En marzo de 2008 fue
publicado un trabajo de investigación relacionado con la llamada Casa del Santo
o Casa de Boves, impreso en los talleres de reproducción de los Niños Cantores
de Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela, con la presentación y firma de
Héctor José Cabrera Bande. La obra se titula Recordar es Vivir, y recoge, de manera un tanto formal, una breve
crónica de la tradición religiosa de mayor impacto en Villa de Cura y todo el
municipio Zamora, incluso, se podría decir del estado Aragua.
La historia de la Casa del
Santo o Casa de Boves está íntimamente ligada a su corolario: la imagen de
Cristo yacente y la procesión que de ella se desprende en la celebración de la Semana
Santa de la Cristiandad. Villa de Cura entra en el cuadro por ser depositaria
de estas reliquias que revisten importancia para la feligresía católica local y
creyentes que vienen de diferentes regiones del país.
Héctor Cabrera, como es
llamado a secas por sus paisanos, es un cronista oral, popular, y la
publicación del folleto en cuestión es apenas su primer intento escritural como
un legado de lo que ha sido gran parte de su vida cultural y espiritual, como veremos
a continuación.
Así lo expresa en su preámbulo
a lo que él mismo llama “trabajo”. “Recordar es vivir” – explica – “recoge
pasajes de lo que fue y que no podemos olvidar: la vieja Villa de Cura; donde
se recopila una parte muy importante de ella, la fe y la creencia que viene a
ser la esencia misma de este bello pueblo”. Luego argumenta que al hablar del
Santo o la Casa del Santo “esta sobreentendido que nos estamos refiriendo a la
talla de madera que representa al cuerpo yacente de nuestro Señor Jesucristo”.
Sobre
el autor de Recordar es vivir
Héctor José Cabrera Bande,
nace en Villa de Cura, el 6 de diciembre de 1928, en la calle Dr. Urdaneta N° 2
y luego residió en la casa N° 51 de la calle Comercio. Este año 2020, está
próximo a cumplir 92 años de edad. Por supuesto, a esa edad la salud se
deteriora y sobresalen las dolencias del cuerpo. Lo hallamos actualmente en el
Asilo Santo Domingo, ubicado en la calle Miranda de Villa de Cura, al este,
frente a la conocida Placita de Lourdes. Se trata de un albergue para personas
de mayor edad, donde reciben atención, alimento y alojamiento. Apenas le llega
el susurro de nuestras palabras, comienza a evocar sucesos de La Villa de ayer,
anécdotas y vivencias. Recuerda que en el año 36 conoció a Juan de Dios Agraz, El Corneta del
Libertador, “cuando iba de buscar melaza a Macuaya”. Su pensamiento salta y
dice que aquí, en Villa de Cura, se jugó mucho beisbol; y rememora a los
equipos Campo Elías y el San Luis Rey.
Su relación con la Casa del
Santo Sepulcro lo remonta al año 42 y desde 1973, como director de procesión y
presidente de la sociedad de cargadores de la imagen. En marzo de 2005, el
alcalde Stefano Mangione y el Consejo Municipal de Zamora le imponen, junto a
otros coterráneos, la Orden Santo Sepulcro de Villa de Cura por su trayectoria
religiosa y ciudadana. Recordamos siempre a Héctor Cabrera apoyando las
actividades culturales locales, como a la Casa de la Cultura Rafael Bolívar
Coronado, el Museo Inocencio Utrera y Biblioteca Ezequiel Zamora, donde entre otras actividades participó en junio del 2014 en el Conversatorio sobra la vida y obra de Rafael Bolívar Coronado, por cierto, junto a los poeta Argenis Díaz, César Acosta y el cronista de Villa de Cura, Antonio Cabanillas, entre otras personalidades.
Hablando de Alma Llanera
afirma que esta zarzuela nació en Santa Rosa del Sur y que su suegra Fulgencia
Aguirre, prácticamente “fue la partera del Alma Llanera”. Fue allí, donde, a la
luz de una lámpara, Rafael Bolívar Coronado escribió la obra y el joropo que
hoy es considerado por el pueblo como el segundo himno nacional de Venezuela.
Su historia también lo lleva
a la talabartería villacurana; menciona que hubo tres negocios de talabartería
originalmente en Villa de Cura: el primero de Juancho Cabrera, luego los de
Antonio Rivas y Francisco Pérez Rodríguez. Como se sabe, estos productos talabarteros
adquirieron por su calidad fama nacional e internacional, con impulso adicional
de hombres como Reinaldo Silvera e hijos.
Con respecto a la imagen del
Santo Sepulcro, cuya procesión ocurre los viernes santos, la historia tiene sus
bemoles. Cuenta Héctor Cabrera Bande, que a este pueblo aragüeño venía la
imagen del Nazareno que está en Achaguas, en el estado Apure, pero en el puerto
de La Guaira, en el desembarco de la nave que traía las imágenes desde España,
se equivocaron y mandaron al Santo Sepulcro para La Villa. Otra versión –poco creíble
por su anacronismo- ubica la llegada de la imagen a Villa de Cura en el siglo
XVI; luego de que un galeón español naufragó en las costas de Ocumare de la
Costa, cuando era transportada al Perú. Al parecer, el capitán Antonio de
Bolívar y Rojas, Justicia Mayor de los Valles de Aragua, ordenó que la imagen
fuera trasladada hasta el ingenio de Bolívar, en San Mateo, pero por destino de
la Divina Providencia, los indígenas confundieron el camino y fueron a dar a
Villa de Cura.
Versiones más cercanas
sostienen que la imagen data del siglo XVII y que fue encargada por el fundador
de La Villa. Pero también se estima que fue en el siglo XVIII, año 1785, cuando
llegó a la Villa de San Luis de Cura y que su origen no es español sino
venezolano, trabajada en los valles de Aragua por el artesano español Domingo
Gutiérrez.
Según cálculos conservadores
la figura mide 1,65 metros y con todas sus luces, flores y medallas, pesa más
de
1500 kilos y en su traslado en procesión intervienen más de 80 cargadores, que
lo hacen para cumplir promesas.
“Sea cual sea la fecha (de
llegada de la imagen), – escribe Cabrera en su obra – la figura de madera que
refleja el cuerpo de Jesús fallecido, desde su llegada se encuentra en la
llamada Casa del Santo o Casa de Boves, donde el Coronel José Tomás Boves se
curó las heridas recibidas en la batalla de La Victoria y quien es recordado
con resentimiento por decapitar al menos a dos mil hombres en La Puerta, tiñendo
de sangre el río Guárico”.
La Casa del Santo o Casa de
Boves fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año de 1972, según
Gaceta Oficial N° 29.812 del 24 de mayo de ese mismo año, resolución
reproducida en el folleto de Héctor Cabrera.
Además, reseña que en el año 1985, la figura o talla de madera fue profanada
por unos delincuentes que robaron sus numerosas medallas de oro y plata. En
este hecho sacrílego, mutilaron la imagen, le quebraron un pie y los dedos de
la mano. Luego, la imagen fue restaurada en un cuidadoso trabajo que duró cerca
de un año. El restaurador fue el profesor y artista Jacobo Ascensi.
Del folleto Recordar es Vivir se publicaron 500
ejemplares y fueron pocos los afortunados que hoy lo conocen en Villa de Cura.
En extenso, como dijimos, se trata de un trabajo de investigación con planteamiento
del problema, objetivos, justificación e importancia, explicación y comprensión
de la historia; arte, tipos de arte, lenguaje e importancia del arte; Villa de
Cura, límites y características del centro poblado. Patrimonio Cultural. Santo
Sepulcro. Bases legales. Y como información adicional también anexa listas de
cargadores, difuntos y activos, de la imagen. Por último, anexa fotos del
archivo personal de Héctor Cabrera relativas a esta tradición villacurana.
Durante la conversación que
tuvimos con él, varias veces repitió pensativo, con la mirada más allá de las
paredes del Asilo Santo Domingo: “Recordar es vivir”. Y nosotros agregamos una
frase muy común: para comprender el presente y el futuro, debemos conocer el
pasado.
Referencia
Recordar es vivir. Héctor J. Cabrera Bande. Imprenta Niños Cantores de Villa de Cura. Marzo, 2008.
https://cronica.uno/la-paz-para-venezuela-el-milagro-que-piden-al-santo-sepulcro-de-villa-de-cura/
Héctor Cabrera, en conversatorio sobre Rafael Bolívar Coronado.
Foto: Anny Pereira. 2014
Héctor José Cabrera Bande, cronista popular. 2008. |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Te invito a hacer un comentario