Lo urbano en la poesía de la modernidad es recurrente, la ciudad está presente en la voz poética representativa de la lengua española. Hurgamos un poco en la publicación Poesía Urbana (Antología 1980 – 2010) de Luis García Montero; hallamos expresiones como “la ciudad se convierte en un dispositivo que dispara el fluir poético”. Y esta nos remite a nombres importantes en la poesía y frases que revelan la ciudad como objeto o sujeto del poema. En José Martí… “cuando va a la ciudad mi poesía / me vuelve herida toda…” Federico García Lorca dirá: “No es el infierno, es la calle / No es la muerte, es la tienda de frutas”. El poeta va del antagonismo a la complicidad con la ciudad. El poeta es un cómplice de ese existir urbano hecho decir. Por su parte, Octavio Paz afirma que la ciudad se ha convertido en nuestra piel. Con esto en mente volvamos al ámbito urbano local.
Víctor Parra recorre las calles de su Villa de San Luis de Cura (nombre de raigambre histórica de un pueblo devenido en ciudad) para connotar en su poesía un espacio subjetivo que parte de lo real concreto para trascender en la palabra poética: "Repaso/ con la mirada/ las calles…"
No obstante, existe una transfiguración de los personajes y el escenario donde actúan realidades diversas, literarias y metaliterarias, marcadas por referentes específicos. Los epígrafes con que abre el libro muestran esta diversidad: Víctor Valera Mora con su “camino por las calles como me da la gana”; Héctor Lavoe, recordándonos que la calle es una selva de fieras salvajes, y vuelta al terruño con Aly Pérez, con su poesía de la provincia “siempre amable con sus hijos”, objetos literarios que denotan cierta paradoja o complejidad del hecho urbano como tal.
Esta lectura nos prepara para abordar estos Poemas de urbanos andares (2013) que nos muestran al poeta en una dimensión cotidiana distinta al derrame erótico de Al borde del estallido (2009), su libro anterior. En este libro el poeta intenta dar una lectura a la ciudad que en algunos casos ha sido vista como un palimpsesto en el que se ocultan escrituras anteriores grabadas en la memoria colectiva, sin faltar las intertextualidades. Ejemplo lo tenemos en fragmentos como: “las meretrices de costumbre/ comercian coitos/ apostadas en las barras/ pescan clientes/ me hacen recordar/ al poeta norteamericano Carl Sandburd/…” Son otras calles transfiguradas (las calles de Chicago) y una referencia literaria producto de lecturas que son evocadas por el autor.
Sobresalen en estos textos tales referencias poéticas o literarias: “la poesía del chino Valera Mora/ convida a develar arcanos”. La “mesonera” escribe bolígrafo en mano, mientras “tu mano apresa/ La Mala Hora/ del Gabo García Márquez”. Hasta Heráclito perturba el lugar y el instante del reencuentro en la mesa de un bar o restaurante. Los espacios, como espejos, reflejan al viejo Borges. Como cartas sobre la mesa corren los poemas de Aly Pérez o de Cintio Vitier en sus orígenes, “con sonetos/ de la Habana sus malecones y soles” que son vistos desde otra perspectiva, más local e íntima.
El sentimiento está ligado a las sensaciones, en versos como el que da nombre al libro: “esta tristeza marina de urbanos andares/ recorro a diario mi ciudad/ acaricio su entrepierna su impudicia/ con el paso de los días/ esta Villa de San Luis de Cura/ va incrustada en mi costado de poca orilla/…” La ciudad grita “sus blasfemias” en la canícula, precisamente “a las 3 de la tarde”. Del antagonismo a la complicidad o viceversa.
Los nombres en la ciudad obligan a lecturas exóticas: “La panadería/ ostenta el nombre/ del Danubio/ río de Hungría”, pero es un “danubio de panes dulces o salados”. Hay otro referente al Danubio en un vals “interpretado en la dulce voz de Julio Jaramillo”. La panadería al frente de la Plaza Bolívar de Villa de Cura, que en un instante se convierte en un lugar precario donde la conversación “sigue su ruta/ de pasados o tristezas”, donde aletean “las desilusiones”. Además de la calle Bolívar, el río Curita “transparente”, una agencia de loterías rememora las de Babilonia, en esta una muchacha atrae a los clientes que se juegan a la suerte con su mirada, su piel canela y su cabellera negra.
La poesía se desenvuelve en espacios cotidianos: el automercado, el centro comercial, las calles, los bares, las plazas, imágenes trastocadas, transfiguradas en un lenguaje que busca construir universos paralelos, referentes, memorias y olvidos. La voz poética se convierte en intrusa en un mundo prosaico, caótico y neurotizante, pero que contiene recuerdos, encuentros o desencuentros con el pasado. También hay lugar para la muchacha de larga cabellera, los gallos que cantan “deseos de patios”. Formas y contenidos que alucinan, partiendo de lo concreto de lo cotidiano, de lo urbano y de lo profano. No solo es Villa de Cura, sino que Caracas irrumpe con sus Colinas de Urdaneta y Magallanes de Catia, contraste o paralelo entre ciudades disímiles que se encuentras en el corpus poemático.
Comparten este espacio textual poético un grupo de textos bajo el título de Poemas de la convalecencia donde la estructura señala un ritmo quebrado y distinto marcado por algunos versos más largos y horizontales. No obstante, un tema difícil de tratar en poesía como es este de rememorar una operación quirúrgica, donde el frío muerde la piel. Esta sección no es el mejor logro del autor y el yo poético queda solamente reducido a un metalenguaje (en versos quebrados) que habla de la personal experiencia de ser sometido a un espacio físico donde “médicos/ enfermeras/ entran/ salen/ regresan…” Bueno, mejor es un poeta vivo que un escritor muerto.
Sigue privando en la poesía de Víctor Parra el verso quebrado, la verticalidad de la estructura textual con ráfagas de horizontalidad cuando el pensamiento fluye. La pausa y el espacio en blanco son propuestas de lectura que mantienen un ritmo propio. Los poemas son edificios de palabras en equilibrio precario a veces. La temática urbana no es fácil de tratar, pero estos textos constituyen un empeño por darle una lectura posible a la ciudad, al conglomerado de imágenes que llevamos dentro y que el autor quiere compartir para no olvidar que en todo habita la poesía y clama a gritos por nuestra atención, por ser tomada en cuenta en el sentido de la vida.
Argenis Díaz / 2016.
Foto: tomada de la´pagina de facebook de Víctor Parra.
Poemas de urbanos andares.
Víctor Parra Rivero.
Editorial Proyecto Expresiones.
Maracaibo. 2013.
Referencia bibliográfica
García Montero Luis. Poesía Urbana (Antología 1980-2010). Editorial Renacimiento, 2010. Consultado en: https://books.google.co.ve/books/about/Poes%C3%ADa_urbana.html?
Portada escaneada del libro |
Víctor Parra Rivero |
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