Misiva apretó el papel entre sus manos mientras ondeaba al aire su ala derecha; este viaje me encanta, que bueno que tengo este trabajito en el amplio espacio del sol incandescente y la energía vibrante; tenía que ser yo quien regresara al pasado a llevar este tesoro al guardián de la memoria de un pueblo llamado “la Atenas de Aragua”… ¡Qué dirección tan compleja! Museo Inocencio Utrera, Villa de Cura, Aragua, Venezuela Latinoamericana La Tierra. Mi jefe dice que vive allí...
Trataré de convencerlo para que me reciba, es tan terco y silencioso, tan celoso con sus cosas; no quiere dejar sola a la memoria arropada con la huella del olvido, se siente cómodo y por todos conocido y respetado… mi amigo tiene calor y apoyo, encontró canas y senectud en las aceras anchas, rodeado de compañía, recuerdos, nostalgias, objetos e imágenes donde la memoria baila con la historia, la añoranza diaria del registro del pasado.
¡Está bien! Lo buscaré para entregarle su certificado de bondad eterna y el reconocimiento merecido por su trabajo constante. Le entregaré la nota de ángeles y querubines que saben de su espacio remoto. Por sus cuentos constantes me cae muy bien y estoy orgulloso de su labor desde que se aventuró a recoger la historia fragmentada de una nube andariega y memorable.
Ya casi llego. ¿Dónde te encuentras, amigo? ¡Santo Dios! En este lugar hay objetos con vida propia, con mucho qué contar… la madera tallada como un juego de ángeles, las fotos hablan de remotos personajes, el otoño vive de ropajes antiguos que un día vistieron anónimos fantasmas; los libros de antaño con letras dormidas guardan la huella impecable de la impresora vetusta y el vidrio transparente los protege del paso del tiempo como cascada de polvo.
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| Cuarto histórico del Museo Inocencio Utrera. Foto de Yolanda González, escaneada. |
¿Dónde estás, amigo? No te ocultes entre tantas botellas añejas, no te escondas en el tocadiscos, te buscaré tras el aguamanil o aquellas rocas como petroglifos. ¡Vamos, déjate ver! No vengo a buscarte para hacerte daño ni a separarte de tus amadas cosas, te traigo un hermoso regalo que la vida te debía.
Allí estás, déjame verte… cuánto has cambiado, la memoria y la historia te han fortalecido desde que viniste a defender al pasado de su enemigo el olvido. Estás diferente, hay tantas remembranzas en tu archivo de épocas pretéritas que solo hay tiempo para mitos y leyendas ignoradas.
Vine a darte buenas noticias y bendiciones de la amiga época, con esta nota te recordarán a través de los siglos y años postreros, estas letras sencillas que te dan tu justo valor, no solo reconocen tu trabajo de divulgar y mantener la historia de la Villa de San Luis de Cura, sino que expresan el cariño que se mantiene entre los recuerdos de esta notable ciudad tan grande como tu corazón.
Por Elizabeth Romero. Abril, 2018.
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| Docente, narradora y poeta Elizabeth Romero. |
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| Museo Inocencio Utrera y Biblioteca Ezequiel Zamora. |
Elizabeth Romero Vásquez
Elizabeth Romero Vásquez. Nacida en Urama, estado Carabobo, el 31 de diciembre de 1956; reside en Villa de Cura, estado Aragua, donde ha realizado una importante labor educativa. Docente, poeta, narradora e investigadora.Licenciada en Educación Especial con maestría en Educación mención Desarrollo Comunitario. Integra la directiva de la Asociación Civil Villa Literaria Zamora. Participó en la creación de la Ordenanza de Cultura del municipio Zamora (FUNDACUZAM).
Ha investigado numerosos ámbitos del campo literario tomando como base la sistematización permanente. También ha participado en numerosos talleres literarios. Es miembro del Taller Permanente de Creación Literaria Higuaraya Capanaparo. Participó en el I Encuentro Latinoamericano de Poetas Batalla de La Victoria. Textos suyos aparecen en la selección de poemas publicada por el referido taller a través del Sistema Nacional de Imprentas – Aragua (2015) y en el libro del II Encuentro Latinoamericano de Poetas Batalla de La Victoria. Posee una extensa obra inédita hasta ahora.
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