llanera, que luego se estrena en el Teatro Caracas el 19 de septiembre de 1914, con ausencia del autor que huye despavorido a mitad de la obra por temor al fracaso. Sin embargo, el éxito fue apoteósico aunque los aplausos se los llevara por partida doble el compositor Pedro Elías Gutiérrez.
Bolívar Coronado confundió al mundo literario de su época, firmando sus obras con más de 600 seudónimos y hererónimos, entre los cuales figuran nombres como Rubén Darío, Andrés Bello y Daniel Mendoza. En Barcelona, España, después de tantas penurias, buscando la movilidad, dando siempre de que hablar, limosnero de un nombre propio en la literatura hispanoamericana, periodista a veces, aventurero siempre, con la campiña aragüeña entre pecho y espalda, muere el 31 de enero de 1924.
En lo literario, dejó 26 libros, entre ellos la primera biografía de Vladimir Lenin en español, publicada en España en 1919 con el seudónimo de Jesús Castillo, así como varias antologías de poetas y prosistas latinoamericanos, sus memorias noveladas, pero con 95% de verdad, que son sus Memorias de un semibárbaro, que reeditó en corto tiraje hace unos dos o tres años la editorial El Perro y la Rana. También tuvo sus aciertos, obtuvo un premio como cuentista con jurado de lujo: Santiago Key-Ayala, Jesús Semprum y Laureano Vallenilla Lanz.
Entre sus obras destaca El Llanero, estudio de sociología venezolana, publicada en la Editorial América, de Rufino Blanco Fombona en España hacia 1919 y que atribuyó apócrifamente a Daniel Mendoza, el escritor costumbrista nacido en Ortiz (Guárico) en las primeras décadas del siglo XIX. A principios de 1950, el entonces joven investigador de literatura Oscar Sambrano Urdaneta, determinó por algunos detalles que Daniel Mendoza no escribió el texto y en una de sus obras anotó que Rafael Bolívar Coronado era el autor con tal seudónimo.
En su descargo hay que decir que él sí reivindicó a los autores venezolanos y personajes de diferentes ramas del saber en su tiempo cuando escribió las entradas biográficas nada menos que de la Gran Enciclopedia Espasa que en más de cincuenta volúmenes se publicó –y se sigue reeditando- en España, la misma Enciclopedia que anhelaba tener Jorge Luis Borges, pero supuestamente el dinero no le alcanzaba.
A Rafael Bolívar Coronado hay que reeditarle sus principales obras, reivindicarlo en la literatura nacional, en la prosa, recopilar sus crónicas en El Cojo Ilustrado, La Revista, Actualidades, El Nuevo Diario, El Impulso (de Barquisimeto), Puntos y Comas (de Villa de Cura) "porque en su poesía no hay nada que buscar", eso lo dijo Oldman Botello.
Fue un autor perdido en un enjambre de seudónimos (alrededor de 600 le contabilizó el escritor y bibliófilo Rafael Ramón Castellano) y de trampas literarias para “quitarle las telarañas a las muelas”, según sus propias palabras. Ciertamente, Coronado publicó muchos textos (cuentos, artículos de prensa, poemas y un copioso etcétera) con el nombre de autores existente unos y de autores productos de su afiebrada imaginación otros. De los pocos libros que salieron con su nombre puede contarse Memorias de un semibárbaro.
De Bolívar Coronado escribió Carlos Yusti: "Escribió muchos libros y ninguno, tuvo buena cantidad de nombres y ninguno. Para Coronado el acto de escribir no fue ni por asomo una forma de alcanzar la gloria o el éxito intelectual, fue si se quiere un medio para subsistir y sufragar sus gastos primarios. Nunca estuvo preocupado de la obra, ni de la inmortalidad, sólo estaba a contrarreloj para conseguir algunas monedas..."Hay dos libros de consulta necesarios para conocer de cerca a Rafael Bolívar Coronado: El hombre que nació para el ruido de Oldman Botello y Un hombre con mas de seiscientos nombres escrito por ese historiador, filósofo, ensayista, catedrático e increíble bibliófilo como lo es Rafael Ramón Castellanos.
Texto. Argenis Díaz.
Referencias
Botello Oldman. El hombre que nació para el ruido. Editorial Miranda. Marzo, 1993.
http://grupolipo.blogspot.com/2016/04/rafael-bolivar-coronado-un-escritor.html
Alma llanera
Yo nací en esta ribera,
del Arauca vibrador,
soy hermana de la espuma,
de las garzas, de las rosas
y del Sol, y del Sol.
Me arrulló la viva diana
de la brisa en el palmar,
y por eso tengo el alma
como el alma primorosa
del cristal, del cristal.
Amo, lloro, canto, sueño
con claveles de pasión
para ornar las rubias crines
al potro de mi amador.
Yo nací en esta ribera,
del Arauca vibrador,
soy hermana de la espuma,
de las garzas, de las rosas
y del Sol, y del Sol.
Rafael Bolívar Coronado. 1913
Rafael Bolívar Coronado (1884 -1924) |
Publicaciones del Concejo Municipal de Zamora. Aragua |
De Oldman Botello. 1993. |
Casa natal de Rafael Bolívar Coronado. Calle Páez N° 39. Villa de Cura. Foto: Argenis Díaz. |
1 comentario:
Lamento no haber conocido este blog, bueno ya estoy en él....Un primo, quien falleció hace un año,(Hector Quero Almeida), nos comentaba a los hermanos Quero Delgado, que en la hacienda la "Faldiquera", cerca de Virgen Pura, límites Aragua con Carabobo, hacienda de café, propiedad de Roseliano Quero(mi abuelo),esposo de Rosaura Bolívar, había una señora que siempre se quejaba (Doña Remedio, prima de mi abuela Rosaura), porque le tocaba toda la noche encender los sirios (velas), y recoger papeles arrugados, a un señor que escribía y escribía toda la noche, tarde de la noche.....ese señor era Rafael Bolívar Coronado....De pronto Alma LLanera se escribió en esas montañas de café, hacienda que por cierto Roseliano Quero se la vendió a Angel Rafael Delgado, padre de nuestra madre Isabel Delgado de Quero....espero que esta anecdota pudiera constituir insumo para los investigadores villacuranos, especialmente para nuestro amigo Odman Botello. En estos días les traeré otra anécdota de mi papá (Carlos Quero Bolívar), con relación a Andres Eloy Blanco y el poeta Mármol en villa de Cura...Desde El Estado Trujillo, pueblo de Santos, Sabios y Diablos les envío un saludo a mis paisanos....Carlos Quero Delgado..queroc@hotmail.com-octubre 2.017
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