Esta obra será interpretada por los actores Nelson García y Gipmar Martínez, acompañados por Luisa Millán, José Gabriel Paredes, Diego Sandoval, Cristian Escalona, Lidarys Serrada, Yenny Colmenares, Wilkaren Zambrano y Lisbeth Acuña, bajo la dirección técnica de Luis Enrique Torres; dirección general y puesta en escena del maestro Orlando Ascanio.
Bajo la mirada de Gardel, pertenece al programa Memoria, Cuentos y Elegías de la serie de talleres montajes 2016 del Teatro Estable de Villa de Cura, apoyados por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, el Centro Nacional de Teatro, la Fundación Casa del Artista y la Alcaldía de Zamora, a través de su Dirección de Cultura.
Al abordar al maestro Ascanio para que hablara un poco sobre el tema que trata esta obra nos expresó lo siguiente:
Mi madre. Al mirar una vez, hace muchos años, una vieja foto de Gardel, noté en ella una sonrisa acompañada de dulzura. Mamá la llevaba siempre en la mirada. Esa imagen la conservé por años. Lo tomé como una herencia que ella me había dejado al irse. Una herencia que se fue perdiendo con el tiempo. La memoria traicionera me arrebató la imagen y solo quedó en mis oídos su voz, musitando un viejo tango. De esa fotografía no me quedó nada. El agua y el moho se apoderó de ella. No sé si la encontraré algún día. Es por eso que desde hace mucho tiempo ando recogiendo en libros y en esas viejas fotos de mi pasado, de mi historia, pedazos en los gestos.
Esas fotografías se han familiarizado con los sueños. Ahora, frente a Jorge y Javier, siento que la mentira y la verdad establecen huesos y tendones con el pasado, con el instante, con la vida borrada, con una mentira; ahora, que se hace teatro Bajo la mirada de Gardel… con uno mismo. La canción también se fue. No volvió más. Me dejó con unos pasos aprendidos en un salón de baile entre las piernas.
Busqué hasta quedarme dormido en la memoria, en la ceniza de lo que quedó de ese recuerdo. En el rostro de ese retrato guardado. Encendí muchas velas alumbrándome esperanzas, candelas que rodeaban sílabas hasta hacerse textos. Más que textos, vapores ante mis quejidos que sacudían todo mi cuerpo al escribir. La burla y los murmullos de los que decían ser mis pensamientos amigos; me abandonaron. Se fueron con el último canto de la pavita gritándome cosas incoherentes. Se fueron tras un ideal, y pasó que en su marcha me hicieron más daño.Busqué un texto amarillento, roído por los años, para apoyarme en la poesía escondida en un viejo baúl. Inútil. No me sirvieron de nada. Fue entonces cuando decidí reunir retazos y buscar en la tumba de mis escritos quemados y enterrados en un viejo colchón y empezaron a crecer muchas flores. Javier y Jorge comenzaron a hacerme cosquillas. Contamos historias. Brindamos y lloramos por todos aquellos perseguidos políticos que más de una vez escondimos en aquella vieja casa de Montepiedad y que ya no están.
Me reí mucho porque me dije que parecía un montón de canciones en una noche sin besos. Me sentí ridículo hasta que me puse serio y comencé a escribir y a escribir, hasta que ya en la madrugada, con el amanecer, nació la obra que quería escribir, la trampa que deseaba armar. De nuevo nació Jorge. Nació Javier. Quedaron plasmados en el vidrio de aquel espejo del bar “La Llave de Oro”. Ese bar que hoy ha perdido un poco su brillo y esplendor. Solo atino a ver al viejo Jorge seguido de Javier cuchicheando: Esos comunistas que se reúnen en la mesa del fondo un día de estos me van a meter en un peo. Jorge repitiendo: sí, sí, sí. Bis. Todo se repite hasta el cansancio.
Ahora, cuando recuerdo aquel fatídico febrero de 1989, cuando decidí escribir este texto: Bajo la mirada de Gardel, solo me atrevo a decir: Atormentados por el peso del fracaso para aquel entonces: Javier y Jorge deciden vivir bajo el mismo techo, inmersos en un pasado lleno de verdades, mentiras y fantasmas que les permiten palear y ocultar, de alguna manera, la desilusión que los carcome. Sin embargo, estos viejos amigos se culpan y se reprochan las terribles consecuencias de este pacto, que al final los condujo a llevar a cuestas sus miserias y a compartir sus soledades.
La obra está enmarcada en lo que se da en llamar teatro de vanguardia, más reflexivo que entretenido, con una lectura más exigente, que invita al público a ser parte de esa reflexión y de esa existencia y permanencia de la memoria...
Redacción y corrección del texto: Argenis Díaz.
Fotos: Archivo Teatro Estable de Villa de Cura.Afiche de la obra |
Actor Gipmar Martínez |
Nelson García, actor |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario