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José Sánchez Arévalo, cronista de San Francisco de Asís. Aragua. 2014. |
Blog dedicado a publicar crónicas, ensayos, notas e imágenes de interés sobre historia, hechos y personajes de la cultura, el arte y la literatura en el municipio Zamora y en el estado Aragua (Venezuela).
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- JOSÉ ARGENIS DÍAZ RESUMEN LITERARIO
- DE ESPALDAS AL SILENCIO. POEMARIO DE ARGENIS DÍAZ
- A. C. VILLA LITERARIA ZAMORA - ANTECEDENTES
- CRÓNICAS Y PERSONAJES DE VILLA DE CURA: PRÓLOGO
- VILLA DE CURA: CONTEXTO HISTÓRICO DE SU FUNDACIÓN
- A PROPÓSITO DE LA FUNDACIÓN DE VILLA DE CURA
- REFLEXIONES Y NOTAS PARA EL EXAMEN DEL PROCESO FUNDACIONAL DE VILLA DE CURA (I y II))
- EZEQUIEL ZAMORA. ENTORNO, DRAMAS Y FALSIFICACIONES. PRÓLOGO
- COLEGIO “SAN LUIS”. APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN FORMAL VILLACURANA. Johnny H. Calvo.
- LOS COLORADOS: PUEBLO, CANTO Y ESPERANZA
- LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA EN EL ÁREA DE LA LITERA...
- OBRA GANADORA DEL I CONCURSO LITERARIO DE NARRATIVAS DE FUNDACLOVE
- MARIO ABREU: COLOR Y MAGIA DE AMÉRICA-Pedro Ruiz
- LAUDELINO MEJIAS: UN CONTICINIO PARA LA ETERNIDAD
- EL “CAP. JUAN DE DIOS AGRAZ”. ENTRE FALSIFICACIONES Y HAZAÑAS INFUNDADAS. Johnny Hernández Calvo.
- Discurso pronunciado por José Meléndez en la sesión Centenario del Alma Llanera (2014)
domingo, 28 de junio de 2020
José Sánchez Arévalo: cronista literario de San Francisco de Asís
sábado, 27 de junio de 2020
Discurso de orden pronunciado por Laurentzi Santos en el Día del Periodista
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Laurentzi Santos, poeta y periodista (1943-2009) |
Antonio Cabanillas Yépez: cronista oficial de Villa de Cura
martes, 23 de junio de 2020
Salvador Rodríguez y su arpa sonora
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Salvador Rodríguez, arpista de Joropo Central (1920-1992) |
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Dos leyendas del Joropo Central Margarito y Salvador. |
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La Memoria de Aragua de Pedro Ruiz. 1992. |
sábado, 20 de junio de 2020
Julio Páez: poeta y periodista victoriano
En su poema “Cuando yo muera”,
dice en una de sus estrofas:
Que no me llore nadie.
Que en las tertulias de la Plaza Ribas
nadie comente lo que ya sabía.
que estaba terriblemente
loco
como todos los poetas del
mundo.
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Julio Páez (1924-1976) |
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Retrato del poeta Julio Páez (1924-1976). |
martes, 16 de junio de 2020
Emiliana: de lo ingenuo a lo sublime
Por: Pablo Cabrera.
En los campos de La
Morrocoya, sitios aledaños a San Juan de los Morros y San Sebastián de los
Reyes, una inquieta niña entre la soledad del paisaje y al compás de los trinos
de las aves silvestres, con una sonrisa tierna y angelical, a escondidas de su
familia, recolectaba un determinado tipo de tierra con el que procesaba un
barro y elaboraba con el mismo algunas pequeñas figuras. Aquellas figuras
tenían las más variadas formas y ella la obsequiaba a los demás niños. Muy
rápidamente se hizo popular la pequeña Emiliana entre sus diminutos amigos,
quienes siempre le exigían alguna que otra figura y luego la mostraban llena de
curiosidad a sus padres; estos al tener conocimiento de esta novedad,
expresaban sus felicitaciones con comentarios muy positivos a los progenitores
de Emiliana, a quienes no les quedó más recurso que aceptar las inclinaciones
artísticas de la niña.
Elaborando estas figuras de
barro y sus propias muñecas de trapo, la pequeña niña fue desarrollando sus
inquietudes hasta hacerse mujer y convertir se en esposa y madre. Ella es
Emiliana Gutiérrez Flores de Nadal y nació en Belén, estado Carabobo. Hija de
don Felipe Ramón Gutiérrez y de doña Clara Evangelista Flores de Gutiérrez.
Siendo muy niña sus padres se trasladaron a los campos de La Morrocoya, donde
pasó gran parte de su infancia y comenzó a dar sus primeros pasos como artista
ingenua. Contrajo matrimonio con el conocido comerciante don Juan Nadal, de
cuya unión procrearon siete hijos: Juan Ramón, Luis Raúl, Carmen Luisa, Felipe
Antonio, Hilda Tibisay, José Ramón y Judith Coromoto Nadal Gutiérrez. “Lo que
se viene a la mente, un rostro, una figura. Cuanta virgen me imaginaba la hacía
en figuras de barro que luego regalaba a los demás niños”. Así nos lo confirmó
ella misma y agrega: “mis padres no veían con buenos ojos esas inclinaciones
mías, pero ante mi perseverancia por las mismas no le quedó más remedio que
apoyarme”.
En el año 1977 comenzó a
tallar la madera y un cierto tipo de piedras blancas, plasmando con su arte
figuras célebres como las de Jesús, Bolívar, Juan Pablo II y otros. Así mismo,
ejerce el arte de la muñequería en una forma prolífica, elabora muñecas de
trapo y ella misma confecciona el traje apropiado a cada figura.
El Barbero, El Campesino, La
Cocinera, La Lavandera, El Pregonero, El Borrachito, Los Peregrinos, Los
Bailadores, Los Novios, Los Músicos, Etc., son algunas de las principales
figuras populares y costumbristas que han sido producidas por el arte de esta gran
mujer. De igual manera, podemos observar en una sala que se hace pequeña y que
tiene en la sana paz de su hogar en la avenida El Cementerio de esta localidad,
numerosos muñecos, rostros, trompos, perinolas, arpas, guitarras, maracas,
pilones, cucharillas de palo, hamacas, zarandas y muchísimas cosas más, así
como numerosos santos y vírgenes.
Esta gran artista ingenua,
ha hecho muchas exposiciones, una de las cuales la hizo en la Estación La
Hoyada del Metro de Caracas. Está reconocida como una de las artistas populares
ingenuas del país y figura en varios textos importantes editados en lujosa
encuadernación, cuyos títulos son: “Por un Cielo de Barros y Maderas”, de
Mariano Díaz. “Hecho a Mano”, de Juan Calzadilla, “El Alma entre los dedos”, de
Mariano Díaz y en varis números de la revista “Nosotros”, que edita el doctor
Alberto Quiroz Corradi. En estos textos se recogen piezas artísticas,
vivencias, fotografías y comentarios de los artistas ingenuos o primitivos y
artesanos populares. Hay allí tallas de todas partes de este país, de cada
rincón de la Venezuela ingenua y creadora. Allí aparecen en forma destacada
nuestra Emiliana de Nadal con el producto sublime de sus momentos de
inspiración.
Como dato curioso podemos
destacar que Emiliana también escribe versos y aprendió a leer después de
alcanzar la madurez, observando a sus hijos cuando hacían las tareas escolares.
Era hermana del desaparecido folclorista y compositor criollo, José María Gutiérrez, autor de la conocida
pieza “La Perdiz”, que ha sido grabada por algunos cantantes populares, entre
otros: Salvador González y María Teresa Chacín.
Hablar con Emiliana es como
desintoxicarse de este mundo materialista y sumergirse en un manantial de
sueños, de sencillez y de sublimidad. Es como volver a la infancia e irse
correteando detrás de una mariposa o perderse por un largo sendero saboreando
un mango de bocado, Una vez alguien dijo que no puede haber valor estético sin
contenido humano y que las creaciones artísticas y culturales hay que
valorarlas en función de lo que aporte al hombre, y Emiliana cultiva lo social
por encima de lo estético y su obra es un canto hacia el bienestar y hacia la
felicidad del género humano, y para afianzar este concepto, ella misma, cuando
ya nos despedíamos, nos pidió que hagamos llegar hasta las nuevas generaciones
el siguiente mensaje: “Uno no puede vivir como muerto sino desarrollar sueños e
inquietudes. Esa es la única forma en que podemos proyectarnos más allá de
nuestra existencia”.
Publicado en El Vigía de
Villa de Cura, en marzo de 1988. Página 13.
Fotos 1. El Vigía; 2. Museo Inocencio Utrera.
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Emiliana de Nadal. 1988. |
Emiliana de Nadal. Foto: Museo Inocencio Utrera. |
viernes, 12 de junio de 2020
Héctor Cabrera Bande: Recordar es vivir
En marzo de 2008 fue
publicado un trabajo de investigación relacionado con la llamada Casa del Santo
o Casa de Boves, impreso en los talleres de reproducción de los Niños Cantores
de Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela, con la presentación y firma de
Héctor José Cabrera Bande. La obra se titula Recordar es Vivir, y recoge, de manera un tanto formal, una breve
crónica de la tradición religiosa de mayor impacto en Villa de Cura y todo el
municipio Zamora, incluso, se podría decir del estado Aragua.
La historia de la Casa del
Santo o Casa de Boves está íntimamente ligada a su corolario: la imagen de
Cristo yacente y la procesión que de ella se desprende en la celebración de la Semana
Santa de la Cristiandad. Villa de Cura entra en el cuadro por ser depositaria
de estas reliquias que revisten importancia para la feligresía católica local y
creyentes que vienen de diferentes regiones del país.
Héctor Cabrera, como es
llamado a secas por sus paisanos, es un cronista oral, popular, y la
publicación del folleto en cuestión es apenas su primer intento escritural como
un legado de lo que ha sido gran parte de su vida cultural y espiritual, como veremos
a continuación.
Así lo expresa en su preámbulo
a lo que él mismo llama “trabajo”. “Recordar es vivir” – explica – “recoge
pasajes de lo que fue y que no podemos olvidar: la vieja Villa de Cura; donde
se recopila una parte muy importante de ella, la fe y la creencia que viene a
ser la esencia misma de este bello pueblo”. Luego argumenta que al hablar del
Santo o la Casa del Santo “esta sobreentendido que nos estamos refiriendo a la
talla de madera que representa al cuerpo yacente de nuestro Señor Jesucristo”.
Sobre
el autor de Recordar es vivir
Héctor José Cabrera Bande,
nace en Villa de Cura, el 6 de diciembre de 1928, en la calle Dr. Urdaneta N° 2
y luego residió en la casa N° 51 de la calle Comercio. Este año 2020, está
próximo a cumplir 92 años de edad. Por supuesto, a esa edad la salud se
deteriora y sobresalen las dolencias del cuerpo. Lo hallamos actualmente en el
Asilo Santo Domingo, ubicado en la calle Miranda de Villa de Cura, al este,
frente a la conocida Placita de Lourdes. Se trata de un albergue para personas
de mayor edad, donde reciben atención, alimento y alojamiento. Apenas le llega
el susurro de nuestras palabras, comienza a evocar sucesos de La Villa de ayer,
anécdotas y vivencias. Recuerda que en el año 36 conoció a Juan de Dios Agraz, El Corneta del
Libertador, “cuando iba de buscar melaza a Macuaya”. Su pensamiento salta y
dice que aquí, en Villa de Cura, se jugó mucho beisbol; y rememora a los
equipos Campo Elías y el San Luis Rey.
Su relación con la Casa del
Santo Sepulcro lo remonta al año 42 y desde 1973, como director de procesión y
presidente de la sociedad de cargadores de la imagen. En marzo de 2005, el
alcalde Stefano Mangione y el Consejo Municipal de Zamora le imponen, junto a
otros coterráneos, la Orden Santo Sepulcro de Villa de Cura por su trayectoria
religiosa y ciudadana. Recordamos siempre a Héctor Cabrera apoyando las
actividades culturales locales, como a la Casa de la Cultura Rafael Bolívar
Coronado, el Museo Inocencio Utrera y Biblioteca Ezequiel Zamora, donde entre otras actividades participó en junio del 2014 en el Conversatorio sobra la vida y obra de Rafael Bolívar Coronado, por cierto, junto a los poeta Argenis Díaz, César Acosta y el cronista de Villa de Cura, Antonio Cabanillas, entre otras personalidades.
Hablando de Alma Llanera
afirma que esta zarzuela nació en Santa Rosa del Sur y que su suegra Fulgencia
Aguirre, prácticamente “fue la partera del Alma Llanera”. Fue allí, donde, a la
luz de una lámpara, Rafael Bolívar Coronado escribió la obra y el joropo que
hoy es considerado por el pueblo como el segundo himno nacional de Venezuela.
Su historia también lo lleva
a la talabartería villacurana; menciona que hubo tres negocios de talabartería
originalmente en Villa de Cura: el primero de Juancho Cabrera, luego los de
Antonio Rivas y Francisco Pérez Rodríguez. Como se sabe, estos productos talabarteros
adquirieron por su calidad fama nacional e internacional, con impulso adicional
de hombres como Reinaldo Silvera e hijos.
Con respecto a la imagen del
Santo Sepulcro, cuya procesión ocurre los viernes santos, la historia tiene sus
bemoles. Cuenta Héctor Cabrera Bande, que a este pueblo aragüeño venía la
imagen del Nazareno que está en Achaguas, en el estado Apure, pero en el puerto
de La Guaira, en el desembarco de la nave que traía las imágenes desde España,
se equivocaron y mandaron al Santo Sepulcro para La Villa. Otra versión –poco creíble
por su anacronismo- ubica la llegada de la imagen a Villa de Cura en el siglo
XVI; luego de que un galeón español naufragó en las costas de Ocumare de la
Costa, cuando era transportada al Perú. Al parecer, el capitán Antonio de
Bolívar y Rojas, Justicia Mayor de los Valles de Aragua, ordenó que la imagen
fuera trasladada hasta el ingenio de Bolívar, en San Mateo, pero por destino de
la Divina Providencia, los indígenas confundieron el camino y fueron a dar a
Villa de Cura.
Versiones más cercanas
sostienen que la imagen data del siglo XVII y que fue encargada por el fundador
de La Villa. Pero también se estima que fue en el siglo XVIII, año 1785, cuando
llegó a la Villa de San Luis de Cura y que su origen no es español sino
venezolano, trabajada en los valles de Aragua por el artesano español Domingo
Gutiérrez.
Según cálculos conservadores
la figura mide 1,65 metros y con todas sus luces, flores y medallas, pesa más
de
1500 kilos y en su traslado en procesión intervienen más de 80 cargadores, que
lo hacen para cumplir promesas.
“Sea cual sea la fecha (de
llegada de la imagen), – escribe Cabrera en su obra – la figura de madera que
refleja el cuerpo de Jesús fallecido, desde su llegada se encuentra en la
llamada Casa del Santo o Casa de Boves, donde el Coronel José Tomás Boves se
curó las heridas recibidas en la batalla de La Victoria y quien es recordado
con resentimiento por decapitar al menos a dos mil hombres en La Puerta, tiñendo
de sangre el río Guárico”.
La Casa del Santo o Casa de
Boves fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año de 1972, según
Gaceta Oficial N° 29.812 del 24 de mayo de ese mismo año, resolución
reproducida en el folleto de Héctor Cabrera.
Además, reseña que en el año 1985, la figura o talla de madera fue profanada
por unos delincuentes que robaron sus numerosas medallas de oro y plata. En
este hecho sacrílego, mutilaron la imagen, le quebraron un pie y los dedos de
la mano. Luego, la imagen fue restaurada en un cuidadoso trabajo que duró cerca
de un año. El restaurador fue el profesor y artista Jacobo Ascensi.
Del folleto Recordar es Vivir se publicaron 500
ejemplares y fueron pocos los afortunados que hoy lo conocen en Villa de Cura.
En extenso, como dijimos, se trata de un trabajo de investigación con planteamiento
del problema, objetivos, justificación e importancia, explicación y comprensión
de la historia; arte, tipos de arte, lenguaje e importancia del arte; Villa de
Cura, límites y características del centro poblado. Patrimonio Cultural. Santo
Sepulcro. Bases legales. Y como información adicional también anexa listas de
cargadores, difuntos y activos, de la imagen. Por último, anexa fotos del
archivo personal de Héctor Cabrera relativas a esta tradición villacurana.
Durante la conversación que
tuvimos con él, varias veces repitió pensativo, con la mirada más allá de las
paredes del Asilo Santo Domingo: “Recordar es vivir”. Y nosotros agregamos una
frase muy común: para comprender el presente y el futuro, debemos conocer el
pasado.
Referencia
Recordar es vivir. Héctor J. Cabrera Bande. Imprenta Niños Cantores de Villa de Cura. Marzo, 2008.
https://cronica.uno/la-paz-para-venezuela-el-milagro-que-piden-al-santo-sepulcro-de-villa-de-cura/
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Héctor Cabrera, en conversatorio sobre Rafael Bolívar Coronado. Foto: Anny Pereira. 2014 |
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Héctor José Cabrera Bande, cronista popular. 2008. |