El mapa de Villa de Cura siempre está
presente en la infancia de Oscar Carrasquel, en la adolescencia, en la juventud
y todavía representa para él muchas cosas que son dignas de contarse, de
relatarse y de investigarse.
Nosotros en nuestro pueblo tenemos la dicha
de contar con este humilde y sencillo cronista y poeta, quien ha creado un gran
sentimiento de pertenencia con las cosas, los recuerdos de los acontecimientos
que forman la vida apacible de la gente, la presentación de sus protagonistas y
aquellos emblemáticos personajes que con su magistral y respetuosa pluma
adquieren forma con alma, vida y corazón.
Oscar Carrasquel de una manera amena narra
las vivencias de personajes, imágenes de otros tiempos que se transmitían en
cada esquina, en cada tertulia, de padres a hijos, de abuelos a nietos, que
desafortunadamente amenazan con perderse en la vorágine del tiempo. Como buen
cronista de estirpe que es, la narración de la ciudad no se distrae en tediosas
descripciones de personajes o de sucesos banales, sino que se concentra en el
recuento animado y comprensivo de todo aquello que a nuestra ciudad le ha
otorgado rostro propio y la hacen ser tan autentica como su cielo, o sus
cerros, o sus hombres y mujeres.
Hasta donde sabemos, ni siquiera en nuestras
escuelas universitarias de comunicación social, existen cátedras que den a
conocer nuestra pequeña historia, de allí que siento una gran admiración por
este ejemplar escritor que con dedicación, investigación y ahínco nos entrega
sus trabajos sobre esta materia, para no condenar al olvido los hechos y
personas que la conforman.
Pocas ciudades en nuestra tierra venezolana
han recibido testimonio de devoción y afecto comparable al que dedica en sus
escritos. Es el legado de uno de sus
hijos que la quiere como pocos y la conoce como nadie. Con su lectura logramos descubrir hechos casi
desconocidos en los que la ciudad parece contar su propia historia familiar,
que nos inunda de extasiada añoranza del pasado; encontramos un mundo ya ido al
que quisiéramos retornar. Nos cuenta de
su lugar de origen, del sitio donde ha crecido, donde ha amado y donde ha
tenido la posibilidad de tener olores, colores y sabores.
Este gran señor, Oscar Carrasquel, artífice
de la palabra reivindica la poesía, la presencia de esta en la vida cotidiana;
queden sus crónicas en lo afirmativo del alma villacurana y en la vigilia del
sueño creador de las emociones y de las reflexiones de la ciudad amorosa,
inclinada en el aroma estimulador de sus árboles y en la topografía sinuosa de
sus calles, hasta llegar a la rumorosa brisa de su valle del Tucutunemo.
Gracias poeta, por mostrarnos como la crónica
es una historia verdadera narrada con estilo; que una palabra produce mil
imágenes; continua con tu prodigiosa sucesión de historias infinitas, con la
poesía, con la imaginación, con la buena prosa.
He ahí los ingredientes del hechizo; solo se puede querer aquello que
conocemos.
Chencho Adames
Aponte
Villa
de Cura, mayo de 2017
Oscar Carrasquel |
2 comentarios:
OSCAR Carrasquel gran amigo de mi infancia que me honra conocerlo,hoy en dia un gran escitor que escribe con una fidelidad,elegancia y naturalidad expresando grandes cosas con pequeñas palabras transportandonos de inmediato al sitio al cual se propone razon por la cual es un artifice de la palabra.GRACIAS POR DARNOS TUS TESTIMONIOS QUE NOS HA TOCADO VIVIR.
Gracias por el reconocimiento...Mas allá del sentimiento que produce ser hija de Oscar Carrasquel, mi corazón salta de emoción de saber que Venezuela merece ser contada, Villa de Cura, contada y vivida...cada habitante tiene una historia que enaltece y es ejemplo de lo grande que es esta tierra...hay momentos que me siento abatida, comienzo a refrescar en mi memoria los escritos de mi papá, me reconcilian con la vida. Me reconcilian gente como ustedes que en la letra y el arte dibujan el alma pura y noble de esta tierra... Gracias, mil gracias...
Gilda Elena Carrasquel Córdova
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