El título bajo el cual presentamos el presente material, corresponde en términos de concepto a René Descartes (La Haye, Francia, 1596 - Estocolmo, Suecia, 1650), filósofo, matemático y físico francés, reconocido padre del racionalismo.
“Toda ciencia es un conocimiento cierto y evidente”. Es una de las aleccionadoras definiciones desarrollada por Descartes, con profundidad y sencillez, en su obra <
Sin pretender impregnarme del siempre atractivo aroma de la novedad –ya que hablamos deliberadamente de Ciencia-, interesa subrayar que la historia científica (esa que en Venezuela inició en forma visible y con pasos firmes a finales de la segunda década del Siglo XX) trabaja sobre hechos consumados y corroborables (“evidentes”, en voz de Descartes). No así sobre hechos posibles o que pudieron ocurrir. No sobre hechos indemostrables. No en torno a lo dicho por otros y aceptado <>. No sobre hechos emergidos de la imaginación, carentes por tanto de interés y valoración científica. Advierto que milito en la idea de que no debe renunciar la Ciencia a lo que de arte en ella caber pudiera.
Apuntemos que el nombre de Laureano Vallenilla Lanz, alcanza lugar de primer orden entre los clásicos de la historia científica venezolana. Nos referimos estrictamente al fundador de los estudios históricos científicos de nuestro país. “¿Cuál es su aporte en este sentido?”, se pregunta mi finado maestro Federico Brito Figueroa. Así se responde ipso facto al referirse en extenso a uno de ellos:
“Con Laureano Vallenilla Lanz se inicia la investigación del pasado histórico venezolano y no la simple narración y recopilación comunes en Blanco y Azpúrua, Manuel Landaeta Rosales, Juan Vicente González, Rafael María Baralt o Felipe Larrazábal, para mencionar solamente algunos de nuestros grandes románticos o recopiladores. Con Laureano Vallenilla Lanz –termina diciendo Brito con determinación-, se inicia un tratamiento metodológico del material documental y esto con pleno conocimiento de causa”.Llamativo por elocuente: “(…) se inicia la investigación del pasado histórico venezolano y no la simple narración y recopilación (…)”.
Los aportes generados por la historia científica venezolana desde entonces, resultan insondables, tanto más cuanto haya quienes seamos capaces de valorarlos en su justa significación, sin desapreciar, desde luego, el interés que suscitaron en su tiempo “nuestros grandes románticos recopiladores”.
Sin embargo, esos cambios lejos están de haber sido sincrónicos, ni tienen por qué serlo. Mas, es lo cierto que, todavía hoy, sobre todo en los espacios interioranos más reducidos de nuestra nación, pervive la añeja y errada idea de que en la narración y la recopilación de datos queda resumida en rigor la historia ciencia. Trátase, en mi ver, de una dinámica en cuyo seno lo viejo se niega rabiosamente a desaparecer mientras por nacer pugna lo nuevo.
En ese contexto, poco más poco menos, riela el propósito de celebrar el CCC Aniversario de la fundación de Villa de Cura; vale decir, los 300 años de su fundación ¿O de la ratificación de ésta?).
Con fecha de hoy [23 de abril de 2017], en el encarte del Correo del Orinoco Nº 326, fue difundido el contenido de una entrevista realizada al Prof. Oldman Botello, Ex cronista de Villa de Cura, por el periodista del medio en referencia, Manuel Abrizo. En el sumario se nos dice:
“El próximo 25 de mayo, Villa de Cura cumplirá 300 años, según la fecha que maneja Oldman Botello. Aquiles Nazoa la describió como olorosa a pan fresco y de muchachas encendidas como rosas de montaña. Allí vivieron Boves y Zamora; Chávez la visitaba con frecuencia”.Citamos a continuación palabras de Botello, según desprende del entrecomillado empleado en el cuerpo de la entrevista:
“En La Villa -aclara Botello- hay algunos que difieren, pero son los habladores que siempre existen en el pueblo. Se va a celebrar el 25 de mayo porque fue la ratificación, luego de la oposición del cura de Cagua, pero ya estaba fundada en 1717 e inclusive en 1718, el 25 de julio, se creó la parroquia eclesiástica y en 1720 ya ostentaba el Cabildo o Ayuntamiento. Esas fechas están claritas”.Empero, las cosas no lucen estar tan “claritas”, como parece deducir pleno de gozo el cronista de Maracay.
Pasemos a tantear sus formulaciones. Advierto que interesan más éstas -a los fines de equilibrado y fructuoso examen-, que la fuente oral misma de las cuales emergen. La indicación procura evitar incurrir en la posibilidad de que el asunto alcance injustificadas e indeseables connotaciones de naturaleza personal. Y es que, en estas lides, resulta invariablemente provechoso navegar sobre el anchuroso mar de las ideas. Veamos:
1. “Se va a celebrar /la fundación/ el 25 de mayo…”.
Suponemos (sólo suponemos), por el contenido del sumario citado, que se refiere al año próximo 2017.
2. Aquí viene la causa: “(…) porque fue la ratificación /de la fundación/”.
Recapitulemos entonces: “Se va a celebrar el 25 de mayo /de 2017 el tricentenario de la fundación/ porque fue la ratificación”. Ahora la confusión cobra mayores superficies.
¿Qué, en definitiva, se les antoja celebrar? ¿La fundación de la Villa o la ratificación de la fundación de la Villa? ¿No son acaso dos hechos completamente diferentes?
Es sobresabido por innúmero de villacuranos, nativos y de corazón, que la Real Cédula de confirmación, o de “ratificación”, de la fundación de la Villa de Cura fue fechada en Aranjuez el 25 de mayo de 1722. Conque si les apeteciese celebrar los 300 años de la “ratificación” de la fundación, tendrían nuestros antojadizos proponentes que esperar hasta 2022, según permite demostrar la matemática elemental: 2022 – 1722= 300 años.
Si, por el contrario, anhelasen celebrar los 300 años de la fundación, no queda más que demostrar escrupulosa e irrebatiblemente (con documentos en mano e impecable empleo de la argumentativa) cuándo y con cuál hecho quedó en firme fundada Villa de Cura. Aquí no valen desenvolturas de prestigio, lealtades personales, excitados halagos partidarios, intereses crematísticos de grupo ni palabras fundadas en criterio de pretendida autoridad intelectual. No en balde insistimos en recordar con Descartes:
“Toda ciencia es un conocimiento cierto y evidente (…) rechazamos todos los conocimientos que no son más que probables y declaramos que no hay que dar crédito más que a lo que es perfectamente conocido y a aquello de que no se puede dudar”.Es transitar este sendero uno de los mayores retos impuesto a los estudios históricos de corte científico en el ámbito de la “historia local” o “historia matria”, como la define el historiador González y González. Es desafío que tengo por admitido en el recinto de mi condición de historiador militante desde hace varios años; y, frente a él, nada hay que me intime a renunciar salvo la voluntad de Dios. <
Johnny Hernández Calvo (23 de abril 2017)
Fotografía reproducida del suplemento Artillería:
http://www.correodelorinoco.gob.ve/wp-content/uploads/2017/04/Artiller%C3%ADa-326.pdf
Villa de Cura. Cuna del Alma Llanera. 2017. |
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