lunes, 2 de enero de 2017

Argenis Díaz “De espaldas al silencio”

Por Víctor Parra Rivero

Según la Biblia Dios hizo el cielo y la tierra, hizo el sol y con él emergió la vida sobre la tierra, este pensamiento del Génesis rigió a grandes civilizaciones y antiguas teocracias que prevalecían en los más remotos tiempos. Pero en es esa creación, al principio de la vida moraba el silencio en la tierra, en la eterna tiniebla caótica que el creador cósmico trasmutó en orden. El pensador Willians Croker decía que la vida emanaba del verbo, de la palabra, y quizás por ello Argenis se colocó De espaldas al silencio y le ofrenda al lector el numen nutricio de su inspiración.

De espaldas al silencio del poeta Argenis Díaz. Editado por el Taller de Letras Senderos Literarios, Colección Popular número 9. El Consejo Estado Aragua. Julio 1992.

El poeta viene siendo el demiurgo de la creación del poema cuando refiere: 

Prendí imágenes 
coseché metáforas 

Hice de la palabra 
medida de las cosas 
ahora 

son humo 
desaparecen 
para revelar quizás 
lo verdadero del mundo 

presencia muda de otras voces. 

Es el creador de la voz que habla como decía el argentino Borges: “un hombre son todos los hombres, en todos los tiempos y en todas las épocas”. Argenis es un hombre preocupado por el ser y utiliza para justificar un poema la frase de un bolero: “La palidez de una magnolia/ invade los recintos/ claro anochecer/ vestido de fantasmas...”
Pero también se observa en sus textos la preocupación dual que los seres humanos han arrastrado durante el devenir de los tiempos. “Hijo de Dios y la tierra/ Espíritu y sangre/ Andrógino ser/ Hijo del mar/ del viento/ Mortal/ con sueños de inmortalidad”.
Aquí se puede evidenciar macrocosmos y microcosmos. “Nada que no transporte es poesía”, escribió Juan Vicente González. El poeta transporta a través de su escritura cuando escribe un texto amoroso a su esposa.
“Recuerda que nos bañamos en el mismo río/ trazamos el mismo círculo/ bajamos juntos al abismo/ Compartimos el mismo pan/ una misma sed;/ el canto y el frío/ el silencio…”
O este otro que dice: “Solo te queda la palabra amor/ tu cuerpo es viejo/ ya no puede contener/ el vino nuevo/ el deseo añejo”. La evocación forma parte de la carnalidad del poemario. “El Reflejo/ tenue hipotenusa/ de tu viaje/ a través de mi memoria. / Coordenadas de la infancia.” 

Cito a Juan Vicente González y su pensamiento donde afirma que “la Poesía consiste en la espiritualidad de las ideas”. Y Argenis reitera esa intención cuando asume la cotidianidad urbana y amorosa en el siguiente texto: “Sentémonos/ en el banco de esta plaza/ hablemos; de aquellos pies ensangrentados”. Lo místico cobra esencia vital. “La noche amarga/ el camino solitario, el suelo sagrado/ que profanan nuestros pies”. Son textos que se pasean por una tradición mística del Antiguo y Nuevo Testamento y, sobre todo, toca lo referente a la cultura griega con lo escrito a continuación, donde el lar de nacimiento e Ítaca se fusionan. 

He viajado tanto a Ítaca 
como Ulises a Villa de Cura 
siempre viajando en autobús; 
tanta veces, lo confieso 
que me sé el camino

a Helena de memoria.

Se puede concluir con una célebre frase del pintor Kupka cuando en un diario neoyorquino declaró: “El crea la exteriorización de su pensamiento mediante palabras”. Pero Argenis exterioriza ese silencio sumido por la posteridad, relegado al olvido mediante su trabajo orfebre de preocupado cultivador de las Filosofías y las Letras. 

(Texto publicado en El Vigía de Villa de Cura, edición de diciembre del 2000)



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