Senderos y la utopía del Frente Literario
A propósito de los treinta años transcurridos entre la poesía y la vida…
En el eje este del estado Aragua emergen, a mediados de la década de los ochenta, voces que comienzan a trazar un sendero en el ámbito literario regional. Tomaron la palabra poética como arma para despertar la conciencia colectiva en torno a un tema que pocos abordaban entonces: la posible aniquilación de la humanidad en una conflagración nuclear; una posibilidad que pervive aún, a pesar de los esfuerzos por mantener una paz tambaleante ahora debido a la incursión del terrorismo internacional, y dos bloques de naciones que se confrontan en el terreno ideológico. Treinta años después, los seres humanos se encaran, más que antes en la historia, a un desastre ecológico producto de la ambición desmedida de potencias mundiales que buscan controlar las fuentes de energía y riquezas.
Entonces, ¿por qué es importante rememorar la trayectoria de un grupo de poetas y escritores ya en avanzada edad, la mayoría de ellos? ¿Máxime, cuando no aparece en el horizonte una generación de relevo que tome la antorcha y continúe la ruta trazada desde 1986 y prolongada hasta el año 2016 con todas sus amplitudes y estrecheces?
Quizás ahora, más que nunca, se necesitan voces que no dejen de expresar la desesperación por un futuro lleno de incertidumbre. Porque en la calles y en las plazas, en el transporte público, se dejaron oír aquellos poemas y prosas que brotaban del pueblo. Las estrellas confinan un drama de Williams Hernández y El sol nos cubre de rojo de Miguel Ángel García expresan la angustia del YO poético. A ello le seguirán poemarios emblemáticos como Al roce de tu lenguaje de Yadira Pérez y De espaldas al silencio de Argenis Díaz. La voz individual y colectiva con las ansias de decir cosas en medio de la “dinámica social” y humana en todos sus ámbitos. Eleazar López Guerra, la conciencia ideológica del grupo, Rafael Serrano Toro “Barrabas” con su redención a cuestas gracias a la Literatura, la narración convertida en hecho social. Otro posible caso de sublimación fue el de Margarita Berroterán (que ya no está con nosotros en el plano consciente) con el cuento infantil que la trascendió: La iguana rosada; y tantos otros miembros… Quise mencionar a los “viejitos” por ser la voz de la tribu y la sabiduría colectiva que enmarca estos treinta años de vida literaria.
Cuando llegué al Taller de Letras Senderos Literarios estaba en boga la idea de crear un “Frente Literario”. Eso fue hacia 1989. Esa era la utopía del grupo que junto con otros grupos más perecederos buscaban aglutinar voluntades para hacer de la Poesía, de la Literatura, el camino correcto hacia la transformación social. Muchas voces unidas para hablar de un futuro mejor, más humano y solidario, sin fronteras egotistas y malsanas erróneamente marcadas por quienes se creían superiores al resto de la humanidad por tener la “llama de la sabiduría” en sus afiebrados cerebros.
El Frente Literario destruiría el ídolo del individualismo y el egocentrismo producto de corrientes como el romanticismo y alguna que otra tendencia vanguardista, abriendo el camino para la producción literaria colectiva, concretando la máxima del grupo: “una prosa para el pueblo y un pueblo para la poesía”, devolviendo al pueblo lo que de este emerge.
El Frente Literario sigue siendo una utopía. El sueño no termina, está presente en la poesía que está por venir, o mejor dicho, que está por decirse, por escribirse, virtual o literalmente. Queda un testimonio, una realidad, un logro editorial, una labor de formación que no termina, porque va en cada uno de nosotros, en la crítica bien orientada, en el consejo adecuado y en el ánimo de seguir construyendo voces que digan lo humano y lo divino del ser. Fundamento del mundo, del devenir en la ruta del tercer milenio que apenas comienza y que nos deparará muchas sorpresas
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La complejidad y el pluralismo ideológico y literario del grupo Senderos Literarios desde el principio le ha permitido llegar hasta aquí. Treinta años después nos reencontramos en estas páginas, en estas memorias que testimonian la madurez y el mimetismo de un conjunto de voces diversas y unidas por el tiempo, la amistad y el mismo amor por la palabra. Por la Poesía.
Texto: Argenis Díaz.
Foto: Archivo de Senderos Literarios.
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